LA NOCHE OSCURA

Mucho se ha escrito sobre La Noche Oscura, algunos la llaman “La noche oscura del alma”, pero en general, sólo la describen como un despertar espiritual. En muchas filosofías y religiones se hace mención a la Noche Oscura, asignándole un sentido positivo y de condiciones benéficas, pero para mi entender, esto es una concepción un tanto romántica y deseable, que encierra contenidos y pruebas que pueden no ser ni tan románticas ni tan deseables.

Según mi comprensión personal, prefiero asimilar este concepto al Mito de la resurrección del Ave Fénix, que también asigna al proceso, un cariz esperanzador. Como siempre expreso, todos quieren renacer de las cenizas como el Ave Fénix, pero nadie tiene en cuenta que primero, necesariamente debe hacerse cenizas. Tal como se comenta que dijera Nicolás Maduro, no solamente se trata de “renacer como el Gato Félix”, sino que antes deben cumplirse ciertos requisitos esenciales.

La Noche Oscura se relaciona con temas tales como el Mito de Perséfone (Proserpina), los aprendizajes del Centauro Quirón, el infierno griego del Hades, o de Plutón, en su versión romana. Resulta un severo, pero extremadamente útil aprendizaje que, para el normal de las personas, es imposible de evitar. Así, el viejo dicho se vuelve realidad: “El árbol que con sus ramas quiere alcanzar el cielo, inevitablemente deberá hundir sus raíces en el infierno”.

Según las filosofías espirituales, por ejemplo, en la mística Rosacruz, se considera como un proceso material-espiritual que se produce inevitablemente en esta Dualidad, con el fin de desprender al ser humano de su cómoda estabilidad en la Matrix, buscando su despertar de forma que se eleve en busca de otras vibraciones más altas, en su camino de ascensión. Si bien la conciencia no suele estar de acuerdo con semejante vivencia, el alma sabe que es necesaria, y por lo tanto, impulsa al inconsciente a vivir tal experiencia.

Se trata entonces, de reducir a cenizas aquellos hitos y apegos a los que el ser está más aferrado, a los que tiene mayor aficción, a aquellos conceptos adheridos que considera como parte de sí mismo, siendo que contrariamente se trata de creencias inadecuadas que le impiden crecer y abrir los ojos para abarcar la Verdad. Cuando una persona supera exitosamente la prueba de su Noche Oscura, ya puede considerar que no volverá a transitarla; el problema se agudiza cuando, lejos de renacer, persiste en mantenerse adosado a sus viejos apegos.

En pocas palabras, se trata de una verdadera crisis, en la que se suele experimentar el momento en que la persona se enfrenta al derrumbe de su construcción material/espiritual en la que se apoyaba hasta ese entonces (por ejemplo, el caso de aquellos que se consideran valer en función de “mi casa, mi auto, mi familia, mi empresa, etc”) para descubrir, no sin hacerse cenizas, que puede acceder a otra forma de vivir (renacer) en la que todo lo que antes eran sus apegos, ahora, mirando en retrospectiva, pasan a convertirse, de esenciales en superfluos.

La intensidad del choque de realidades es directamente proporcional a la negación del proceso espiritual, es decir, cuanto más materialista sea la persona, cuanto mayor su ego, su amor propio, más propensa a pasar por situaciones desconcertantes y ciertamente destructivas y amargas, a fin de sacudirla hacia abrir sus ojos a un mundo más elevado, donde su vivir alcanzará otro nivel.

Cuanto más apegado se encuentre, mayor será esta transición, enfrentándolo a un imperativo despertar en función de sus capacidades. Ciertas otras personas, más equilibradas y naturalmente afectas a considerar “la otra cara” de la vida, pasarán por el proceso sin mayores consecuencias, pero todos de una forma o de otra, habrán de transitarlo.

Permítaseme relatar una amarga, pero finalmente feliz experiencia al respecto: cómo debí enfrentar a mi propia Noche Oscura. En cierto momento de mi vida debí transitar por toda una cadena de sucesos poco agradables, como ser: la pérdida de mi hogar, el alejamiento de mis hijos, la aniquilación de mis fuentes laborales, la pérdida de mi negocio, de mi casa, de mi nivel de vida, de mis amigos y hasta llegar a comprobar que mi familia original, lejos de ayudarme en tal ocasión, aprovechó las circunstancias para despojarme de lo poco que me quedaba. Es decir, lo perdí todo; o al menos, casi todo, porque yo no me perdí; por el contrario, me encontré.

En esos momentos de severa angustia y desesperación, y sabiendo que tenía muchos enemigos esotéricos que buscaban mi eliminación, se me ocurrió preguntarme quién podía tener semejante poder para destruir de esa manera, en pocos meses y como cae una línea de fichas de dominó, lo que me había llevado toda una vida construir.

Debo aclarar que, en vidas anteriores, debido a mi afán por aprender, incursioné por todos los ambientes, y entre ellos, por distintas religiones y sectas, muchas de las cuales, descubrí que de luminosas no tenían nada. Mi intención era legítima, ya que sólo me apasionaba descubrir y sumergirme en cuanto ambiente me ofrecía una nueva experiencia espiritual; y entre ellos, para acceder a ese conocimiento oculto, en tales momentos debí realizar pactos oscuros. No puedes conocer lo que significa flotar en paracaídas sin antes arrojarte del avión.

Lógicamente, en una de esas vidas pasadas, al descubrir la cruda realidad, decidí abrirme de tales compañías a las que había jurado lealtad, y desengañándome, acepté enfrentar el riesgo de sus amenazas, que prometían perseguirme vida tras vida, porque ese día, tras tanta búsqueda, por fin descubrí el sublime Brillo de la Luz.

Obviamente, para estos oscuros, yo pasé a ser un traidor; sin embargo, gracias a este pasaje por esos entornos nefastos, el recorrido me enseñó mucho sobre el esoterismo y conozco muy bien a los oscuros, como ni ellos mismos se conocen, me atrevo a decir. Sé de sus poderes y de sus debilidades, sé de sus temores y de sus puntos débiles, los conozco porque crecí entre ellos, y sin menospreciar sus métodos y sus capacidades, decidí a costa de lo que fuera, apartarme y convertirme en su adversario, tal como lo sigo siendo hasta el día de hoy.

De paso, debo explicar que en estos días, ellos están a su vez, transitando por su propia Noche Oscura, inmersos en la desesperación y presa del terror, es decir, probando de su propia sopa, lo que me hace muy feliz dado que les significa un aprendizaje importante y además, esta vez tienen la oportunidad de redimirse y ser reconocidos por las Huestes de Luz.

Continuando con el relato, ocurrió que, en esta encarnación volví a incursionar en las Ciencias Ocultas, y en otros conocimientos que había adquirido, tales como el Tarot, la Numerología y la Astrología, que me permitieron encontrar una manera inequívoca de reconocer a estos enemigos ocultos, aún cuando a veces ni ellos saben que son mis enemigos de otras vidas, pero que secretamente llevan en su programa de vida, castigarme y postergarme.

Cuando veo que su ataque es inconsciente, me protejo de ellos pero a su vez, trato de protegerlos a ellos, de ellos mismos; en cambio, cuando alcanzo a descubrir su mala intención, los ayudo a descubrirse en su miseria y nefasticidad, y a llevarlos a enfrentarse a ella a plena luz del día, a reafirmarse como oscuros y de esa forma, a hundirse aún más en su perdición.

Sin embargo, mis Guías me han aconsejado que los respete en su ignorancia, que no los insulte, dado que he renacido con nuevos conocimientos y es tanta la repugnancia que me generan, que me hacen olvidar que una vez, por suerte y por desgracia, yo fui parte de ellos.

En tales circunstancias antes mencionadas de pérdida total, en forma literal, aquella vez me derrumbé, caí de rodillas y entonces, al borde del colapso, pregunté angustiado: “¿Quién puede tener semejante poder como para lograr hacerme esto?”. De inmediato, esa voz que siempre me acompaña, lacónica, certera, estricta, sabia, puntual y oportuna, me respondió simplemente: “Vos”.

Esa sola palabra me golpeó y me confundió, y en principio me resultó tan insólita y poco creíble, que perdí la noción de la realidad, me sumergí dentro de mí, y allí encontré la certeza de su verdad. Mi Ser Interno me estaba ratificando, con una felicidad que en ese momento no pude entender, que la respuesta era válida y acertada; ese sentido de felicidad se debía a que por fin estaba comprendiendo, y abriéndome camino a una nueva forma.

Tal cual, estaba en medio de mi Noche Oscura, a partir de la cual, lentamente pude renacer al reconocer viejas realidades de otras vidas, investigando durante años, para comprender en forma estricta quien fui y quien soy. Realicé exhaustivas regresiones, busqué en mis Registros Akáshicos, en mi propia Carta Natal y allí encontré tantas señales que no había visto, y entonces, acepté, y me puse de pie; allí supe que había sobrevivido a mi Noche Oscura. Y pude obtener de esa experiencia, un tesoro invalorable. Tuve que perderlo todo para luego recuperarme y llegar a encontrar exactamente quien debo ser, y recomponer mi vida de una forma más sana.

Este relato es un ejemplo (aunque a veces los ejemplos personales pueden ser un tanto inadecuados), que puede ayudar a otras personas a reconocerse y superarse, ante las grandes pérdidas de la vida. Hubo un precio muy amargo que debí pagar para encontrar a mis verdaderos Hermanos de Luz, pero hoy, eso me ayuda incluso a comprender y a empatizar con las Huestes Oscuras.

Sin amigarme con ellos, por supuesto, pero sin odiarlos, porque de cualquiera de esas dos maneras, seguiría vinculado a ellos y a su destino amargo e inevitable, porque en su soberbia, como hija predilecta de la ignorancia, no son capaces de reconocer que las Leyes Cósmicas rigen para todos indiferentemente.

Sin embargo, comprendiéndolos, me ayuda a tener más en claro una secreta parte de mí mismo, conocimiento al que no todos tienen acceso, porque obviamente, en actitud ingenua todos nos creemos una blanca palomita, al ignorar sobre nuestros antiguos pasajes por este plano.

Por supuesto, para encontrar el punto medio, es absolutamente necesario haber experimentado y dimensionado ambos extremos, por lo que hoy no estoy arrepentido sino muy feliz de haber podido superar esa gran prueba y haber adquirido conocimientos invalorables sobre la vida y sobre mí mismo. Esto, al grado de percibir claramente cómo a veces mis relaciones de otro pasado vienen a atacarme y sin ellos saberlo, cómo, de un modo u otro, ellos me ayudan, aunque me pongan palitos para que los pise, y a veces, árboles enteros para que tropiece.

En resumen, la Noche Oscura en la vida de cada persona, tiene un solo objetivo: encaminarlo hacia su verdad. Y en estos momentos tan especiales que hoy nos toca vivir, la desesperación y el terror que viven los oscuros, los ha desatado y los ha sacado de sus madrigueras, al tener la certeza de que van camino al YA MÁS NO SER, lo que los lleva a transgredir límites que solamente logran hundirlos aún más en su camino errado y sin salida. Nosotros, como humanos creemos estar en severos problemas, pero porque no podemos saber la angustia y la desesperación mortal que se vive en la 4ta. Dimensión.

La Humanidad hoy se siente angustiada, desesperanzada, abandonada, sin darse cuenta de que están por fin, frente a su Gran Oportunidad; la Humanidad también está hoy viviendo su Noche Oscura. Muchos aún no lo han comprendido, otros, adosados con remaches a la Matrix, en su dormitar, ni lo sueñan. Pero ha llegado el momento de que toda Oscuridad interna y externa, pase a transitar, a fines de tener la oportunidad de redimirse, los necesarios y duros momentos de vivir su Noche Oscura.

El Sendero del Ser. Bendiciones. Leo.

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