LA VERDAD DE PEROGRULLO

Aquel turista estaba atónito por la belleza del paisaje natural y buscó acercarse a un paisano de la zona a conversar esperando obtener algo de información local, llevado por esa idea romántica de leyenda que se ha hecho del campo, aquella persona que vivió siempre en la ciudad; entonces le preguntó:

 – ¿Y aquí, don, qué sucede cuándo amanece? El paisano se tomó su tiempo, luego lo miró a los ojos y le respondió, sutilmente, con cierta sorna:

– Aquí ziempre cuando amaneze… zale el zol, mi amigo.

Ésta se podría catalogar como una “verdad de Perogrullo”, algo así como decir que “La gente vive mal porque no vive bien”. No se conoce exactamente el origen de la “perogrullada”, es decir de aquella afirmación que es redundante y que se apoya en sí misma, si bien se dice que por el año 1200 existió un personaje real llamado Pedro Grullo, o tal vez Pero Grillo, un testigo a quien suponían vinculado con un tal Pedro Mentiras. Pero lo que Pero Grullo decía, siempre era una verdad que resultaba muy evidente e indiscutible por estar autosustentada.

Siglos más tarde, Quevedo llamaría “perogrulladas” a las profecías de su personaje, Pedro Grullo, como por ejemplo:

“Andarase con los pies,

volarase con las plumas;

será seis, dos veces tres,

por muy mal

que hagas las sumas”.

Sin embargo, dan para pensar las palabras “la gente vive mal porque no vive bien”, o también, más exactamente que “La Gente Vive Mal Porque Vive Mal”. Pero tras analizar cuidadosamente la frase veremos que tal cual es así, sin tratarse de una perogrullada, como intentaré mostrar.

El primer “vive mal” se refiere a que muchos viven sufriendo, en medio de carencias, en la pobreza, en situaciones de angustia, o bien, otros aún sin que les falten medios, viven a disgusto y torturados por las presiones del sistema.

El segundo “vive mal” pretende explicar que se mantienen en el primer “vivir mal” como consecuencia de carecer de una conducta apropiada, de una disciplina consistente, de una mentalidad abierta y de una forma de vida que les facilite obtener resultados positivos.

A estos resultados positivos, yo suelo llamarles “beneficios”, o sea, utilidades, aprovechamientos, o ganancias que como consecuencia les otorguen una mejora hacia vivir bien.

Sin duda que esto último se debe a que no saben o no quieren vivir de otra manera; tal vez porque se han acostumbrado a vivir así y lo asumen como algo natural, o bien por desconocimiento de cómo es la fórmula correcta que les conviene emplear para obtener algo mejor de la vida.

Esto es, para conseguir los resultados provechosos que les permita liberarse de esas ataduras a lo convencional de su realidad diaria, que como pesadas cadenas, les restan libertad.

El resultado de esto se está comprobando día a día en la mayor parte de nuestra sociedad, cuyos peores enemigos son justamente el desconocimiento y la ignorancia, cualidades negativas que el sistema fomenta por conveniencia de unos pocos.

Estos dos últimos conceptos, desconocimiento e ignorancia, parecerían ser sinónimos pero no es así, ya que tienen diferencias bien definidas; sin embargo sus resultados se parecen entre sí en que no permiten a la persona vislumbrar una ventana de luz al final del túnel.

Por ejemplo, puede tener desconocimiento sobre cómo funciona su auto, algún cierto médico al que no se puede tachar de ignorante; del mismo modo, puede existir un eficiente mecánico que comprenda perfectamente el funcionamiento de ese auto pero que su ignorancia no le permite escribir correctamente.

Sí, como chiste irónico, posiblemente surja alguien que podría responderme: “En las recetas, los médicos tampoco escriben correctamente”, pero eso se trata de otra cosa, no es por ignorancia ni por desconocimiento.

Digamos que se llama “desconocimiento” a la falta de información o de comprensión de la naturaleza de un hecho o de una cosa, es decir por ejemplo, algo así como un “no sé cómo funciona esto”; en cambio, “ignorancia” se refiere a la falta de instrucción o de conocimientos generales, o sea, directamente un “no sé” a lo que por lo general se asocia un agregado sutil que sugiere: “ni tampoco me interesa saberlo”.

Un “no sé” implica directamente el desconectarse abiertamente de la situación, un mirar para otro lado, mientras que un “no sé cómo funciona” está implicando que la persona ha tomado conciencia de que debe existir alguna manera para que las cosas funcionen, pero aún no sabe cual es.

Así, el mencionado en último caso ya ha dado un primer paso en la resolución, al comenzar por darse cuenta que debe existir una forma apropiada, y un segundo paso al reconocer que no sabe cuál es ese método para resolverlo.

El tercer paso que debería dar a continuación sería proponerse encontrar cuál es el camino para resolverlo, o sea, ponerse en marcha hacia obtener alguna clase de información que le pueda servir a los fines de esa búsqueda.

Observo con cierta sorpresa que muchos que tienen acceso a Internet, preguntan en los foros sobre temas que están exhaustivamente explicados en Internet buscándolos con Google, el “sábelotodo”. Esto está implicando “vivir mal” porque el individuo busca la cómoda ayuda sin tener la menor intención de ayudarse a sí mismo.

Con este criterio se podría decir que “la persona está viviendo mal” porque por pereza o ignorancia no se ha planteado cómo hacer para encontrar la forma para vivir mejor, y en la mayoría de los casos, ignora que existe una manera de superarse y que para encontrarla, debe ponerse en marcha, o sea, asumir la actitud de búsqueda en lugar de conformarse y resignarse acostumbrándose a la situación actual.

Regresando a los conceptos iniciales, el significado de “ignorar” como verbo transitivo además de “no saber” puede referirse también a “voluntariamente dejar pasar, o no hacer caso” a determinado hecho o situación.

Por ejemplo cuando se está sufriendo por transitar maltratados con el auto por un camino obviamente incorrecto, lo que puede deberse a que haya un desconocimiento de la ruta cierta, o posiblemente se hayan ignorado algunas indicaciones de tránsito.

Del mismo modo muchas personas desconocen los principios naturales de la vida y probablemente hayan decidido ignorar o pasar por alto algún consejo, ejemplo, señal o advertencia recibidos en alguna oportunidad sobre cómo vivir correctamente; indicaciones que no sólo desconocen sino que a su vez resultan voluntariamente ignorantes sobre dicho tema.

Lo cierto es que nada resulta gratuito en esta vida; hacer las cosas incorrectamente por intención, por ignorancia, por desconocimiento o por falta de atención lleva al mismo resultado: el fracaso, la pérdida, la carencia y finalmente el dolor.

A eso justamente me refiero con que hay gente que “vive mal” (sufre, tiene carencias, no obtiene resultados positivos) justamente porque “vive mal” (no lo hace según las normas apropiadas que debería observar para hacer las cosas convenientemente y en consecuencia, lograr el éxito).

Esto no es otra cosa que el resultado de leyes sencillas y hasta intuitivas, tales como por ejemplo La Ley de Atracción, que nos indica que atraeremos a nuestra vida aquellas cosas, sucesos o personas que vibran en la misma frecuencia en que nosotros lo estamos haciendo.

Del mismo modo, según la Química existe una Ley de Afinidad, que hace que se agrupen moléculas de constituciones físico-químicas similares, por lo que pueden localizarse yacimientos de minerales donde moléculas y sustancias del mismo tipo se hallan reunidas por atracción electromagnética en lugar de estar desperdigadas al azar.

Se deduce entonces que el empleo de conductas inapropiadas no puede traernos resultados que sean beneficiosos. Entonces, deberíamos permanecer alertas porque se impone hacer un alto cuando se detecta que vamos por el camino incorrecto, para reflexionar y analizar la situación a fin de hacer los cambios necesarios como para retomar la ruta adecuada que nos lleve a buen fin.

Es por todos conocido que no se puede pretender la obtención de un resultado distinto si se sigue haciendo lo mismo de la misma forma; eso lo sabe perfectamente Doña Rosa Pueblo cuando comprende que debe hacer cambios en el proceso de cocinar cuando la torta que hornea no le está saliendo bien.

No se trata sólo de persistir en el intento, sino también de utilizar el discernimiento y buscar darse cuenta de las diferencias. Ignorar las diferencias es lo que hace la diferencia entre vivir bien o vivir incorrectamente. Vivir incorrectamente resulta ser el motivo consecuente para sufrir.

No es un misterio ni tampoco es un secreto inalcanzable; está bien a la vista de todos, pero sin embargo son pocos los que se fijan en esto. Claro que forma parte de la comodidad de la Zona de Confort el permanecer instalados en una postura invariable o en una actitud inamovible; cuanto más ignorante es la persona, más intenta aferrarse a su Zona de Confort porque le produce mucho miedo el abandonarla.

El cambio debería entonces ser aplicado a nuestra vida introduciendo las variantes necesarias en nuestra conducta a fin de que los resultados sean distintos; es por esa costumbre de no innovar que a Don (o a Doña) “Siempre Me Pasa Lo Mismo”… siempre, les pase lo mismo.

Y ese resultado seguirá invariable pero cada vez más agudo, porque la persona se niega a ver, se niega a cambiar, se instala en la postura caprichosa de: “El mundo y yo no nos entendemos, por lo tanto el mundo tiene que cambiar”, sin intentar por otro camino de forma de darse la oportunidad que le permita obtener un resultado distinto, que lleve su vida hacia otro rumbo camino hacia la prosperidad y el bienestar.

Y es notoriamente visible que aunque el mundo en verdad esté cambiando, dicha persona no quiere cambiar y adaptarse a ese nuevo mundo; tal vez pretende además de que el mundo cambie, que lo haga en la dirección que él/ella desea.

No es suficiente el deseo de auspiciar “feliz y próspero año nuevo” que un tanto hipócritamente se recita a fin de diciembre, sino que es necesario que HAGAMOS ALGO NUEVO durante este año nuevo, en favor del cambio y la mejora, para que SEA UN AÑO NUEVO DISTINTO Y MEJOR que el anterior. No basta solo con la voluntad y los buenos deseos, o mantener viva la esperanza, sino que es necesario ponerse en movimiento y aplicar el esfuerzo en el sentido correcto.

Aquellos que suelen leer la Biblia verán que en Mateo 17:27, Jesús le dice a Simón (Pedro) que para obtener la moneda necesaria para abonar el impuesto de entrada a Capernaum (pueblo junto al mar en Galilea) vaya al mar, eche el anzuelo y tome al primer pez que suba y que al abrirle la boca, allí encontrará la moneda requerida.

Así lo hizo Simón sin dudar y obtuvo la moneda. Pregunté hace poco a un amigo cercano cuál era el mensaje de este relato, y me respondió que la fe; a lo que yo le dije que con la fe no era suficiente, sino que se necesitaba el esfuerzo, la puesta en movimiento, el involucrarse, la decisión y la ejecución.

Jesús podría haber pateado la tierra en el piso y si así lo hubiera deseado, la moneda hubiera aparecido. Y sin embargo envió a Simón al mar, a que realizara una simple tarea, para mostrarle que era necesario el compromiso en la acción, además de mantener la fe en que el resultado sería favorable.

Por eso mismo, si nos damos cuenta que no nos está yendo bien, o que no estamos conformes con lo que logramos, o nos sentimos insatisfechos, eso mismo evidencia que debemos analizar y descubrir qué cambio deberemos hacer a favor de que las cosas mejoren, no solamente bastará con encender una vela a todos los Santos, hincarnos a rogar al Cielo por el beneficio o quejarnos y lamentarnos todo el tiempo ante los demás.

Peor aún, hay muchas personas en este país que piensan que solamente quejándose, cortando el derecho al tránsito de otros en las calles y reclamando ante el Estado por beneficios y subsidios que no han hecho absolutamente nada por merecer, solucionarán su hoy y posiblemente también su mañana; por el contrario, de esa forma comprometen seriamente su futuro y están, debido a su propia voluntad o tal vez, falta de voluntad, inevitablemente condenados a la miseria y a la carencia.

Como aprendizaje de la vida, esta clase de gente con esa actitud está destinada a fracasar y experimentar toda su vida en forma recurrente los resultados de vivir mal, es decir, a permanecer inevitablemente sumergidos y condenados A VIVIR MAL POR CAUSA DE VIVIR MAL; en este caso se unen el desconocimiento con la ignorancia, y muy poco es lo que se puede hacer por ellos, porque son ellos mismos “los que deberán caminar hasta el mar, disponerse a tirar el anzuelo, lograr la habilidad de pescar al pez y hacer el esfuerzo de abrirle la boca para encontrar la moneda que los ayudará”.

Si necesitamos un cambio en el buen sentido, es necesario que lo auspiciemos con un cambio consecuente en nuestra conducta, en nuestra manera de pensar y en nuestra actitud; si nosotros mismos no hacemos el esfuerzo para el cambio, a la larga el cambio vendrá solo, de todos modos, pero las consecuencias muy posiblemente no sean todo lo gratas que esperamos.

El desconocimiento, la ignorancia, o ambos puede que hagan que luego se culpe a otros de la desgracia autoprovocada, lo que a su vez cierra todas las puertas hacia la solución porque le impide al individuo reaccionar a fin de corregir; en lugar de vigilarse a sí mismo y modificar su caminar en consecuencia, su mirada estará puesta hacia afuera, y así nunca será capaz de localizar el camino que sea mejor para él.

Se trata de condenarse a prisión en una celda cuya llave sólo la tiene quien se ha colocado preso a sí mismo, pero sin un cambio de mentalidad nunca se le ocurrirá verificar que él mismo la tiene en su bolsillo.

Por eso, podremos encontrar que hay algo más atrás que una Verdad de Perogrullo al enunciar que… “la gente vive mal porque vive mal”.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

Suscribiéndote al blog (sólo nombre y casilla de mail) recibirás de inmediato cada artículo que se postee en el mismo y así podrás decidir si te interesa y al clickear en el mismo te llevará directamente al blog para leerlo.

Si te ha resultado de interés este artículo puedes compartirlo libremente en tus redes sociales citando la fuente de origen (botones inferiores), o bien, compartir el enlace al blog: www.elsenderodelser.com a tus amigos y a quienes puedan interesarles los temas tratados.

www.elsenderodelser.comwww.profesorleo.com.arprofesorleonqn@gmail.com

 

 

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Realizado por Viviana Espín Ibarra. Diseño y Desarrollo Web.