TIP-TOP (Cuento)

Ese día en Copahue, el agua de la pileta sulfurosa tenía la temperatura justa, pero el acostumbrado silencio en la salita noté que esta vez se sentía alterado por un Tip-top… tap-tip… tip-tip… tap-top…

Se me ocurrió preguntarme: ¿tiene melodía? Sí, la tiene. ¿Tiene armónicas? mmmmm… no demasiadas. ¿Y la cadencia? Parece constante. ¿Y los tonos? Bueno, tal vez sólo tiene frecuencias repetitivas y aleatorias…

¿Y la reverberancia? Acusada, dado que la superficie del agua quieta de la pileta parece resonar formando olitas que se acercan a hacerme cosquillitas en el cuello; y las paredes del gabinete, así como el techo son superficies duras, lo que magnifica y resalta el sonido tal como la cámara de resonancia de una guitarra. Me mantuve absolutamente quieto y en silencio, escuchando atentamente: tip-tap… top-tap… tip-top…

     Te faltó analizar el ritmo… que es impecable, no vas a poder negarlo pareció decir alguien.

     ¿…….? Bueno, parece que el baño ferruginoso me está haciendo mal, o bien es la canilla, la que habla me dije en voz baja.

     No, el baño ferruginoso nunca puede hacerte mal excepto que tengas presión anormal. O salvo que no hayas respetado las tres horas de intervalo recomendadas entre un baño y el otro volvió a escucharse en la salita.

     Entonces, es la canilla la que habla dije, en abierta provocación a que mi interlocutor se identificase.

     ¡Vamos! Bien sabes que las canillas no hablan dijo la voz, sin entrar en el juego.

     Y entonces, ¿quién eres? no pude esperar a preguntar.

     Tip-top… tip-tip… fue la respuesta.

     Aaaah; ya sé… eres la gotita, y por lo que veo, traviesa,alegre y juguetona dije yo.

     En efecto… tap-tip… top-top… soy yo.

     Mira… siempre que veo gotear una canilla, lo primero que hago es cerrarla. Pero esta vez, no lo sé, lo pasé por alto. Será que estoy de minivacación; y eso me pone desatento le respondí.

     O que te dejaste cautivar por mi melodía.

     No; vamos, no te agrandes. Sin embargo, es cierto, tu melodía cautiva le contesté.

En  realidad,  en  mis  tiempos  de  investigación  sobre el control mental, aprendimos a entrar en estado Alpha por medio del conteo, a veces por medio de colores, de sonidos y aún, tergiversando mentalmente los ruidos que nos quieren “sacar” de nivel, programándonos nosotros mismos para que cada ruido nos hundiera más profundamente en el trance.

El “tip-top” tal vez me había inconscientemente guiado hacia la emisión de ondas Alpha, estado en el que aparecen vívidas realidades que no pueden vislumbrarse desde la vigilia consciente.

     Y ahora tú, dime: ¿acaso tienes melodía? preguntó abiertamente la gotita tip-top.

    ¿Yooo? La verdad, no sé, nunca me lo pregunté; tampoco nunca me lo dijeron. Es una pregunta tan… tan… no sé,  me dejaste sin respuesta fue lo único que atiné a decir.

     Caramba, el señor sí puede ponerse a analizar a los demás, pero se desconoce a sí mismo replicó irónicamente la gotita, que en adelante referiré como Tip-top.

No supe si era mejor contestarle o no, y al final, decidí mantenerme callado.

     A ver, mi amigo curista (en Copahue al turista que se viene a curar, le llaman “curista” o sea, abreviadamente – cur-ista -) vamos a repetir tu análisis hacia mí, pero esta vez, contigo; ¿tengo derecho o no? dijo Tip-Top.

     Bueno, está bien, supongo que sí, que ahora es tu turno.

     Ah, claro, ahora la difícil soy yo; bien, pero no vas a lograr que sienta culpa. Te pregunto entonces: melodía no sabes si tienes, pero, ¿tienes armónicas? dijo Tip-Top.

     ¿Armónicas? Nunca supe que una persona tuviera armónicas… pero bueno, si consideramos que las armónicas son frecuencias múltiples de la original, sí, creo que sí. Supongo que el aura vibra en las armónicas de la fundamental que genera la materia, cuando piensa, cuando actúa, cuando siente… los cuerpos etéricos son frecuencias múltiplos de la fundamental alcancé a reponerme, dado que estábamos entrando en el terreno de la Física y la Metafísica, y ése es uno de mis fuertes.

     Bueno, a ver: ¿melodía? no sabe/no contesta; ¿armónicas?, cree que sí… Y cadencia, a ver ¿tienes cadencia? siguió imperturbable la interrogación de la gotita Tip-Top.

     En qué brete me has metido, gotita… creo que sí, que tengo cadencia. Porque sin duda, todo organismo vivo la tiene. De hecho, de no tenerla, se apartaría de resonar rítmicamente con la energía cósmica y eso equivaldría a la muerte. Y automáticamente dejaría de ser un organismo vivo dije yo.

     Y tonos… ¿tienes tonos? siguió punzándome la gotita Tip-Top.

     Digamos que los tonos son frecuencias particulares que se suman a la frecuencia fundamental natural según la Física; podría decirse que representan “cambios de humor” de la frecuencia origen, de la esencial. Si nos basamos en ese parámetro físico, sí, tengo tonos; muchas veces cambio de humor, no siempre tengo ‘cara de fierro’ como decía un tío mío, mecánico él le respondí.

     ¿Y qué puedes decirme acerca de tu ritmo?

Mi ritmo… mi ritmo no es constante; tengo altibajos, como cualquier persona. A veces me exalto, otras me retraigo, a veces empujo hacia delante con todo y de repente me doy cuenta de que habría sido mejor hacerlo paso a paso dije, reconociendo en parte mi discontinuidad.

     Bien,  bien, sí, observo que las personas no siempre tienen el mismo ritmo, es cierto, eso es parte de su naturaleza  voluble;  ¿y  tienes reverberancia? preguntó Tip-Top.

      Mi amiga, la reverberancia depende del eco que genere el espacio que rodea al objeto que está originando la vibración. Yo no tengo reverberancia, pero sí me sirvo de ella para realizar cambios en mi vida personal y laboral.

     ¿Y qué sería la reverberancia en tu caso personal? dijo Tip-Top. Había cambiado el tono de la conversación; ahora, más que un desafío o un contraataque se asemejaba más a un diálogo de los que estoy acostumbrado a mantener con mis alumnos. Logré llevarla de a poco a que entrara en mi terreno.

     Bueno, la reverberancia, o reverberación, en mi caso, sería la manera en que los demás reaccionan a mi vibración dije académicamente.

     ¿Y cómo reaccionan los demás a tu vibrar? Si no hubiese sido sólo una gotita, hubiera jurado que se estaba sonriendo…

     Bueno, a veces bien, a veces no tan bien, depende me parece que esta gotita se las trae, ¡me volvió a encerrar!

     Ajá dijo Tip-Top así que a veces no tan bien.

     Y sí, claro… a veces no les agrada del todo cómo soy o cómo me muestro; no siempre se puede quedar bien con todos, siempre hay alguien que no es del todo compatible con uno y no le cae bien que yo le diga lo que veo en su verdad, por ejemplo, o que yo lo haga con esa manera mía, tan directamente  traté   de defenderme.

     Bueno, está bien, supongamos que tienes razón; pero ahora dime: ¿Por qué siempre cierras las canillas que gotean?

     Lo hago porque la monotonía de su goteo me molesta, o me distrae de lo que necesita mi concentración, o también porque considero que no hay que malgastar los recursos… nunca me puse a pensar exactamente porqué.

     ¿Y por qué no cerraste la canilla de la que surjo ahora? preguntó Tip-Top.

     —No sé, pero sí sé que me atrajo la variedad de tus tonos, digamos, tu melodía…

     Bien, pero entonces, concordemos que tú así has pasado a ser una porción de mi espacio receptor, y por lo tanto parte de la reverberancia que me rodea dijo ella, haciéndome sentir un poco inquieto porque no me daba cuenta adonde quería llegar.

     Bueno, en parte sí, y en parte no dije, tratando de no comprometerme y de paso, de ganar tiempo.

     ¿Sí o no? volvió a preguntar. Esta  gotita se las trae; no es una gotita cualquiera top-top-top… me dije.

     Y… sí contesté.

     Bien. Entonces, eres parte de la reverberancia que me rodea, y no te debo haber disgustado porque de haberlo hecho, habrías cerrado la canilla, ¿es así?

     Sí, puede decirse que así es, pero ¿adónde quieres llegar? le  pregunté inquieto, porque me estaba llevando como vaca al matadero.

     Amigo; tal vez me entiendas si te digo que si en vez de comportarte como top-top-top, te comportaras como tip-tap, tap-top, tip-top… podrías hacer jugar la reverberancia a tu favor y mejorar  el efecto  en  el  medio que te rodea ¿no? dijo la gotita, haciendo un breve intervalo en su tip-top.

     Sí, creo que te voy entendiendo, es un poco una enseñanza, otro  poco  un  tirón  de  orejas,  otro poquito un pellizcón para que despierte, y, no voy a negarlo, una sutil crítica constructiva que puede servirme de pauta para el cambio, lo que honestamente te agradezco, amiga Tip-top dije.

     Aaahhh… ¿ya me bautizaste?

     Sí, tengo esa mala costumbre, según ya me lo ha dicho mi reverberancia; pero ésto ha sido cariñosamente. Piensa que al darte un nombre, te he incorporado a mi vida, y así me será muy difícil olvidarte le expliqué. Y continué diciéndole:

     Lo de la reverberancia lo noto con mis alumnos; antes me mostraba serio y distante; ellos me respondían también con seriedad y fríamente. En cambio, con los años me fui dando cuenta de que, como decía una vieja tía mía: “lo cortés no quita lo valiente”, y entonces fui abriéndome a tratarlos como hijos, ya que tienen edad para serlo, con paciencia, con afecto, con cierta permisividad que antes no tenía.

     ¿Y qué resultados has obtenido? me preguntó Tip-Top.

     Ellos hoy me tratan más cercanos, confían en mí, hablan conmigo con confianza, a veces me cuentan sus aventuras en el oficio, en fin, el ambiente, mi reverberancia, se ha distendido y se ha hecho más agradable y afectuoso; lo noto en cómo se despiden, en que muchas veces hacen bromas, en que no sé porqué me dicen ‘gracias’ cuando se van…

     Será que sienten que han recibido algo más que una clase técnica; tal vez, sienten el afecto en el trato. Eso está bien; está haciendo que reaccione mejor tu reverberancia… ¿amigos entonces?

     Sí, cómo no, amigos, por supuesto; y además, gracias

     Muy  bien, de nada, tal vez ahora sí puedas llegar a saber si tienes melodía dijo Tip-Top.

     —¡Su tiempo, señor! indicó la asistente tras la puerta de la pileta.

     Gracias. ¡Ya salgo…!

Me relajé en la sala de reposo, y al recuperarme, ya vestido, pasé por la puerta del piletón y traté de escuchar a ver si volvía a oír la melodía de Tip-top. Pero no. Sólo silencio. Sería que alguien había cerrado la canilla; o que tal vez, mi nueva amiga Tip-top se había manifestado sólo para mí.

O quizás, la naturaleza me esté hablando tan claramente, porque nota que yo busco desesperadamente entrar en comunicación con ella.

O puede que tan sólo haya sido una travesura de mi mente. O tal vez que en estado Alpha, nos adentramos en otro mundo, en otra dimensión, y allí las cosas tengan otro color, otra melodía mucho más hermosa que en ésta.

En definitiva, esta dimensión es la reverberancia de nuestra conducta, así que supongo que siendo nuestra conducta humana como es, no podemos esperar mucho de ella. Deberíamos tratar de hacer de nuestra conducta un proceder más grato y responsable.

Y lamentablemente, por eso, tampoco podemos pretender tener el justo derecho a quejarnos si no hacemos algo para mejorarnos y así, tal vez mejorar el entorno, obteniendo  una  mejor reverberancia… creo que así concordaría conmigo, mi nueva amiga Tip-top.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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