¿Religión o Crecimiento Espiritual?
El crecimiento espiritual no está necesariamente ligado a una religión, muchas veces esta religión constituye un “techo” que establece que hurgar más allá, constituye una falta de fe, un atrevimiento al que no deberíamos acercarnos, si queremos permanecer sin ser expulsados del “paraíso”.
Tampoco constituye una cadena de creencias, por el contrario; es la búsqueda insaciable de la libertad, y para ello hay que despojarse justamente de creencias y de apegos, tarea nada fácil. No podemos hablarle sobre la libertad a un caracol porque nunca se atreverá a dejar su caparazón; así sucede con algunos seres humanos: tienen miedo de lo que pueden llegar a encontrar…
Y si encuentro la verdad… ¿qué es lo que luego deberé hacer con ella?
¿Me aceptarán los demás o comenzarán a rechazarme? ¿Haré el ridículo ante quienes me han conocido toda la vida? ¿Qué pasará con todas las creencias y prejuicios en los que me apoyo para sobrevivir? ¿Podré continuar sin ellos? Evidentemente, el crecimiento personal es un emprendimiento espiritual que no es para los tibios de corazón.
El Crecimiento Espiritual es una decisión personal, una búsqueda interminable, una aventura hacia conocerse a sí mismo y conocer nuestra verdadera intimidad.
Esta búsqueda implica hurgar dentro de nuestro propio silencio, es mirarse a un espejo implacable, es comunicarse con nuestro verdadero Yo, con nuestro Ser Interior, con nuestro propio Dios interno. ¿Qué puedo llegar a encontrar allí dentro? ¿Podré aceptarme después de ello? se pregunta la persona…
Bien, de eso se trata, de una aventura apasionante al investigar en nuestro interior, de animarse a recorrer el camino angosto, de enfrentarse a nuestras fieras interiores y salir renovados luego de aventurarse en el Sendero del Ser. ¡Éxitos! (como dijera un deportista conocido: la buena suerte hay que dejarla para los mediocres).