El crecimiento espiritual es una necesidad interior que se siente intensamente, o bien, no se siente para nada. Nadie es culpable de sentirla ni tampoco de no sentir esa necesidad; hay que dejar que el tiempo tenga su tiempo. Todos tenemos, lo sepamos o no, esa necesidad, pero hay quien se aferra a esta búsqueda aunque también quien la espanta como a una mosca que quiere acercarse a su sopa.

Esa necesidad es acuciante, nos guste o no, creamos en ella o no, y el establishment la aprovecha para sus intereses, para llevar agua a su molino: “tome tal gaseosa y alcanzará la felicidad”, “obtenga esta tarjeta de crédito y siéntase libre de angustias”, “síganme, que no los voy a defraudar” y así, cotidianamente.

Esa acuciante necesidad intenta ser desviada infructuosamente y ser muy aprovechada por el marketing. “Busca el dolor o el sentimiento de ausencia en tu cliente, y hallarás una billetera abierta” es la frase típica con que se enseña en lpos cursos de marketing. Es una frase que suena algo cruel, pero es la pura verdad: así se lucha en el mundo de los negocios. Profesor Leo.