ACOMPAÑAR, PROTEGER Y ENSEÑAR
Hoy siento que debo compartir este conocimiento; me parece egoísmo retenerlo sólo para mí aún cuando lo considero como un tesoro personal, dado tal vez resulte un tema de reflexión, un mensaje de amor que pueda servirle a alguien.
Ya he explicado en otros artículos de este Blog todo lo referente a la existencia y el acompañamiento que los Guías Espirituales brindan a cada ser humano, todo lo referente está detallado en lo escrito referente a los Registros Akáshicos.
Hoy, ya despierto y a punto de levantarme de mi obligada siesta de verano (aprovecho el silencio de la noche para grabar videos educativos), me puse a pensar sobre cómo sería experimentar el AMOR de esta Familia, del otro lado de nuestra realidad distorsionada en esta Matrix. Entonces intenté disponerme en actitud de escuchar y esto es lo que me fueron respondiendo:
– ¿Cómo puedo interpretar el AMOR que se vive en el otro plano?
Ellos: el concepto que más se parece al AMOR en nuestro plano es lo que ustedes conocen allí como “música”.
Mmmm… eso debe ser realmente un deleite, pensé. Pero quise saber más; sentí algo así como lo que se vive luego de probar la primera cucharadita de dulce de leche.
– ¿Y entonces, cómo sería AMAR allí?
Ellos: compartir el sentir de esa Música.
Lógico… compartir. Unir los sentimientos sin reparos; justamente lo que tanto nos cuesta aquí, de este lado. Vencer el miedo del abrazo, entregarse al sentir mutuo, dejarse pertenecer sin temores. (Caramba, pensé… cuánto me falta…).
– ¿Y cuales serían los componentes de ese AMOR que yo podría asimilar desde aquí?
Ellos: para empezar, la ACEPTACIÓN.
Uggghh… touchée! Ya comenzamos con las lecciones (pensé), están llenas de un amor que agradezco, pero pegan fuerte pues me hacen reflexionar sobre mis errores y ver mi realidad. Es justamente lo que hace tiempo había escuchado decirme cuando interrogué al eucaliptus mientras lo abrazaba.
Por otro lado, no se puede volver atrás de saber eso, lo que implica una nueva responsabilidad: no dejar que esa sabiduría caiga en saco roto y hacerla parte de uno mismo, cosa que no siempre resulta fácil. Pero bien, me dije, si es que les preguntas por la verdad… entonces deberías hacerte cargo de ella o bien, meter la cabeza en la arena. Una de las dos…
-¿Qué otros componentes yo debería manifestar desde esta tierra para aprender sobre ese AMOR?
Ellos: Hermandad…
Wow, qué lejos que andamos… me dije. Dejar los personalismos, autoreconocernos en el otro, percibir nuestras almas más allá de los prejuicios. Unirnos, disolvernos entre sí como el café en la taza de leche.
Ellos: Armonía…
Y sí, justamente lo que cuesta tanto lograr. Eso implicaría dejar de lado las diferencias, participar de la orquesta sin importar que uno solamente pueda hacer sonar el triángulo y aún no llegue a dominar las maracas. No intentar ser más ni tampoco menos, sólo participar con la medida justa en el momento justo. Nada más… y nada menos.
Ellos: Comunión…
Qué difícil visto desde aquí… decidirse a formar parte del número dos en igualdad al otro para dar lugar al nacimiento del número tres. Unir al Mago y a La Sacerdotisa en perfecto equilibrio para crear a La Emperatriz: el Cristal generador. Eso me ha enseñado el Tarot.
Ellos: y Respeto.
Nada menos que lo que hoy ya se ha perdido; reconocer al otro en su medida y admitir sus potenciales sin dejar de lado los nuestros pero fijándonos los propios límites. ¿Darle al otro su lugar, sea cual sea? Tal vez valorar su dignidad aún cuando lo consideremos indigno, admitir la secreta razón de su existencia sin menospreciarlo y proponerse no invadir su espacio…
La verdad es que resulta impactante asimilar estas palabras cuando Ellos hablan. Una sola palabra de Ellos de pronto abarca toda una explicación, un concepto visto de una manera diferente; son parcos, son certeros, son definidos, concretos y puntuales. No desperdician ninguna palabra y encierran un mundo de respuestas en una breve frase; no es poco lo que cuesta captar semejante sabiduría. Y además intentar absorber tanto Amor.
Para recibir sus expresiones uno debe aprender a silenciar el barullo material de la mente y descartar su parloteo molesto, no dejar que nos distraiga para así conseguir escuchar lo que Ellos responden. El principal escollo cuando se comienza a practicar las Lecturas es aprender a reconocer cuando el pensamiento no es el propio sino el inducido.
Por lo general, a cada una de sus palabras sólo me queda permanecer en absoluto silencio buscando que ellas hagan carne en mí para no olvidarlas y poder luego asimilar su amplio contenido.
Tampoco es fácil hacerse cargo de sus respuestas, porque muchas veces sorprenden y hasta duele al comprender que por el momento no estamos ni cerca de lograr escalar tales metas que dichas por una persona sonarían sencillas.
El contraste con nuestra forma humana actual de vivir y comportarnos me hace sentir como que esas respuestas están llenas de Amor, pero a veces resuenan como una cachetada y uno se siente empapado por una lluvia de humildad obligada al comparar “cómo vivimos” con “cómo deberíamos vivir”.
Por ejemplo, el concepto humano sobre la “música” podría interpretarse como el “arte de combinar los sonidos en una secuencia temporal atendiendo a las leyes de la armonía, la melodía y el ritmo” pero sospecho que hay algo detrás más profundo que esa definición humana. Tal vez se refiere a “vibración sublime”, a “sintonía espiritual”, a “expresión compartida”, a “la esencia de la empatía”, a “aprender a ser parte del TODO”…
Estaba concentrado pensando: debo asimilar esas cualidades… Aceptación, Hermandad, Armonía, Comunión y Respeto; puede que Ellos comprendan que aquí no resulta tan sencillo, cuando escuché claramente:
Ellos: “comprender” es un proceso humano, aquí ese concepto no tiene ningún sentido.
Sí, ya entiendo, es como que observar tan fijamente al árbol no nos deja ver el bosque. Me resulta gracioso comprobar cómo Ellos saben en todo momento lo que pienso y lo que siento; a veces ante una respuesta no puedo reprimir una carcajada, que Ellos saben bien que no es una falta de respeto sino una burla que hago de mí mismo al reconocerme humano.
En ese momento me parece sentir que Ellos también sonríen, pero no burlándose sino felices de ver que me estoy expresando libremente, que estoy aprendiendo a reconocerme en mi propio espejo.
Al principio me daba un poco de miedo darme cuenta que ellos saben todo de mí, que se dan cuenta de lo que aún ni yo mismo entiendo sobre mí; pero a esta altura me llena de un sentimiento de amor y confianza al saber que siempre están allí, conmigo. Entender que me ven y me aceptan tal cual soy; que no se escandalizan de lo que me avergüenzo de mí mismo.
Abrir la mente, eso es lo que siempre he deseado aprender a hacer creyendo que de esa forma podría abarcar tantos misterios, siendo que Ellos me corrigen: “Aceptar primero”, me dicen, “para luego comprender”.
Muy claro, es evidente que en su Dimensión Ellos no necesitan esforzarse en comprender, tan sólo se dejan compenetrarse en el TODO para ver, entender, saber, valorar…
– ¿A qué venimos a este plano?
Ellos: a aprender a nacer y a morir todos los días.
¿Nacer y morir? ¿Los dos actos más trascendentales en la vida de un ser humano? ¿Cada día?
“Justamente, ése es el secreto de vivir”… me responden en este preciso momento en que estoy escribiendo. Creo darme cuenta: dejar los miedos y enfrentar el nacer y morir, con cada situación, a cada momento… es decir, poner el corazón con convicción y coraje. Todo y nada, sin que importen los resultados.
Ya se puede ver, Ellos están conscientes de lo que pienso todo el tiempo; hasta cuando me voy a descansar, me avisan que me estoy olvidando de alguna cosa. Y cuando no me doy cuenta sobre qué es y luego debo regresar a buscarla, me parece percibir su sonrisa, porque ya me han advertido que me apuro cuando debería mantenerme más calmo y receptivo.
-¿Y qué es “nacer” todos los días?
Ellos: abrirse a nuevas experiencias.
– ¿Y entonces, qué es morir?
Ellos: abandonarse a ser (interpreto como que tal vez “ser” sería “permitirse incorporarse al Todo de uno mismo para así poder incorporarnos al TODO”)
– ¿Qué motivo tiene encarnar en este plano?
Ellos: aprender.
-¿Y qué es “aprender”?
Ellos: aprender es interrogar y disponerse a escuchar la respuesta.
Seguro; es más fácil aprender cuando se consigue aprender la actitud correcta en que se debe aprender. Supongo que cuando Ellos dicen “escuchar la respuesta” están implicando incorporarla y no hacer luego caso omiso de ella. Estimo que por respeto, por amor a Ellos… y a uno mismo.
-¿Dónde están las respuestas?
Ellos: en todos lados, a tu alrededor.
Sí, es cierto… es así. Tantas veces salimos a recorrer el mundo en búsqueda del Pájaro Azul de la felicidad para luego regresar agotados y comprobar que ese bendito pájaro está cantando en el patio del fondo.
-¿Qué más es necesario?
Ellos: está todo allí.
Tal cual, cuando observo una Carta Natal de alguien veo que allí están todas las respuestas previstas para todos los interrogantes. Me es imposible dejar de sorprenderme cuando compruebo lo sencillo que es su punto de vista, siendo que pienso que es una suerte que nosotros no tenemos una cola como los gatos porque seguramente nos enredaríamos en ella al caminar.
-¿Cuál es la misión de los Guías?
Ellos: acompañar, proteger… y enseñar, cuando ustedes nos lo permiten.
Allí alcanzo a percibir un doble sentido: “cuando ustedes nos lo permiten”, porque a veces no queremos aprender; pero también admiro su consideración y su respeto a nuestro albedrío al expresar: “cuando ustedes nos lo permiten”, como diciendo “sólo cuando ustedes sientan la necesidad de aprender”. Se trata del respeto al albedrío humano.
-Los amo. Gracias, gracias, gracias.
Gracias por iluminarme porque así me protegen, gracias por acompañarme y hacerme sentir parte de esa Familia, gracias por estar siempre allí cuando necesito escuchar las palabras justas.
El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo
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