EL APLAUSO DE UNA SOLA MANO

Todos podemos ver en la actualidad que cada día la sociedad se muestra más violenta; pareciera que la gente estuviera conciente o inconscientemente dirigida a herir a otros e incluso a sí mismos en actitud suicida. Y muchas veces, esta tendencia es gratuita; alguna persona que uno no esperaba de pronto se revuelve enfurecida contra uno por un detalle ínfimo, un comentario ingenuo o un comportamiento sin mayor importancia. Pareciera que la gente en general está tan molesta que está predispuesta a herir sin medir las consecuencias, entendiéndolo como que así se defiende de un fastidio que en definitiva, no comprende del todo.

¿Quién es la gente que hiere? ¿De donde proviene? ¿Cuáles son sus motivaciones? ¿Por qué hieren? ¿Para qué hieren? Me voy a referir solamente a las heridas emocionales, no a las físicas, porque son las primeras las que suelen demorar más tiempo en sanar; a veces no alcanza una vida entera para sanarlas. Se trata de un asunto que sería conveniente reflexionar para obtener el beneficio de las conclusiones.

Esta circunstancia me recuerda la vieja pregunta de los monjes Zen: ¿CUÁL ES EL APLAUSO DE UNA SOLA MANO? Esta representa una sabia pregunta que no tiene una respuesta apropiada sino sólo para quien la internaliza y la resuelve intuitivamente. La filosofía Zen requiere mucha concentración y silencio interior para comprenderla; justamente ése es su objetivo, llegar a través del silencio interior a percibir claramente la respuesta interna que brilla ante la incoherencia de lo exterior.

Así, la filosofía Zen busca que la mente conciente se encuentre ante un interrogante al que no puede responder y entonces, al acallarse, puede llegar a dar paso a la respuesta inconsciente. Y de ese modo, hacer del alumno aplicado, un Maestro espiritual que pueda llegar voluntariamente a las profundidades del ser y comunicarse consigo mismo en su propia verdad existencial.

Por eso la pregunta suena en primera instancia como sin respuesta; es capciosa porque da por sentado que existe un aplauso mientras que el sentido común nos dice que no puede existir tal cosa en esa circunstancia, pero sin embargo, aún concientemente puede llevarnos a un contexto digno de ser analizado a fin de que nos deje una valiosa reflexión.

Resulta obvio que el aplauso de una sola mano tan solo genera un leve movimiento del aire. Según el punto de vista de la Física, cuando hacemos vibrar una varilla a menos de veinte veces por segundo, esto también produce un movimiento del aire aunque difícilmente escucharemos el sonido de su vibración; pero si el ritmo aumenta, entonces comenzaremos a oir un sonido grave que se va volviendo más agudo a medida que aumenta la frecuencia del movimiento, es decir, cuando se va haciendo más rápido. Claro que nadie podrá mover su mano a una velocidad tal que permita generar algún tipo de ruido, salvo que se ayude con la otra para producir un aplauso.

Concluiremos entonces que el movimiento de una sola mano fracasará en conseguir el sonido de un aplauso porque para ello le falta el enfrentamiento sólido de la otra mano. Esto es importante tenerlo muy en cuenta aunque parezca banal: NO HABRÁ SONIDO DE APLAUSO A MENOS QUE HAYA OTRA MANO QUE SE OPONE A LA PRIMERA.

Recuerdo la expresión de mi padre, que de joven fue boxeador, cuando solía decir: “Le llenó la cara de aplausos” mientras que yo en mi niñez no alcanzaba a darme cuenta a qué se estaba refiriendo. Parece muy simple, tal vez demasiado elemental, pero sin embargo las realidades de la vida demuestran que esta situación del aplauso de una sola mano no alcanza a expresarle lo suficiente a la mayoría de las personas y por eso no llegan a inducir una forma de pensar acorde, es decir, que la enseñanza que pueda decantar ese hecho muestra no ser tan sencilla de ser adoptada y adaptada a las situaciones cotidianas.

¿Quién es la gente que hiere? A veces es gente que conoces, cercana, pero otras veces no es otra que la que colocas a la altura de hacerlo y les permites que te hiera. Es la gente que genera situaciones en las que te sientes lastimado y si te ha herido es porque no estabas preparado para tomar precauciones y evitarlo.

¿De donde proviene la gente que hiere? De cualquier lado; y aunque suene discordante, esto suele ocurrir en cualquier momento en que tu conciencia considere que ellos deben aparecer porque lo necesitas justamente a fin de aprender una lección para vivir mejor.

¿Cuáles son sus motivaciones? En realidad ellos no tienen otra motivación que hacer que reacciones, aunque este movimiento de energía sea solamente inconsciente. Esos “enemigos” resultan ser tus mejores amigos a la hora del aprendizaje, pero es seguro que ni ellos lo comprenden, porque su conciente les está indicando otra cosa o los mantiene distraídos del objetivo real, de lo que hay más allá, detrás del suceso aparente.

¿Por qué hieren? Porque están allí puestos por el Plan de Vida de uno mismo para que sean la mano faltante para el aplauso dado que por razones misteriosas de la vida necesitamos que se genere el ruido del aplauso para que nos despierte.

¿Para qué hieren? Para que uno se movilice, para que uno reaccione y se dé cabal cuenta de la situación; el resultado de esta reacción va a depender de cómo cada uno entienda que debe responder.

Si uno responde enfrentándose, entonces es que no ha comprendido que toda energía que se agregue a un proceso cualquiera aumenta el efecto de su metabolismo, dado que el proceso se alimenta de esa energía que se le adiciona; pero si uno responde sin reaccionar ni en un sentido ni en el otro, entonces la presunta herida caerá en el vacío y sería como decir que ninguna mano por sí sola podrá generar el aplauso.

¿Existe un asesino en el caso de que nadie haya muerto? Todo indica que no habrá bofetada alguna si la mano no encuentra una mejilla. De esta forma, ninguna parte puede herir emocionalmente a otra persona si esta otra parte no se permite ser herida.

Muchas veces escucho que alguien dice: “Fulano me ha ofendido” siendo que sería más correcto decir “Estoy ofendido con Fulano”. Eso me hace preguntarme: ¿Cómo es que Fulano te ha ofendido si no fuera porque precisamente tú mismo has dejado que la “ofensa” haga blanco en tu ego? ¿No será que… no es que Fulano te ha agredido, sino que te has permitido sentirte agredido por Fulano?

Porque si te has sentido tocado por Fulano, entonces no puedes culpar a Fulano sino que deberías hacer un sincero examen de conciencia respecto de tu vulnerabilidad ante los Fulanos cuando les das la oportunidad de que lleguen a dar en el blanco, que en este caso sería tu sensibilidad. Si no estás predispuesto y sensible a ser ofendido nunca nadie podrá ofenderte.

Si bien es cierto que a veces hay ciertos hechos que no han surgido de nuestra voluntad sino que nos han llevado a ello, hay que tener en cuenta la magnitud de la conciencia que hayamos tenido del hecho. Si no hay conciencia de daño, entonces no hay daño visible aunque en la realidad lo haya habido; si no hay conciencia del pasado, entonces el pasado no existe, salvo su registro en el inconsciente que en tal caso no relaciona fechas y por lo tanto no distingue entre el pasado y el presente.

Éste es el principio que utilizan los ET en el caso de las abducciones; intentan borrar de la conciencia lo que ha sucedido durante la abducción, siendo que esto es fácilmente accesible en el caso de las regresiones en trance. Resulta como el criminal que busca borrar todas sus huellas, pero los investigadores del fenómeno OVNI ya hemos aprendido a bucear en el inconsciente de las personas y averiguar lo que ha sucedido.

Con el fin de dejar bien en claro el concepto, voy a referirme a la situación de infancia de Pablo, cuyo nombre es ficticio pero no su realidad. Pablo es muy  cercano a mí y durante años he investigado su caso; de pequeño su madre lo manoseaba impunemente y él como niño no reaccionaba dado que no se sentía manoseado sino acariciado, porque no podía concebir en su mente inocente que esa aparente caricia era un manoseo, es decir, un abuso; era su madre quien estaba allí, su madre era todo su mundo y no consideraba entonces que existiera algún peligro en las manos de su madre, de ninguna manera.

Quien lee se preguntará cómo es posible saber esto; la Parapsicología y los métodos de Regresión Hipnótica coinciden en sus referencias al hecho. Es posible investigar al detalle cada experiencia importante en la vida de cualquier sujeto que se preste a la aplicación de las técnicas mencionadas; inclusive Pablo aprendió en varios cursos que realizó ciertos métodos de regresión personal aún hasta miles de años atrás, buscándose a sí mismo a través de los tiempos.

Recién cuando fue creciendo se preguntó extrañado el porqué de esas actitudes de su madre, pero sin embargo un día cuando ya era adolescente le preguntó a su madre, de manera repentina: “¿Por qué me estás tocando ahí, mamá?”. Ella le respondió rápidamente: “Para ver si te queda bien el pantalón”, y todo quedó allí, porque su madre era su gran amor y él nunca se hubiera permitido dudar de ella.

Años más tarde en algún momento comprendió lo que significaba ese hecho y se sintió lleno de indignación y de vergüenza. Pero hasta ese momento, Pablo no se sentía ofendido, no tenía conciencia de ser objeto de abuso, y por eso durante los años de su niñez no consideró que había existido ofensa alguna en tal sentido.

Por eso sostengo que nadie puede ofenderte cuando no te colocas en la posición de ser ofendido. Sin embargo el tomar conciencia de la situación llevó a Pablo a un sentimiento de embargo y confusión durante un tiempo hasta que se decidió a investigar para comprender y comenzó a realizar regresiones voluntarias dirigiéndose hacia su origen desde el momento en que se encontraba en la panza de su madre.

Eso le ayudó a entender muchas situaciones de su vida que habían pasado y que él solamente había escondido en la memoria pero sin digerirlas ni juzgarlas; ahora como adulto, Pablo de pronto se encontraba en condiciones de procesarlas.

No conforme con eso, comenzó a hacer regresiones a sus vidas anteriores para entender su relación con esa energía que en esta vida elegió como madre. Así, lleguó a visualizarse en EEUU, cuando era militar y tenía relaciones de amante con una mujer de vida pública, pero joven y muy bonita, con cabello color del trigo y unos llamativos ojos celestes.

Una mujer que en esta vida, él comprobó con infinita sorpresa que resultó ser su madre, pero no la había relacionado porque su madre de hoy no respondía a esa descripción. Siempre en esta vida él sentía la necesidad de encontrarse con aquella mujer rubia y de ojos claros pero su interior en todos los casos le decía que las mujeres que había conocido con tales características no eran quien él buscaba.

También saltó a la luz que en otras encarnaciones ambos habían transitado por el esoterismo habiendo sido brujos antagónicos lo que en ese momento los llevaba a odiarse y a tratarse como enemigos mortales.

En mi experiencia como astrólogo y parapsicólogo he aprendido que cuando dos seres son cercanos o que se conocen, se odian profundamente y no encuentran la manera de acercarse y perdonarse, en el Limbo, antes de nacer, muchas veces concertan nacer como padres e hijos a fin de resolver la situación.

También, del mismo modo en mi consultorio he encontrado múltiples situaciones de abuso, agresión e incluso violación en la época de niñez de muchas mujeres, cifra alarmante y cercana a un 50%, que al verse reveladas en la Carta Natal llevan a la consultante a admitir que tal cual así ha sido. Lo que ayuda a la sanación, porque lo que sale como palabras sinceras por la propia boca es absolutamente necesario para la aceptación que luego llevará a la recuperación.

Muchas veces esa situación de maltrato ha sido generada entre padres e hijos, en otras vidas e incluso en ésta misma. De ese modo ambos se verán abligados a tratarse y reconciliarse, ya que uno puede separarse de una pareja, de un hermano, de un amigo, pero le es imposible renunciar a su condición de hijo porque como madre y padre existe solamente un ejemplar de cada uno, y esto durará toda la vida.

Uno sabe que tiene una madre y que tiene un padre, los tenga consigo o no, los trate o no los trate, y que de ellos ha obtenido potenciales energéticos y genéticos, lo que en definitiva y en suma profundidad, aunque no se divulga hoy se ha demostrado que es lo mismo.

Todo esto llevó a Pablo a comprender su compleja situación en esta vida actual, desde el instante en que nació. Recuerdo que se estremeció en la camilla que yo utilizaba para las regresiones cuando sintió que nacía a este mundo, o sea, al momento de salir del canal natal cuando el alma terminó de acomodarse a su cuerpito de bebé. Hasta recordó la sensación de sentirse claustrofóbico y apretado en el instante previo a nacer.

Entonces en ese momento de la regresión dirigió su conciencia a observar la expresión de su madre y sorprendido no notó en ella amor, sino satisfacción, lo que entonces no comprendió, pero más tarde se dio cuenta que su nacimiento no obedecía al amor sino a otro motivo desconocido y de hecho un día, ya de adulto en esta vida le preguntó a su madre de manera disimulada: “¿Cómo fue que decidiste tenerme como hijo, mamá?”. Ella, sorprendentemente en actitud muy natural le respondió de inmediato: “Porque te necesitaba para que tu padre no me pegara”.

Allí Pablo comprendió que no había sido hijo del amor sino solamente una ofrenda al iracundo cacique para aplacar sus desahogos. Casi como una simple cosa material que existe solamente con el motivo de ser utilizada.

Pero sin embargo ¿Había motivos para sentirse solo un objeto? ¿Debía sentirse entristecido, frustrado o utilizado? Tal vez podría ser, pero sin saber porqué él no se prestó a ello. No dejó puesta la mejilla en posición de ser abofeteada.

Nadie lo ofendió porque nunca se permitió sentirse ofendido. Por el contrario, sintió agradecimiento por haberse ella prestado a traerlo al mundo aunque no lo hubiese buscado por amor, pero se sintió en paz porque en retribución al menos él le había servido a su madre para algo: como escudo para aplacar las iras de su padre.

¿Si se sintió usado al principio? Sí, por un momento, pero luego reaccionó a su convicción del acuerdo que hacemos antes de nacer, pensando que el amor es también un servicio desinteresado y muchas veces requiere de un sacrificio para manifestarlo. Y que el amor no es realmente amor si para sentirlo necesitas que la otra parte te ame; el amor es incondicional o de lo contrario puede ser cualquier otra cosa, pero no es amor.

¿Sería entonces que fue que la vida lo maltrató y lo ofendió? No, él nunca lo ha sentido así. Cierta vez, en esa incansable búsqueda le ha preguntado a su Niño Interior, al encontrarlo enojado y cabizbajo, sentado en aquella vieja sillita de madera y paja, pero él le ha respondido sencillamente y con su carita compungida que se sentía enojado porque no lo dejaban jugar (¡!).

Su Niño Interior no registraba anormalidades ni pesares y no parecía afectado por los abusos de la madre ni por las golpizas recibidas de su padre. Propositalmente, estimo que no accedió a ponerle la mejilla a ese pensamiento para que lo abofeteara ya que no ha concedido rebajarse al nivel de sentirse víctima de ninguna situación. Ha sido nada más que el vano aplauso de una sola mano, un infructuoso movimiento de aire que no hizo blanco en él.

¿Y respecto de la gente que hiere…? ¿O acaso será que muchas veces dejamos de cuidarnos y nos permitimos sentirnos heridos? ¿Y qué pasa con esa gente que nos ofende? ¿Será que nos han ofendido o es que nos hemos sentido ofendidos al habernos posicionado como blanco de sus pretendidas ofensas?

Me imagino a un blanco de tiro desplazándose rápidamente para que el proyectil pueda pegar en el centro; suena algo ridículo, ¿Verdad? Pues en esa situación mucha gente se coloca a sí misma sin darse cuenta que hace sus mejores esfuerzos para ser alcanzada por el flechazo, que así causará esa herida que luego tanto va a costar sanar, o que tal vez ellos mismos en su ignorancia y autocompadecimiento no van a dejar que nunca sane.

Una cosa es enojarse y la otra es “hacerse el enojado” para que se le preste atención, pero en realidad, ofenderse o molestarse no es otra cosa que una falta de amor y de respeto hacia uno mismo aunque paradójicamente la sociedad lo considere como “amor propio”.

En realidad se trata de una falta de consideración hacia nuestra propia persona, que demuestra una escasa autovaloración y una evidente carencia de dignidad que más tarde o más temprano nos presentará una factura. Factura que lamentablemente será muy difícil de pagar.

Ahora ya tienes si quieres para reflexionar, si esto te fuera útil de algún modo para hacer ciertos ajustes y replanteos necesarios para tu vida y también para encontrar una respuesta apropiada a la pregunta del monje Zen: ¿Cuál es el aplauso de una sola mano?

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

Dando un “me gusta” a mi página de Facebook: Profesor Leo – El Sendero Del Ser, recibirás de inmediato cada artículo que se postee en el mismo y así podrás decidir si te interesa y al clickear en el mismo te llevará directamente al blog para leerlo.

Si te ha resultado de interés este artículo puedes compartirlo libremente en tus redes sociales citando la fuente de origen (botones inferiores), o bien, compartir el enlace al blog: www.elsenderodelser.com a tus amigos y a quienes puedan interesarles los temas tratados.

www.elsenderodelser.comwww.profesorleo.com.arprofesorleonqn@gmail.com

 

 

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Realizado por Viviana Espín Ibarra. Diseño y Desarrollo Web.