ATRAPADOS EN UNA SECTA

Existen infinidad de sectas en el mundo. La  probabilidad de ser captado por una de ellas es mayor cuanto mayor sea la inestabilidad emocional de la persona en cuestión; aquellos que originan y más tarde dirigen una secta se han capacitado exprofeso en el manejo y la contención de las emociones del individuo de forma de saber cómo controlarlo y obtener de él cosas que ni él mismo creía que era capaz de hacer.

Esto hace muy difícil a la persona reconocer que está siendo manipulado puesto que sus necesidades emocionales están siendo administradas perversamente por el o los líderes, a quienes venera y defiende a muerte porque se siente contenido y considerado de una manera que antes no conoció, lo que lo conduce al fanatismo ciego.

El individuo captado por la secta generalmente ha sido convencido de que es un elegido y que su buen futuro se encuentra siguiendo las directivas del líder, sean éstas las que sean.

Todo lo que esté fuera de la secta será considerado como enemigo; incluso puede llegar a ser convencido de que debe matar a quien amenaza la supervivencia del grupo porque cree firmemente que su permanencia en la secta es su destino y en ella está garantizada su vida material y espiritual. La secta es todo para él.

Otras veces, el individuo ha recibido mensajes solapados de que si traiciona a la secta, será abandonado a los peligros del mundo hostil del afuera y que todos los males del mundo caerán sobre él, incluso que su vida peligrará fuera del grupo tanto por ser amenazado por los de afuera como por su posible eliminación por los de adentro. Y lo peor es que estará convencido de que tal amenaza es justa y necesaria, sintiéndose siempre en deuda y llenándose de culpa cuando se autodescubra en falta con la secta.

Cuando la persona toma contacto con la secta por lo general se encuentra en un momento de debilidad, depresión, o simplemente está guiado por la curiosidad y encuentra allí a gente supuestamente normal que no solamente comprende sus necesidades emocionales sino que de pronto, éstos llegan a convertirse afectivamente en seres más importantes que su propia familia.

Muchas personas que alguna vez fueron captados lo mantendrán en reserva, porque tienen miedo de hablar o simplemente porque les da vergüenza que otros piensen que es un estúpido si llegan a enterarse.

Lo sé, porque lo he vivido personalmente y he observado detenidamente la conducta de otros “abducidos” por la secta. Sin embargo yo pude salirme sin problemas porque no estaba involucrado emocionalmente, y solamente me estaba guiando la curiosidad y la búsqueda de respuestas sobre el fenómeno OVNI.

Se trataba de una secta platillista donde yo esperaba obtener información sobre el tema ET en el que estuve inmerso desde los 14 años y la sed de conocer aún más me llevó a formar decididamente parte del grupo en la esperanza de encontrar respuestas más profundas a mis interrogantes. Si debo ser sincero, la experiencia me ayudó a nivel personal porque logré conocerme en situaciones límites y además me enseñó mucho a distinguir sobre lo que es verdad y lo que no, es decir, me enseñó a discernir.

En los primeros momentos, la calidad de la recepción del grupo hará que la persona se encuentre “en casa”, en el mundo ideal que siempre soñó, rodeado de afecto y comprensión por parte de los demás integrantes. Por supuesto, en mi caso, se me recibió con una bienvenida calurosa durante una reunión de unas doscientas personas que estaban guiadas por una mujer mayor a quien llamaban “Mamá”, todo esto en un ambiente de abrazo fraternal casi imposible de rechazar.

Yo esperaba encontrarme con un grupo de investigadores como yo, pero en realidad encontré casi un hogar lleno de “hermanos” que no cesaban de darme la bienvenida. En un mundo frío y hostil, ser recibido y aceptado de repente de esa manera es sumamente atractivo y es casi irresistible no aceptarlo. Todos parecían estar felices y contentos de pertenecer, venerando además a “Mamá” y esperanzados en obtener su aprobación en cada acto.

¿Cuáles eran los atractivos? También irresistibles, al menos en apariencia. En ciertas reuniones se producían incorporaciones donde se hacía ver que en el medium se instalaba un ser de supuesta elevada jerarquía espiritual, que por no ser de este mundo, calificaba para ser llamado “extraterrestre”. Los mensajes que dejaba contenían un cúmulo de conocimientos esotéricos y espirituales, en los que yo encontraba respuestas a muchos de mis interrogantes de una vida entera, y además, sabios consejos que mágicamente coincidían con otros recibidos por otros medios en otras oportunidades anteriores.

De pronto, un día, en alrededores del año 1989 se me convocó para una “charla especial y muy importante”. Esa conversación me dejó sin dormir en la noche, casi trastornado por “una verdad” que por otro lado yo sospechaba y venía investigando hace tiempo. Esa verdad se refería a que los humanos vivimos en una trama holográfica, en una matrix computarizada, primer concepto que “me cerraba” por otros conocimientos anteriores.

Por otro lado, reafirmaron mis previas versiones obtenidas en aquella época de que un gran objeto se aproximaba a altísima velocidad hacia el planeta dispuesto a impactarlo y a repetir la extinción de la vida animal como se suponía que había sucedido cuando se extinguieron los dinosaurios. A casi nadie se le ocurre pensar que si se extinguieron los dinosaurios por esa causa, entonces TODA la vida en el planeta se habría extinguido igualmente.

En realidad, tampoco pensamos que dado que la tierra está girando velozmente en una órbita, acertarle desde tan lejos tiene una probabilidad mínima, salvo que el objeto sea tan grande que su campo gravitacional y su aura electromagnética afecte a la Tierra. Pero esto no pasó y no va a pasar porque hemos saltado a una realidad diferente en la cual todas las profecías sobre el fin del mundo han fallado, por razones que explicaré en otro artículo.

Pero esto no era todo, había un gran atractivo secreto que el único que no lo sabía era el nuevo, o sea, yo. De allí se desprendía la alegría y la veneración para con “Mamá”: “Mamá” era supuestamente la encarnación del Poder Luminoso en el mundo, como protección a quienes la seguían y en lucha contra la Oscuridad, y una gran flotilla de naves también se aproximaba a la Tierra con el propósito de rescatarla a tiempo y junto con ella (“ella” debía ser escrito con mayúscula, o sea Ella) a todos sus “hijos” espirituales.

“Mamá” era entonces la mamá adoptiva de todos sus hijos espirituales y la salvadora de sus vidas, siempre y cuando sus determinaciones fueran aceptadas sin cuestionar, “porque a la Luz no se la cuestiona”. Si aceptas, estás adentro, protegido y amado; si cuestionas o rechazas vas fuera, a la oscuridad del mundo, y además, por si esto fuera poco, destinado a la extinción; ésa era la consigna que regía dentro de la secta como promesa y a la vez, como amenaza.

Periódicamente se exigían pruebas para verificar la fidelidad de cada uno de los integrantes y así, cada tanto, uno recibía una “misión secreta” de la que no podía hablar ni a su pareja, ni a su familia, ni a su mascota más querida, ni siquiera a la plantita de la maceta de su patio trasero.

Realizar con éxito esta misión, enlazada en forma muy intrincada con otras misiones de otros integrantes que nunca conocerían las misiones de los otros a fin de que la mentira cerrara, era una prueba a superar. A veces, esta misión era muy humillante, pero se suponía que era una forma de demostrar la humildad necesaria como para seguir perteneciendo y por ello motivo de alegría y de orgullo por ser elegido para semejante tarea.

Lo llamativo que noté desde el primer momento era que nadie hablaba del pasado, es decir, de las cosas que habían sucedido con anterioridad en la secta, lo que me resultaba muy sospechoso. Descubrí sin embargo que la nave, en ocasiones había asegurado venir, pero siempre, por H o por V, el encuentro se suspendía; una vez todos donaron sus pertenencias y propiedades a “Mamá” porque ya venía la nave, e iba a aterrizar en el sur, en medio de la nieve helada de la cordillera, para lo cual los incautos se desprendieron de lo que les quedaba para comprarse víveres y la ropa apropiada para no congelarse.

Pero la nave no vino, como de costumbre, pero ya las propiedades estaban donadas y los efectos, cedidos o vendidos; imaginemos la frustración y el desencanto, además de la terrible situación del que ha abandonado todo, lo que por otro lado lo hace más vulnerable y dependiente de la secta.

Con el tiempo, mi vocación de investigador y mi método racional y organizado me llevó a coleccionar trozos sueltos de sucesos y comentarios aislados que alcanzaba a escuchar pero que no terminaba de comprender y que por supuesto intentaba conectar de forma muy silenciosa a fin de no atraer sospechas de ser un traidor a “la familia” y ser condenado a la expulsión.

Siempre había algo que no me cerraba pero que yo atribuía posiblemente a mi falta de experiencia en el grupo y suponía que tenía alguna razón incuestionable a descubrir posteriormente, que sin embargo, en mi interior, en silencio yo cuestionaba como siempre lo he hecho y seguiré haciendo mientras viva.

Comencé a notar en mis “hermanitos” un factor común; eran personas con un entorno familiar que no colmaba sus necesidades afectivas, o que al menos, ellos así lo sentían. “Mamá” decía que los de afuera no merecían ser rescatados y que incluso, nuestros pequeños hijos eran encarnaciones de demonios puesto que las personas sanas que fallecían eran retenidas en las naves y solamente aquellos que negaban a la Luz eran devueltos a la Tierra. Motivo por lo cual, todos nuestros pequeños hijos, ciertamente eran demonios encarnados y merecían ser abandonados a su suerte.

Una de las más dedicadas ayudantes de “Mamá”, en una oportunidad que se embarazó, se desprendió de su bebé y su expresión de dolor y tristeza siempre se le notaba en su cara, porque en definitiva, no podía negar su instinto de madre y además, yo sospecho que llegó a descubrir la verdad.

Pero como según “Mamá” su bebé era un demonio encarnado, debía elegir entre seguir al lado de “Mamá” o apartarse a criar a su demonito bebé. Y a pesar de su dolor, ella cedió su hija y eligió seguir al lado de “Mamá”; en ocasiones “Mamá” comentaba en público sobre su expresión amargada y le pedía irónicamente que sonriera, que estuviera alegre y feliz de pertenecer al grupo de los “elegidos”.

Por supuesto, todo lo que no tuviera relación con el grupo (era una ofensa que se los considerara secta) era demoníaco y debía ser rechazado, salvo que fuera algo designado y aceptado por la líder. Hasta dar la mano a otra persona producía una contaminación enfermiza que podía llegar a apagar el aura del adepto de forma que no sería reconocida por la nave. Es digno de reconocer que todo el circo estaba muy bien montado, con evidentes signos de ser verdad.

Existía una corruptela en torno a ella, que eran “los hijos dilectos” de “Mamá”, y por supuesto, los primeros que junto a ella iban a ser rescatados, y que tenían todo tipo de prerrogativas y autoridad sobre los demás.

De esta forma artera y falaz en algunos, sincera e inocente según otros, todos reverenciaban a la líder. Incluso yo mismo al principio me sentí atraído por su carisma y por ciertas pruebas, que más tarde comprobé que sólo eran expresiones de una vidente o de una Mae brasileña que conociendo los principios de las religiones africanas, realizaba “milagros” asombrosos.

Otras veces, en su mayoría, estos “milagros” eran fabricados por medio de las misiones secretas de las que nadie podía hablar. En tal caso, la mano derecha no sabía lo que hacía la izquierda, y al final, uno llegaba a la conclusión que en lugar de una conspiración, el suceso era un milagro de “Mamá”.

Se rechazaba todo lo que fuera religioso pero sin embargo, en las reuniones se pasaba de mano en mano la canastita como se hace en las iglesias para que los fieles dejen su donación, otro detalle más que no condecía con lo que se enseñaba y que me mantenía encendidas las luces de alerta.

Periódicamente, “Mamá” venía de visita a Argentina desde su país natal, Brasil. Y entonces se llamaba a reuniones urgentes a las que no se debía faltar por ninguna causa so pena de quedar fuera de una posible evacuación. En esas ocasiones, no faltaban los juegos de voley y de futbol, así como el buffet en el que se vendían a los “hijos” las mismas cosas que habían sido llevadas por los “hijos” como donación para esas ocasiones. Es decir, uno compraba dos veces la propia tortita que había donado.

En uno de los salones alquilados para las reuniones había en la pared escrito: “La verdad os hará libres”, lo que me dejó pensando porque me había llamado poderosamente la atención dicho cartel.

Todo muy lindo hasta que un día, el grupo selecto planteó que a “Mamá” era necesario comprarle un nuevo auto para que viajara más cómoda a Argentina y entonces se organizó una rifa del auto viejo para comprar uno nuevo; y por supuesto, casualmente el auto anterior lo recibió por sorteo, nadie mejor que el “presidente” del grupo. Coincidencias solamente.

En otra ocasión, “Mamá” dijo haber soñado con que se había encontrado con “su Padre” que la estaba esperando en otra Dimensión, nada menos que el Padre de Jesús, y éste le había regalado un anillo con un gran diamante; por supuesto entonces hubo que organizar toda clase de eventos y posibilidades de recaudar dinero a fin de comprarle un anillo de diamantes (yo no comprendía porqué necesitaba un anillo de diamantes de este mundo asqueroso siendo que su Padre la esperaba con semejantes joyas EN EL MUNDO ESPIRITUAL). Pero, en fin, también “Mamá” estaba encarnada en una mujer y por el momento era humana; bien podían gustarle los diamantes.

Todo el tiempo estuvo la realidad delante de mis ojos y de los de todos, pero nadie quiso verla o bien, nadie pudo verla, salvo algunos que se alejaron o como en mi caso personal, que soporté hasta lo último a fin de comprender cabalmente la estrategia.

Más tarde, se organizó una venta ambulante de artículos de librería en los transportes públicos para que los que menos tenían pudieran subsistir. Tras algunos debates y reuniones, se decidió comprar una imprenta para fabricar valijines de cartón, y entonces fue cuando llegué a mi punto crítico. Todos debíamos salir a vender en los colectivos los productos fabricados, no importaba si las personas tenían un trabajo o como en mi caso, un negocio funcionando. Todo debía ser dejado de lado y el que no saliera a vender, iba a ser sancionado con una suspensión. ¿Y si durante ese tiempo justo venía la nave?

Por supuesto yo planteé que no podía dejar mis obligaciones de clases en mi instituto ni tampoco salir a vender en los micros porque no tenía tiempo (ni ganas, confieso) de realizar esas tareas. Me imaginaba en ese momento al padre de uno de mis alumnos mirando asombrado al dueño del instituto vendiendo chucherías en los micros. Y también por supuesto, lógicamente fui señalado y entonces, colmada mi paciencia, pregunté en una reunión frente a doscientos pares de ojos que me apuñalaban, para qué se necesitaba ese dinero siendo que íbamos a ser rescatados. Al día siguiente recibí la visita de cuatro o cinco de mis queridos “hermanitos” para comunicarme que (¡Afortunadamente!) había sido expulsado.

Allí se destapó finalmente la olla y confirmé todas mis sospechas. No hay punto más sensible en el ser humano que el bolsillo; allí el individuo no aceptará que lo toquen. “Bien me quieres, bien te quiero, no me toques el dinero…”.

Se trataba sin duda de una organización dedicada a la explotación de personas y el uso de mano de obra esclava, por lo que me sentí muy aliviado de estar fuera y ya no tener que fingir estar de acuerdo sonriendo a pesar de que mi estómago no soportaba ver a personas pasando hambre pero trabajando para engordar el bolso de “Mamá” y sus secuaces.

Puede que alguien que me conozca y que haya estado conmigo en esa secta lea y reconozca esta verdad; y puede que también hasta alguien de adentro se entere porque ellos acostumbran a vigilar secretamente a los que ya no pertenecen, para que no hablen, lo que me tiene sin cuidado pero para no provocarlos no daré el nombre de ese lineamiento. Me sonaba a perversamente irónico que “lineamiento” incluyera la palabra “miento”.

Lo peor de todo era que personas a las cuales realmente apreciaba y muchas veces había ayudado en todo sentido, hasta económicamente, me habían dado la espalda y ahora me consideraban un demonio del “mundo de afuera”. Entonces me dediqué a relacionar los hechos y a descubrir todos y cada uno de los engaños a los que nos habían sometido, y terminando de armar el rompecabezas entonces todo me cerró por completo.

La idea central era captar personas, sobre todo estudiantes jóvenes, con alguna falencia afectiva con respecto a su grupo familiar y sobre todo con una deficiente relación con su madre. Pero… ¿Quién necesitaba de una madre terrenal vulgar y corriente teniendo la fortuna de haber conocido a “Mamá”, la niña mimada del Universo?

Se trataba de una organización sectaria dedicada a explotar mano de obra gratuita. Los que más cooperaban eran invitados en el verano a ir a una playa de Brasil, parando en la mansión de “Mamá” como premio, pero como en los realitys de TV, quien cometía un error era devuelto sin miramientos a Argentina, y aquí, sancionado por supuesto con una multa económica, y si no podía pagarla, era intercambiada por servicios.

En mi caso, yo tenía la fortuna de ser padre de dos niños pequeños y cuando dijeron en una ocasión que en la nave no iban a admitir niños, yo expresé decididamente: “Lo lamento, entonces me quedo; si en el mundo vienen semejantes desastres, no puedo dejar solos a mis hijos cuando más me necesitan”. Por supuesto, ni hablar de las miradas de desaprobación de los “hermanitos” en ese momento. Estaba eligiendo (según ellos) el bando equivocado, pero aún hoy sabiendo que era una mentira, estoy satisfecho de haber elegido la opción correcta cuando creía que posiblemente era verdad lo de la evacuación planetaria. No me importaba mi vida, me importaba mi amor por mis hijos.

Así las sectas esclavizan y atontan a sus seguidores; no actúan sobre su lado intelectual sino sobre su lado emocional, por lo que el razonamiento termina bloqueado. Es una estrategia de marketing persuasivo, lo he estudiado porque es aplicado en ventas. A los recién llegados, los reciben como hermanos para que más tarde trabajen como esclavos, y aún así, lo hagan contentos creyendo que cumplen una misión encargada por el Universo, y aseguro que se lo creen a pie juntillas; mientras más sufren, más felices están.

Los apartan de sus familiares, de sus amigos, de sus actividades normales y los introducen de a poco en un mundo ficticio donde el beneficiado siempre es sólo el líder de la secta; y además, los integrantes se sienten “elegidos” y felices de pertenecer a un grupo distinto donde sólo impera el amor supremo, y por otro lado, no tienen adonde recurrir si son expulsados porque rechazaron a todos sus cercanos, inducidos por “las verdades” de la secta.

Es desgarrador observar el sufrimiento de la familia original y los esfuerzos de los padres en recuperar a sus hijos captados por las sectas. En una ocasión esta gentuza fue acusada de la desaparición de un niño en Brasil y allanaron la casa de “Mamá”, pero al fin, la TV dejó de ocuparse del asunto y es de suponer que el dinero hace milagros en las memorias de los funcionarios intervinientes, sean policías, jueces, o periodistas.

El marido de “Mamá”, casi 30 años más joven que ella, se comentaba que era la reencarnación de Jesús, y por lo tanto, “Mamá” era la reencarnación de María Magdalena; pero en un “desgraciado accidente” en Brasil que nadie presenció, “Papá” falleció al caer mientras volaba en parapente (o bien se mudó al Caribe con buenos recursos como precio a su silencio) y sus restos nunca se encontraron porque dijeron que por decisión propia en vida, fue incinerado.

El hermano y la madre de “Papá” nunca pudieron obtener el acta de defunción, lamentablemente nunca se les mostró, y “Mamá”, pobre viuda de un “Papá” con quien no se llevaba bien, no tuvo otro remedio que buscarse otra pareja más joven a pesar de contar con sus juveniles setenta años. “Poderoso caballero es Don Dinero” diría el escritor español, virginiano él, Don Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, conocido por sus vecinos del barrio y por lo tanto, por el resto del mundo, como Quevedo.

Bien, ya sabes básicamente cómo funciona una secta aunque he contado solamente un 1% de lo que sucedía allí y cómo atrapa su estrategia de seducción, que primero llena de entusiasmo al incauto pero luego lo mantiene encerrado por el terror de ser expulsado a un mundo exterior terrorífico, donde todo es peligro y carece por completo del amor que le daban en la secta.

Por supuesto, a ese efecto y en pro de los designios superiores, “Mamá” disolvía y creaba parejas a su mejor parecer, de forma que la armonía y la alegría reinaran en su presencia, según su refinado gusto.

Sin embargo, hace treinta años que sobrevivo aún en este mundo exterior terrorífico, y aún la nave no vino a rescatar a los incautos (debe haberse quedado sin nafta por el camino), todo ello a pesar de que la secta destruyó mi pareja, mi negocio por abandono obligado de mis cursos, y me alejó de mis hijos por ocuparme de los intereses de “Mamá”.

No me quejo, es parte del precio que pagamos los guerreros que luchamos por descubrir la verdad en este mundo de mentiras, inundado de infinidad de sectas: el mejor negocio que se pueda inventar.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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