¿TEMES PASAR CAMINANDO BAJO UNA ESCALERA?

En EEUU, hace muchos años, una escuela secundaria privada construyó un jardín para expansión de sus alumnos y los familiares que venían a visitarlos; instalaron bancos, glorietas y plantaron cierta cantidad de árboles invitando a sus alumnos a que colocaran un cartel con su nombre completo en cada planta y que se hicieran cargo de cuidarla, regarla y mantenerla.

De esta forma, los jóvenes asignaron sus nombres personales a cada árbol, colocando un cartel junto al mismo con su nombre y apellido; pero con los años se fue produciendo un fenómeno muy extraño: cada vez que moría un árbol y se secaba, su “propietario” se enfermaba y moría. De la misma forma, cada vez que algún joven fallecía, también paralelamente, el árbol se secaba, como si existiera una relación de coexistencia paralela.

La realidad es que al asignarle su nombre, los jóvenes estaban asociando su vida a la vida del árbol; éste es uno de los principios que se utilizan en la llamada “Magia verde”.

Hay una cantidad innumerable de creencias consideradas supersticiosas, pero sin embargo, los antiguos dichos populares siempre tienen algo de razón debido a esa sabiduría tradicional que durante años se ha ido trasladando de generación en generación.

Estos conocimientos populares hoy se desvalorizan catalogándolos como “leyendas urbanas”, siendo que aunque personas muy mentales intenten desmitificarlos, muchas veces su falta de conocimiento a pesar de pretender ser tan estrictos, los hace quedar como burros ignorantes debido a que no pueden explicarlos.

Algunos mitos, como llevar una pata de conejo en el bolsillo para mejor suerte, no tienen mayor asidero. El otro caso, en que se derrama la sal y eso trae mala suerte, se debe a que antiguamente se utilizaba la sal como moneda de intercambio comercial, por lo que tirar la sal era considerado algo así como despreciar el dinero. Existen otros como el que cuando se rompe un espejo, esto traería siete años de mala suerte, que merecen un tratamiento posterior.

Pero mejor hagamos una referencia al Reino virtual que no vemos a ojo desnudo, el Reino Elemental. Hay muchas personas que como no lo ven, no creen en él; estas personas ignoran que el ojo humano ve solamente desde el límite del infrarrojo (750 nm, o sea, frecuencias de vibración cuyo ciclo es 750.000.000 de veces más chico que un milímetro) hasta los 400 nm, límite del infrarrojo, es decir, una fracción muy limitada del espectro de vibraciones.

Esto significa que por ejemplo, no vemos el rayo infrarrojo que emite nuestro control remoto de TV cuando cambiamos de canal pero sí vemos que cambia. Para esta clase de personas mencionadas, como no lo ven, deberían NO CREER que su control remoto emita un rayo para controlar el funcionamiento de su TV aunque lo usen todos los días, ya que no pueden ver dicho rayo; ¿Cómo justifican entonces la operación y la efectividad de su control remoto?

Santo Tomás decía exactamente esto en la época en que Jesús resucitó de la cruz: “si no lo veo, no lo creo”, pero Santo Tomás era un simple hombre totalmente ignorante que vivió hace 2.000 años atrás, y aún cuando Jesús le explicaba que “en la Casa de Mi Padre, hay numerosas mansiones”, él no podía creer en las potencialidades especiales de Jesús porque no comprendía el Ámbito energético en el que el Maestro se manejaba.

Este Reino, que no se ve, pertenece a la cuarta Dimensión pero los seres que tienen allí su hogar tienen la capacidad de movilizarse y actuar en la tercera Dimensión, la nuestra, y volverse visibles a veces, alterando su vibración.

Estos seres tienen la costumbre de interactuar en nuestro medio camuflando su presencia para no ser vistos por el ser humano aunque las cámaras de fotos y de video sí los registran; muchos de ellos son indiferentes al humano pero otros en cambio tienen bien en claro que el ser humano en general es destructivo, dañino con la Naturaleza, contaminante en muchas formas e irrespetuoso con la madre Tierra, lo que a estas Tribus les irrita sobremanera.

Es decir que muchos de ellos, nos consideran sus enemigos encuadrándonos en un marco de maldad, crueldad y abuso con los animales y los recursos naturales, por lo que evitan tener contacto con los humanos y de producirse un encuentro forzoso, reaccionarán a la defensiva, bien sea huyendo o poniendo un límite al humano en forma contundente, llegando al extremo de tener que ejercer su capacidad de matarlo.

Antes de eso, agotarán las advertencias pero como el ser humano común no las percibe, no les queda otro remedio que proceder a su manera. Dado que suelen ser seres con inteligencia equivalente o superior a la del ser humano, disponen de muchas maneras de efectuar su ataque cuando no pueden huir y se encuentran acorralados.

Los campesinos y paisanos cordilleranos, sin tener un conocimiento profesional sobre dichos Elementales, pasan como tradición de una generación a otra estos conocimientos primitivos, mezcla de sus experiencias y su realidad vivida. Por ejemplo, ellos no cruzarán un arroyo sin haber anticipadamente pedido el permiso correspondiente “al dueño del arroyo”, como ellos dicen, o no se sentarán a la sombra de un árbol sin agradecerle por su hospitalidad.

Ellos aseguran que “cada cosa en el campo tiene su dueño” (palabras textuales), haciendo referencia a que no podemos llevarnos una planta, una rama, una piedra, etc. sin haberle pedido el permiso correspondiente al “amo” del lugar.

Algo parecido sucede en las costas de los mares, donde los habitantes locales insisten en que lo que se encuentra en la playa tiene dueño, como ser los caracoles, por ejemplo, y ellos aseguran que es de mala suerte llevárselos a casa.

Regresando al caso de la escalera, existe un principio físico que lo justifica; normalmente la misma se dispone formando un triángulo entre el piso y la pared. Cuando esta escalera permanece largo tiempo en esa posición, puede o no resultar habitada y por lo tanto, en éste último caso, ser peligrosa.

Resulta que los Elementales, por cuestiones energéticas, siempre buscan refugio en plantas o árboles, piedras de forma singular, y también en todo aquel lugar que presente formas geométricas porque ésto mantiene y refuerza su energía.

Esto se ha tratado ya en el artículo de las pirámides: ¿CONOCES EL PODER SECRETO DE LAS PIRÁMIDES? https://www.elsenderodelser.com.ar/2017/08/14/conoces-el-poder…de-las-piramides/ y en otros artículos referentes a la realimentación energética, en este mismo blog.

Así entonces, las esquinas (triangulares), los lugares debajo de escaleras (triangulares), las cuevas en montañas triangulares, los espacios triangulares entre árboles en el bosque, pueden convertirse en moradas de Elementales, que se toman muy en serio su propiedad exclusiva.

No es buena idea permanecer bajo estos triángulos, bajo los marcos de las puertas, en espacios (jardines de gnomos) prolijamente cuidados en los bosques, ni tampoco arrancar un árbol o una planta sin pedir el correspondiente permiso “a su dueño” en prevención de que se encuentre habitada.

He conocido personalmente casos en que las personas infractoras han recibido una fuerte descarga eléctrica por haber querido podar una planta habitada por un Elemental; por ejemplo, conviene antes de retirar un árbol seco, explicarle al supuesto habitante que es necesario hacerlo porque el árbol no tiene vida pero que antes de hacerlo se plantará otro cerca, mucho más joven, lozano y bello que el anterior invitándolo para que allí haga su morada.

Imagínate que alguien viene de pronto a echarte sin mediar palabra de tu casa, a tirarla abajo o demolerla, o apropiarse sin más de ella… ¿Cómo te sentirías? ¿Qué harías para defenderte?

Un fenómeno similar sucede con los espejos; resultan sumamente atractivos a los Elementales ya que todo lo que facilite realimentación, es decir, que posea lados que resuenen y se realimenten energéticamente, o exista una simetría tal como la real y la virtual del espejo, será de atracción particular de estos seres.

Si el espejo se rompe por error, en prevención, la persona debería disculparse antes de desatar la furia del Elemental que pueda estar habitándolo y reponer inmediatamente otro espejo de similares características. Esto es como jugar a la ruleta rusa con un revólver cargado; puede o no salir el tiro, no lo sabremos hasta que no lo comprobemos.

Así, la invasión de tales “terrenos” tomados como propiedad por Elementales puede resultar en un serio disgusto, que no sabremos cómo, pero puede suceder (caso de los duendes que habitan los enanos de jardín).

Los paisanos en el campo, cuando van a pasar por un espacio cordillerano que no es de su costumbre, suelen pedir permiso y ponerse en la boca una piedrita en la boca para ser identificados como pacíficos transeúntes por el lugar; “todo tiene dueño”, aseguran ellos, un dueño invisible pero iracundo cuando se siente invadido.

Cierta vez, en campo abierto y muy alejado de la población, circulando con mi cuatriciclo por los médanos de arena de una playa cercana a Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, me encontré de pronto con una depresión similar a un gran hoyo llamativamente simétrico de forma similar a un embudo. Era tan parejo y sus paredes tan lisas y libres de vegetación que inmediatamente me detuve porque ya conozco este tipo de lugares y sé que no hay que esperar de ellos experiencias gratas cuando son invadidos.

En el centro del enorme hoyo, pude ver algo así como un tronco de árbol plantado, grueso y perfectamente vertical pero como cortado a una altura de unos 3 metros, rodeado de enredaderas mezcladas con una vegetación extraña a la zona.

Me detuve a observar en el borde del hoyo y de pronto sentí la advertencia intuída como de “no te atrevas a bajar” aunque una de mis diversiones favoritas era la de circular girando por las paredes de estos médanos a toda velocidad.

Impresionado por este encuentro que sin preverlo me erizó la piel, corrí a buscar a otras personas para mostrarles el lugar, que definitivamente comprendí que estaba habitado por alguna clase de Elemental, pero sin embargo, a pesar de buscar durante horas, no pude volver a encontrar dicho hoyo, nunca más, aún cuando regresé en varias oportunidades.

Bien, ya sabes entonces que la sabiduría popular no es para ser menospreciada porque lleva consigo las experiencias de años y años, transmitidas por los pobladores locales, cuyas advertencias no deberían ser ignoradas porque hoy en día se supongan supercherías. Existen razones desconocidas para el ser humano común pero fácilmente explicables mediante los principios de la Física y sus fenómenos de Resonancia.

No se trata de “leyendas urbanas” ni de “mitos campestres”, siempre existe una razón aunque popularmente no se conozca cual es el motivo. Los seres Elementales son una realidad que coexiste con los humanos, porque ya estaban aquí antes que nosotros, y ayudaron a crear un ambiente que pudiera albergar al ser humano, que fue sembrado en la superficie con posterioridad.

Muchos de ellos han sido accidentalmente filmados o fotografiados, tal como pueden verse en innumerables videos de Youtube, por supuesto sabiendo discernir trucos fotográficos de verdades innegables.

Ellos conviven con nosotros, y no de buena gana; consideran que nosotros somos una especie invasora y malintencionada. De todas maneras, aún cuando las formas geométricas no estén habitadas, tienden a resonar energéticamente en frecuencias muy elevadas que no siempre son benéficas para el ser humano.

Se trata de una especie de “acumuladores” donde se almacenan energías generalmente producidas por seres humanos que han estado pasando por situaciones desagradables, por lo que se recomienda alterar periódicamente la disposición de elementos y cosas depositadas en los lugares habitados a fin de romper con esos diagramas; esto hace que en ocasiones entremos a un lugar y nos sintamos de alguna forma especial, ya sea agradable o por el contrario como que algo nos rechaza aún cuando el lugar sea bello y se haya dispuesto para el disfrute personal.

Del mismo modo, conviene periódicamente la “cura” de estos lugares, aunque más no sea mediante agua bendita u oraciones que en algunos casos pueden no ser suficientes, teniendo entonces que recurrirse a un profesional en la rama parapsicológica cuando se observan fenómenos extraños.

Bien, luego de esta información, tal vez ahora que estás advertido, puedas dar otra magnitud al viejo dicho de la abuela que recomendaba “no pasar por debajo de una escalera”.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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