La Luz nos encontrará… cuando abandonemos todo lo que no nos sacia.

No te preocupes si no encuentras a la Luz;
Ella te encontrará cuando abandones todo lo que no te sacia.

Suele haber en nuestro interior humano una inquietud interna que nos angustia, más en estos tiempos actuales, que nos moviliza hacia buscar respuestas y soluciones en lo externo porque así nos han adiestrado, arrojándonos en lo que nos ofrece el sistema para calmar esa ansiedad.

Puede ser usar compulsivamente la tarjeta de crédito, incorporar a nuestra vida tantas cosas que no necesitamos, sentirnos atraídos hacia la adquisición de infinidad de elementos que son puramente superfluos y que más tarde nos preguntaremos… ¿para qué compré esto si en realidad no lo necesito?

¿Por qué me vi movilizado a hacer tal otra cosa que en definitiva no me dejó otro sabor que la insatisfacción? ¿En qué estaba pensando cuando me dejé llevar por esa publicidad que me incitaba a adquirir tal o cual producto, que hoy ni siquiera sé donde colocarlo para que me deje libre el lugar que necesito para otra cosa?

Nuestra vida de hoy nos encuentra llenos de elementos materiales que no nos sacian, porque el marketing hábilmente nos seduce hacia satisfacer una necesidad irreal que ha sido justamente creada en nosotros para que compremos.
Siempre utilizando la vieja fórmula PROBLEMA – REACCIÓN – SOLUCIÓN.

Somos bombardeados en todo momento por estímulos que nos movilizan utilizando esa angustia interna que resultará enfocada hacia generarnos una necesidad (lo que en marketing se conoce como “generar el dolor al reconocer lo que no soy o lo que no tengo”).

Ésa es la etapa de crear en nosotros “el problema”, que en definitiva no es otra cosa que un miedo a la carencia de algún elemento que no disponemos y que somos inducidos a pensar que es absolutamente necesario en nuestra vida.
Nos “falta” algo y se nos moviliza hacia buscar la solución de esa necesidad, generalmente ficticia, en la creencia fomentada de que “ese algo” que nos están ofreciendo es la solución definitiva y real a nuestra ansiedad.

Allí entonces, nos ponemos en situación de emergencia (Reacción) convencidos de que realmente necesitamos justamente tener eso que nos han hecho ver que no tenemos, o que tenemos (el modelo más pequeño) pero que no alcanza los estándares que se supone que debería tener (por ejemplo, cambiar el auto, comprarnos ropa, tener otro nivel de vida mejor, etc.).

Y es entonces cuando aparece el producto o el elemento que cae del cielo a satisfacer nuestra urgencia (la Solución), haciéndonos creer que con eso vamos a saciar esa necesidad y que de pronto, como por arte de magia, una vez que actuemos en el sentido en que se nos impulsa, seremos felices, no sentiremos más angustia, nos sentiremos plenos y totalmente saciados.

Como por ejemplo, una muy conocida gaseosa cola no se promociona para calmar la sed sino como el elixir mágico QUE NOS DARA LA FELICIDAD al beberla. Siendo que luego de beberla lo único que sentiremos, que antes no sentíamos, es la necesidad de TOMAR aún MÁS. El producto mágico en definitiva, en lugar de saciarnos, nos ha generado una nueva dependencia.

Si nos detenemos a pensar, entonces, dejando de lado los apegos a esos “falsos profetas” materiales que nos generan aún más apegos porque no sólo no nos dejan saciados, sino que por el contrario, nos movilizan hacia consumir más, nos daremos cuenta de que estamos siendo utilizados.

Y peor aún, “alguien” (el sistema) nos ha convencido de migrar desde esa sensación auténtica de que “algo nos falta” hacia la actitud consumidora obsesiva y permanente hacia adquirir aquellas cosas materiales que no van de ningún modo a saciar la mencionada ansiedad, pero que inundan los shoppings y los macro-mercados.

El sistema siempre nos mantiene “insatisfechos” y a la espera de una nueva oportunidad de saciarnos. La sensación de que “algo nos falta” es absolutamente genuina; no deberíamos luchar contra ella sino por el contrario aceptarla como natural y dejarnos fluir en el sentido correcto, pero diferenciando.

Nos falta encontrarnos con nosotros mismos, reconocernos como vida que es parte de la vida, y de ese modo, encontrar la Luz interna que no es sino una chispita de la Luz Mayor, a la que hoy más que nunca estamos siendo llamados a encontrar, porque es la única respuesta que nos saciará.

No te preocupes, entonces, si no encuentras a la Luz;
Ella te encontrará cuando abandones todo lo que no te sacia.

La situación entonces se resume a buscar, pero no en el afuera, sino en el adentro de nuestro ser. Cuando vayamos hacia adentro y dejemos de prestar atención a todo aquello externo que nos engaña y que no nos sacia, es cuando la Luz interior se hará presente, se mostrará deslumbrándonos, y ya no seremos esclavos de la estrategia que maneja al mundo, conocida como PROBLEMA – REACCIÓN – SOLUCIÓN.

Sin temor, comprobaremos que la paz nos inunda y desaparece esa sensación de “falta” que nos motiva a poner los ojos en lo externo, porque nuestra propia Luz, conectada a la Luz Mayor, nos alimentará y nos saciará. Entonces se cumplirá que…

La Luz nos encontrará… cuando abandonemos todo lo que no nos sacia.

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Bendiciones e Iluminación. Leo
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