¿ESTÁN EVOLUCIONANDO LOS ANIMALES?
Todo el tiempo vemos en las redes sociales o en la TV que los animales realizan travesuras, asumen actitudes muy graciosas o bien hacen cosas “humanas” como empatizar y ayudarse entre ellos, apadrinarse o darse de comer. Muchas veces esto es cómico, otras sorprendente, pero en todos los casos, el hecho atrapa e incluso llama a la reflexión.
Es evidente que algo energético está sucediendo en el planeta que nos está estimulando a evolucionar, sólo que por su naturaleza los animales lo van asimilando de buena manera y sin ninguna discusión, en cambio las personas reaccionan de maneras muy distintas, a veces, adversamente.
Estoy convencido que con el tiempo, los animales van a lograr comunicarse en la medida que sus fisiologías se vayan adaptando incluso a pronunciar palabras, pero en la mayoría de los casos ni hace falta que lo hagan puesto que hoy sus acciones y expresiones nos indican claramente lo que desean transmitir; de una forma o de otra, ellos se las ingenian para hacerse entender.
Pienso que cuando llegue ese día, muchos humanos se sentirán avergonzados por los reclamos que los animales tienen que hacernos como Humanidad. En el principio de la Creación, tanto el Reino Vegetal como el Animal se pusieron a disposición del Humano a fin de ayudarlo a sobrevivir; esta supervivencia no hubiera sido posible sin ellos aunque tal colaboración significó un sacrificio por amor que el ser humano nunca entendió. La prueba es que el Hombre con su conducta reprochable gradualmente ha ido produciendo la extinción de las especies y su crueldad con ellas no es justificable ni tampoco comprensible.
Las atrocidades del ser humano se trasladan hoy incluso hacia su propio gran hogar, el planeta, contaminándolo y ensuciándolo cada día más y sin necesidad; disponemos hoy de la tecnología como para que esto no se produzca, pero aún no tenemos la conciencia como para decidirnos a emplearla en ese sentido. A veces la tecnología está representada por un simple tacho de basura.
Esto nos está diciendo que si bien los animales están evolucionando, nuestra especie no parece estar haciéndolo en la misma proporción, y las reacciones sorprendentes de los animales deberían representar un serio llamado de atención en el sentido que ya es tiempo de abandonar la cueva, el hacha de piedra y dirigirnos hacia ponernos de pie como especie superior y elevarnos al lugar en que deberíamos estar.
Muchas tribus energéticas no humanas admiran al Humano mientras que otras definitivamente lo aborrecen justificadamente al observar su desprecio por la vida natural y aún su misma vocación de suicidio. Es muy común que muchos Elementales convivan con nosotros y aún, hasta algunos han decidido encarar la experiencia humana encarnando como humanos aún sin serlo, con el fin de aprender de muchos aspectos de nuestra especie que resultan únicos en el planeta.
Tanto Hadas, como Sirenas, Duendes, Gnomos y otras Tribus Elementales forman parte de lo que nosotros sólo vemos como un conjunto aparte de la Humanidad, aunque en realidad ella esté compuesta por numerosos grupos terrestres y extraterrestres, muy diferentes del hombre y de la mujer con alma humana que consideramos como ejemplares normales de nuestra especie.
Estos seres peregrinos que nos infiltran presentan ciertas dificultades en adaptarse en su proceso de aprendizaje y en realidad sufren mucho por esa intención de parecerse, aprendiendo (no siempre totalmente) a simular conductas humanas que según su idiosincracia tribal no terminan de entender del todo puesto que naturalmente no poseen estas características; del hecho mismo que no lo entiendan es que surge esa curiosidad que los trae a incorporarse a nuestro “mundo humano” con la finalidad de aprender.
Otras veces ciertos animales son koboltizados o “habitados” por seres Elementales que buscan de ese modo acercarse a nuestra civilización a fin de ayudarnos, traernos un mensaje o un aviso, o en otras veces, a participar de situaciones especiales como si se tratara de actuar sobre un escenario en una obra teatral en particular.
La realidad es que nuestra vida material parece ser solamente eso: una obra teatral, y por ello no deberíamos tomarnos la vida tan en serio al grado de desesperarnos y angustiarnos porque sólo se trata de lecciones de aprendizaje que solamente debemos aceptar de buen grado a fin de experimentarlas en plenitud y obtener el total de la vivencia programada.
Hoy, esta notable evolución de los animales nos está señalando que se acerca el momento de nuestra graduación en esta escuela llamada Tierra, y que de nosotros depende la calificación que obtendremos luego de vivir la experiencia de este largo Ciclo Terrenal de miles de años.
En el caso de los seres Elementales, ellos ansían obtener el aprendizaje y el entendimiento que solamente vivir entre humanos y como humanos les puede ofrecer. Refiriéndonos a los extraterrestres, algunos de ellos intentan comprender nuestras motivaciones y nuestros ritmos de crecimiento, dimensionado nuestra evolución desde adentro mismo de nuestra civilización, mientras que otros no son solamente simples observadores sino que se inclinan a participar activamente y muchas veces, a colaborar con algunas personas en eventuales situaciones de peligro.
Es bien visible que los animales domésticos incluso llegan a asimilar la personalidad del dueño y deberíamos saber que su misión de protección no se limita solamente a avisarnos que algo extraño está sucediendo en nuestro patio trasero, sino que dado su rango de visión más amplio que el nuestro, ellos detectan en nuestro hogar presencias energéticas de otra índole, tanto positivas como negativas.
Muchas veces las mascotas asumen la defensa de sus amos al sublime grado de sacrificar su propia vida con tal de “bajar a tierra” las influencias negativas que amenazan a sus dueños. He presenciado estos actos heroicos en los que mis propias mascotas han decidido “poner el pecho” ante una amenaza esotérica contra mi persona.
A tal grado esto me ha afectado, que he decidido ya no tener mascotas porque sé que ellas intervendrán en mi defensa en cuanto se presenten dichas influencias maléficas; me deja más tranquilo y en paz asumir estas situaciones y enfrentarlas personalmente en lugar de ver, como ya he visto, que un ser inocente al que amo y que busca protegerme sea el blanco de esas nefastas energías malsanas. Creo haber crecido lo suficiente como para hacerme cargo de mi propia defensa y enfrentar mis propios riesgos como precio al intentar brillar en la oscuridad.
De este modo, observamos que los animales forman parte de nuestra vida a niveles insospechados, lo que me ha llevado a la firme convicción de no alimentarme de ninguna clase de comida que implique el sufrimiento de un animal. Aunque sólo fuese por nuestra propia conveniencia saludable deberíamos dejar de comer carne de cualquier tipo, así como evitar la leche y los productos originados a partir de cualquier especie animal.
Conozco a varias personas sensibles que parecen no soportar la pérdida de su mascota; esto se debe a que la misma se ha incorporado a la vida energética de la persona de tal manera que al perder su mascota, la persona siente como que se ha ido una parte de sí.
Por eso es siempre recomendable que al morir una mascota, de inmediato nos hagamos de otra que la reemplace a fin de que ese campo de nuestra propia energía que ha quedado vacante, sea asumido tal cual por el nuevo acompañante en lugar de formarse una brecha energética que posteriormente pueda llegar a constituírse en un egregor que nos quite parte de nuestra energía vital.
Muchas personas no lo hacen porque deciden vivir el duelo por esa ausencia puesto que consideran que de esa forma no están traicionando la memoria de su vieja mascota, siendo que si ésta pudiera comunicarse con ellas les aconsejaría buscar reemplazarlas a la brevedad y poner su amor y su atención tal como lo hacían con la anterior ya desaparecida.
Los animales no poseen un alma particular como el humano sino que forman parte de una gran alma que los congrega, por lo que si una mascota desaparecida es reemplazada por otra, el equilibrio se conserva.
Repetidas veces presenciamos que ciertas mascotas inexplicablemente se pierden o se extravían y resulta imposible recuperarlas; a veces se van de nuestro lado inexplicablemente para no volver. En esos casos, un perro o un gato que se alejan voluntariamente de su amo, se están llevando consigo importantes cargas energéticas nefastas a fin de que las mismas no recaigan en sus amos.
Esto es un sacrificio por amor que muchas veces no entendemos. El perro o el gato que se extravió no fue porque no sabe cómo regresar a su hogar sino porque se aleja voluntariamente a fin de ahorrarle a su amo el sufrimiento de que esas energías negativas afecten o malogren su vida futura.
Otras veces, con esfuerzo logran desprenderse de esas energías negativas y sintiéndose ahora limpias, deciden retomar el rumbo al hogar. La popular imagen de la bruja que sostiene a una lechuza en su hombro, tiene ahora su explicación.
El caso de perros y gatos callejeros en muchas ocasiones se debe a esta situación, por lo que deberíamos sentir más respeto por estos animales en función de que es posible que su soledad se deba a que decidieron llevarse consigo el maleficio de la casa de su amo.
En una ocasión, tuve que mudarme a un barrio en el que habitaban algunos ejemplares callejeros de los que me llamó la atención un hermoso perro de la raza Siberian Husky, un animal manso pero muy descuidado, y la tentación de adoptarlo fue muy grande; él me recibió alegremente cuando me le acerqué y aceptaba la comida y las caricias, pero cuando quise cobijarlo en casa pareció indicarme claramente que él prefería la calle.
Pasaron algunos años en los que no lo volví a ver y nuevamente debí mudarme al otro extremo de la ciudad. Grande sería mi sorpresa de encontrame un día en la puerta al viejo siberiano, que tampoco esta vez aceptó ser adoptado, pero me resultó muy llamativo el hecho de que yo me mudara y al tiempo el perro decidiera también mudarse al mismo barrio.
Si todas las personas pudieran comprender lo que el Reino Animal y el Vegetal voluntariamente nos ofrecen con tal de cuidarnos para que no se extinga la especie humana las especies animales y vegetales no se extinguirían, porque la conciencia humana no lo permitiría; pero lamentablemente no es así.
El ser humano considera a estos seres como de naturaleza inferior, siendo que su Conciencia Grupal está a la par o bien, naturalmente por encima de la Conciencia humana individual, razón por la cual les es más fácil sintonizarse con las vibraciones que las personas no somos capaces de sentir; como ejemplo de ello, podemos ver fácilmente los comportamientos extraños de los animales en el campo cuando se avecina una tormenta a pesar de que vemos que el cielo se encuentra absolutamente despejado.
Muchas veces mientras viajo en la ruta suelo observar el vuelo de los pájaros para adelantarme al pronóstico del tiempo: cuando los pájaros vuelan en bandada organizada en “V”, eso significa que habrá buen tiempo; si lo hacen en grupo suelto y en forma desordenada, es porque se está formando un temporal o bien los próximos días van a ser de mal tiempo.
Cuando los perros, las ovejas o los caballos se revuelcan frotando el lomo contra el piso en una graciosa demostración, esto se debe a que su lomo se encuentra cargado por estática lo que indica que a la brevedad llegará una intensa tormenta eléctrica y esto avisa que es necesario guarecerse.
De este modo, podemos darnos cuenta de que los animales no son tan inferiores como nos han hecho creer que son, ni tampoco están para ser víctimas de nuestro maltrato o de nuestras necesidades alimenticias.
Y si somos observadores, podremos ver en ellos gestos de una empatía y un amor desprendido que sería muy deseable que nosotros, “los reyes de la Creación” algún día llegáramos a tener, no sólo con ellos sino con los demás ejemplares de nuestra propia especie.
Por experiencias personales aseguro que es posible, mediante técnicas especiales de Control Mental, proyectar nuestra conciencia hacia el interior de la mente de nuestra mascota y así percibir sus inquietudes, su estado de ánimo, y hasta recibir imágenes que el animal gustaría de transmitirnos.
De ese modo podríamos comprender las razones que tiene para comportarse de alguna forma especial, o el porqué de rechazar tal alimento, o destrozar lo que se encuentre a su alcance; generalmente se trata de una angustia o malestar que muchas veces no se debe a su propia naturaleza sino al estado de ánimo o situación en que está vibrando su dueño o algún integrante de la familia.
Antes de que sea demasiado tarde, los seres humanos deberíamos YA abandonar de plano nuestras actitudes negativas hacia todo nuestro entorno y disponernos de una buena vez a evolucionar hacia nuevos horizontes espirituales; el momento está llegado a su culminación, y eso nos lo está mostrando el hecho de ver claramente cómo están evolucionando los animales.
El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo
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