TU CONEXIÓN CON EL MUNDO

Hoy mientras almorzaba encendí el televisor para enterarme de las noticias del día, pero como suelo hacer invariablemente me vi obligado a presionar el botón MUTE (enmudecedor) para silenciar y dejar solamente la imagen y los títulos del videograph en la parte inferior de la pantalla.

Al cabo de unos minutos de escuchar periodistas y conductores que para mi disgusto groseramente superponen sus voces a los entrevistados, se “pisan” entre ellos mismos sin respeto alguno, y teniendo que esforzarme en filtrar mentalmente una música repetitiva de fondo que no permite escuchar las voces con claridad, percibí que mi atención se estaba saturando con demasiados estímulos juntos, y como de costumbre acudí a mi salvador: el botón MUTE.

Comentando esto mismo con otras personas, me han preguntado “¿Y para qué mirás televisión?” en el sentido peyorativo de referirse a “la caja boba” como un “idiotizante de personas”. Les respondo que lo hago porque quiero estar al tanto de lo que sucede no solamente en mi entorno próximo, sino establecer cierto grado de conexión con el mundo para observar las tendencias y estar actualizado, y así mantener una conciencia expandida más allá de los límites cotidianos.

Tal vez sea la misma razón que impulsa a los astrónomos a investigar el cielo y descubrir sus secretos y sus desplazamientos estelares: aprender, conocer, desvelar secretos. Pero aquí recordé a Pedro, un apreciado vecino que tenía hace muchos años, que pertenecía a un grupo religioso fundamentalista y que me comentaba que no sólo ellos en su casa no tienen TV sino que le prohíben a sus niños ver TV en otros ambientes fuera de casa, porque según él, la televisión es un arma del Demonio.

He escuchado a ciertas personas decir con orgullo “hace 10 años que no veo televisión”. En otros casos, también he alcanzado a oir “no participo de las redes sociales” o bien directamente “dejé de tener Internet”. He estado tentado de responderles: “Entonces, ¿Por qué no tapias con ladrillos las puertas y las ventanas de tu casa, así no te molesta el exterior?”. ¿Es que alguien cree seriamente que puede vivir y evolucionar encerrado en una cueva, o bajo tierra como una lombriz?

Permanentemente las personas están preguntándose en voz alta: ¿Qué está pasando con la gente? ¿Adónde llegaremos si esto sigue así? ¿Dónde quedaron nuestros viejos valores, nuestra añorada vieja forma de vivir? ¿Por qué todo está tan cargado de agresión y violencia? La razón es sencilla pero no tan fácil de ver. Es la estrategia Problema-Reacción-Solución, ya explicada en otro de mis artículos.

Muchas veces me irrita tanto cómo se está administrando hoy el espacio televisivo, que le doy la razón a Pedro en forma inconsciente. De hecho, se utiliza la pantalla para mentalizar subliminalmente a los espectadores en el sentido de atontarlos y confundirlos para que sean incapaces de discernir la verdad, cuando en realidad para rescatarnos, se hace muy necesario distinguirla.

Pero a su vez, este tema me inspiró a escribir este artículo, no sobre el aspecto demoníaco de la TV, sino sobre que con sólo apretar un botón, ya puedo terminar con la parafernalia y obtengo sólo lo que me sirve, las noticias y el conocimiento de lo que sucede lejos de mí. Hay quienes me dicen que mantienen la TV encendida para que los acompañe, pero se olvidan que todo lo que entra por nuestros oídos y por nuestros ojos, el inconsciente lo graba y lo recuerda.

Del mismo modo, nos llegan en forma permanente y por todos los medios posibles, innumerables interferencias que muchas veces no detectamos y que van desde las radiaciones de nuestros propios equipos electrónicos hasta otra innumerable gama de frecuencias no audibles ni detectables, provocadas intencionalmente. La salud física y mental de los que vivan en el futuro va a estar reservada solamente a aquellos que aprendan a crear en ellos su propio “botón MUTE”. O sea un “selector de interferecias perniciosas”.

En este caso, sin dejar de presenciar las imágenes, sería posible “aislarnos” de las inconvenientes influencias que la sociedad humana se encarga de dirigir en todo momento hacia nosotros, las mismas que buscan provocarnos el stress, la ansiedad, las compras compulsivas, el mal humor, la poca capacidad de soportar aún a nuestra propia familia, el hastío, la falta de tolerancia y hasta la falta de empatía hacia nuestros cercanos.

Lógicamente, el sistema defensivo del ser humano al estar permanentemente saturado de sobre-estímulos ya no puede tener paciencia porque se encuentra al borde de un ataque de furia y basta una mínima situación que lo desborde para explotar provocando las situaciones aparentemente incomprensibles de violencia verbal y física, que luego se vuelven noticia en los medios de comunicación.

O también puede generarse problemas de salud internos que lo llevarán hacia la enfermedad y la muerte. A ello hago referencia en otro artículo de este mismo blog, mencionando el lamentable caso de la desaparición tan temprana de una apreciada periodista de nuestro medio:  https://www.elsenderodelser.com.ar/2018/02/10/el-deceso-de-debora-perez-volpin/

¿La solución? Aprender a distinguir nuestro propio estado de saturación y antes de llegar al límite, “apretar el MUTE” cuando la situación se evalúa como intrascendente para nosotros. Aprender a oir sin escuchar a las personas quejosas, a ver sin alterarse las situaciones injustas, a restar importancia a lo que el sistema pretende hacernos creer que es necesario, tal como es por ejemplo, conseguir el último modelo de auto o vacacionar por el Caribe.

Esto no significa desconectarse del mundo, por el contrario. El sistema pretende saturarnos para que no seamos capaces de discernir lo que esa maldita estrategia está creando en el mundo, con pestes, con guerras, con violencia, con adicciones, con alteraciones climáticas provocadas. A lo que me estoy refiriendo es aprender a lograr que lo que sucede fuera de nuestra piel no penetre al interior cuando no es necesario, ya que es muy conveniente que esto no suceda.

De esa forma, cada persona sería capaz de resguardar un porcentaje de su capacidad para prestarle atención a su familia, a sus necesidades espirituales, a su propio tiempo de disfrute de forma de contrarrestar los momentos de esfuerzo diario. En otras palabras y a fin de que se interprete: no permitir que los influjos extraños agoten nuestra energía y nuestra paciencia sin darnos cuenta, alteren nuestra paz interior, nuestro poder de autodeterminación, nuestra empatía con quienes la merecen, nuestros sentimientos y la libre expresión de nuestras emociones sin que produzcan daños en los demás o en nosotros mismos.

Es decir, como primer paso, comenzar por distinguir lo que es absolutamente necesario de lo que nos quieren hacer creer que es. Diferenciar por ejemplo, el hecho natural que sintamos sed y deseos de tomar agua, al estímulo espúreo y perverso del marketing que nos muestra imágenes que nos provocan sed, pero no de agua, sino ansiedad de salir corriendo a comprar ESA gaseosa, la misma que ellos nos aseguran que “es la solución para calmar nuestra sed” y que a su vez contiene aditivos para volver a generarla.

En un segundo paso, hay que observar qué consecuencias perniciosas tenía nuestro accionar de antes de aprender a discernir, qué cosa nos estaban provocando. Por ejemplo, en este mismo momento, dado que se ha roto el aire acondicionado en este ambiente, casi me he dejado llevar por el fastidio pero sin embargo he reaccionado y acomodando apropiadamente el ventilador, aquí estoy cómodamente escribiendo este post. Aprender a decirle NO al fastidio, no a la sensación de malestar, sí a distinguir opciones y otros sucedáneos que reemplacen a aquello que hemos creído que no podíamos reemplazar.

Pude haberme mudado con mis elementos necesarios a otro ambiente donde sí el aire acondicionado funciona, pero para probar de mi propia sopa a ver qué sabor tiene, para verificar si en realidad soy capaz de poner en práctica lo que sugiero a los demás, he prescindido del AA y lo he reemplazado por el viejo ventilador, como cuando era joven y tenía que estudiar.

En aquellos años no tenía AA y sin embargo, sobreviví exitosamente a ello. Este pequeño triunfo de ahora sobre mí mismo, me ha dejado una sensación de satisfacción y seguridad, y alegría por haberme vencido a mí mismo en lugar de haberme dejado llevar por el fastidio que hubiera resultado dañino para mi salud.

Ése es otro punto importante. Mis abuelos sólo tomaban una pastilla cuando estaban enfermos, lo que no era frecuente. Hoy, a medida que pasan los años, tenemos una aparatosa planificación diaria de horarios para tomar esta pastilla contra algo y luego, a las dos horas, aquella otra contra otro algo.

¿Por qué hemos llegado a este extremo? Por no haber sido capaces de crear nuestro propio botón “antipánico” y aprender a distinguir una necesidad real de otra ficticia e instalada en nosotros por la mente de otro que busca vendernos algo o provocar algo errado en nosotros de manera que corramos a comprarle lo que quiere vender.

Quien suele leer mis artículos encontrará que estoy en guerra declarada contra las gaseosas. Durante décadas he sido un ferviente admirador de todas las variedades de gaseosas puestas en el mercado, hasta que un día observé que estaban causando en mí cierta dificultad en las articulaciones, lo que ratifiqué por muchos comentarios leídos en Internet.

El Aspartamo que le adicionan funciona como un aditivo generador de ansiedad y adicción, más allá de convertirse en Etanol y acumularse en nuestras articulaciones para bloquearlas. Yo, que siempre estuve en contra del cigarrillo y el alcohol, descubrí con horror que YO SIN DUDA ME HABÍA VUELTO UN ADICTO.

Suspender de un golpe seco ese hábito de años no fue fácil de enfrentar, pero las reemplacé por agua saborizada. Ahora último, leyendo con una lupa la letra invisible de su contenido he descubierto que los asesinos de siempre se han adueñado de las marcas pequeñas y les están agregando los mismos componente adictivos, por lo que he decidio tomar exclusivamente agua purificada. Y con sorpresa, he descubierto que tomar ocasionalmente algún vaso de gaseosa, hoy me resulta desagradable cuando antes me resultaba un placer.

Estos ejemplos sencillos han sido dados no para escribir sobre mí, sino para dar una idea de cómo debemos discernir en todos los terrenos y adoptar las variantes menos perjudiciales a nuestra salud y a nuestra paz interior, liberándola de la ansiedad, del mal humor, de la permanente necesidad de consumir algo, es decir, en otras palabras: DE LAS ADICCIONES PROVOCADAS.

Regresando al meollo de la cuestión, aislarnos del mundo no soluciona nuestros problemas. Sin embargo, el mundo nos ofrece ventajas que detrás encierran siempre una conveniencia para ellos y una cadena para nuestra libertad. Se trata entonces, de no entrar en su juego y servirnos de lo que nos ofrece y realmente nos beneficia, y descartar lo “maravilloso” que puede encandilarnos y hacernos caer en la dependencia de su sistema alimentario y farmacéutico.

Volver a lo natural, es nuestra oportunidad de sobrevivir; no hacerles el juego, no engancharnos en sus estrategias pero sí aprovechar sus ventajas. Sería muy tonto no hacerlo. Como siempre expreso, un cuchillo sirve para ayudarnos en nuestros quehaceres tanto como para matar o lastimarnos a nosotros mismos, depende de cómo se use. Se trata de separar bien lo beneficioso de aquello engañoso que no lo es.

Un tercer punto, es que por cada cosa que suprimamos por decisión propia, deberemos encontrar un sustituto sano que lo reemplace. Dejaré tal o cual mala costumbre a cambio de “pasear” en mi bicicleta fija mientras miro un video de Internet que me enseña cómo resolver ejercicios de integrales, por ejemplo, en mi caso.

El cuarto elemento será el tiempo. Si bien creemos que no sobreviviremos sin tomar determinada marca de gaseosa, el síndrome de la abstinencia no durará para siempre, en unos días ya estaremos enfocados en otra cosa. El Sistema tiene la perversa estrategia de solicitarnos permanentemente para vendernos “la solución” que traerá un efecto secundario que nos obligará a comprar “otra solución para contrarrestar los efectos perniciosos de la anterior solución”.

En conversaciones con mis Guías, me han recomendado desde su Dimensión que las tareas correctivas se realicen no menos de siete días corridos; por otra parte así lo indica la Numerología, en ciclos de 7 días, y también se ha comprobado que el cuerpo humano se reacomoda a nuevos parámetros al cabo de 21 días, lo que significa 3 veces 7.

Entonces, no diré que es fácil, pero se trata de proceder inteligentemente para mudar de una vez para siempre nuestra mentalidad, de forma de no hacerle el juego al Sistema pero sin embargo aprovechar todas las cosas buenas que nos ofrece para nuestro beneficio y sustituir las que se trae como el dicho campero criollo expresa: “con el cuchillo bajo el poncho”.

Lo importante entonces, no es alejarse del mundo y encerrarse en una cueva. El reconocido Maestro Sai Baba hacía esperar meses a aquellos monjes orientales que concurrían a entrevistarlo mientras que atendía sin demora a los visitantes de otras partes del mundo.

Algunos veían con disgusto que así fuera, dado que los monjes budistas estaban dedicados a pleno en sus procesos espirituales, sin embargo Sai Baba consideraba que sus filosofías de vida eran muy cómodas porque vivían recluídos sin enfrentar los requirimientos ni las perversas pruebas del mundo, y si estos visitantes de tierras lejanas aún a pesar de vivir en pleno contacto con el mundo, mantenían viva su llama espiritual, éstos eran más merecedores de su atención.

Por eso, insisto, no me estoy refiriendo a alejarnos del mundo, sino a enfrentarnos a él y saber activar nuestro “botón MUTE” cuando nos damos cuenta que su efecto es pernicioso mientras que aprovechamos sus ventajas y las aplicamos para nuestro desarrollo.

El juego de la Oscuridad que maneja el mundo es como la carnada para el pez, detrás de ella está el anzuelo que lo aprisiona; la picardía al discernir se encuentra en comernos la carnada pero siendo capaces de evitar el anzuelo, creo que así expresado queda más que claro.

Ésa es parte de las razones de la Luz para permitir que exista la Oscuridad, su inteligencia perversa puede servir a nuestro desarrollo si somos capaces de separar en dos partes, la “inteligencia” de la “perversa” y ayudarnos con las aplicaciones de la primera evitando las nefastas consecuencias de la segunda. Por esa causa es que habiendo estado atentos, vigilando nuestra manera de vivir y habiendo sido capaces de crear nuestro propio Botón MUTE, considero sumamente útil mantener la conexión con el mundo.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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