¿A LA OPORTUNIDAD LA PINTAN CALVA?

Conversando hace unos días con un conocido que es policía, sobre la inseguridad en la ciudad, éste me decía que la mitad de los robos podrían evitarse si la gente estuviera más atenta a su entorno, ya que el ladrón SIEMPRE está atento a lo que hace su víctima para acceder a ella en el momento en que menos ésta espera, mientras la víctima está distraída y descuidada.

Por eso hay un viejo dicho español que reza: “La oportunidad hace al ladrón”. Esto significa que estamos cediendo el momento propicio y los medios necesarios para que el ladrón se aproveche; y tal vez ni siquiera se trate de un robo, ya que cuando no hay ninguna clase de contacto entre el ladrón y su víctima, a ésto se le suele llamar “hurto”, es decir, cuando no hubo necesidad de esfuerzo ni enfrentamiento alguno.

Y por supuesto que el hurto está menos penado que el robo, y el robo, menos penado que el asalto; en el primer caso, solamente fue un descuido de la víctima en el que no fue necesario arrebatarle nada por la fuerza, como por ejemplo, si hemos dejado en la calle el auto en marcha con las llaves puestas y listo para salir.

Es característico que la gente diga “sólo fue un instante que me descuidé”. Sólo se ha tratado de un instante, es decir que ha intervenido el tiempo. Las condiciones también han debido ser propicias (el auto en marcha, por ejemplo) y además, la víctima no estaba conciente de su entorno, en el cual se hallaba circunstancialmente el autor del robo.

Ha sido así, que hemos cedido el tiempo y el espacio que nos pertenecía, a otra persona, que ha podido de esta forma cumplir su objetivo diario: hacerse de lo ajeno. El ladrón es un profesional en su tema, está siempre atento; la víctima sólo concede inconscientemente la oportunidad.

Esto nos señala entonces que “Una oportunidad es un instante o una situación en que ciertas condiciones de tiempo y entorno confluyen para lograr un objetivo potencial”. Esta definición es muy importante y de su aprendizaje y aplicación depende nuestro presente y nuestro futuro.

Por ejemplo, un post de un amigo en Facebook, me ha dado la oportunidad de analizarlo y de resultas de ello, ha nacido este artículo; lógicamente para eso yo debo estar siempre atento, a la caza de oportunidades que me presenten temas para ilustrar mi blog.

En tal posteo decía algo así como que “Si no encuentras la oportunidad, créala”. Esto “me dio la oportunidad” de cuestionar la idea a fin de discernir si era realmente una verdad o una falacia. Y la aproveché para analizar si la oportunidad podía ser creada.

De mis estudios como Astrólogo y Numerólogo, así como de los Biorritmos de cada persona, he obtenido la certeza de que los hechos suceden regidos por una matemática muy elevada, pero a veces relativamente sencilla de deducir.

Esto indica que la oportunidad NO SE CREA cuando uno desea, sólo se reconoce, o no, y se aprovecha, o no. Si la persona no es capaz de encontrar una oportunidad y reconocerla, mucho menos será capaz de crearla, porque no tiene la conciencia apropiada de la existencia de la oportunidad, en qué consiste y qué elementos la componen.

Sería como el caso de un ladrón distraído, en lugar de estar atento, y entonces él mismo pasaría al lugar de víctima de otro ladrón más despierto.

Esto alerta en el sentido de que, como en todos los hechos entre humanos, se necesitan dos partes; así, cada una de ellas tiene un porcentaje de responsabilidad, y no cabe llamarlo “suerte” o “mala suerte” cuando el hecho ocurre. ¿Suerte para el ladrón y mala suerte para la víctima del robo al mismo tiempo?

Muchos hechos que no deseamos nos suceden debido a nuestra responsabilidad no cumplida y es común que digamos en tal caso: “Oh, qué mala suerte”. Esto indica que no hemos sabido reconocer la oportunidad y otro la ha tomado. O bien, que no hemos tomado previamente los recaudos para el caso en que se produzca el hecho referido.

Es algo así como salir de viaje con el auto sin llevar la rueda de auxilio en condiciones. ¿Cuándo se acuerda el conductor de verificar si su rueda de auxilio está inflada? Cuando tiene que cambiar la que se ha pinchado y entonces descubre que debió haberla revisado con anterioridad. ¡Qué mala suerte!

También los españoles dicen, en su mentalidad graciosa y pintoresca: “A la oportunidad la pintan calva”, en referencia a que la oportunidad es dueña de su propio tiempo y no se la puede traer tomada de los cabellos cuando se desea, puesto que es calva y no los tiene.

En estos tiempos modernos ha surgido un concepto que 50 años atrás no existía. Se habla de la falta de oportunidades, de gente que no tiene oportunidades, que no se presentan las oportunidades con la frecuencia deseada.

Estoy totalmente en desacuerdo con ello, es una excusa que enarbolan los perdedores; las oportunidades siguen existiendo, sólo que su paso es más sutil y su caminar no hace ruido, por lo que sólo quien esté atento a su paso será capaz de hacerse de ella.

Los que no han sido capaces de reconocerla, dirán que Fulano “ha tenido suerte” siendo que Fulano supo ver donde los demás estaban ciegos. Dirán que Fulano afortunadamente tocó el timbre de la puerta que se abría, sin poner atención en que Fulano todos los días salía a tocar timbres sin importarle que no le abran.

Durante mis trabajos técnicos varias veces me han dicho: “Qué suerte que sabes hablar inglés” a lo que yo he respondido: “Qué suerte que tienes de haber aprendido a patear la pelota en el potrero mientras que yo estudiaba inglés, pues yo no entiendo nada de futbol”.

En este caso, no fue la oportunidad, sino que fue preparación para estar listo en el momento en que pasara por allí la oportunidad. Y las oportunidades pasaron muchas veces, y en todas ellas yo estaba listo para reconocerla y trabajar como profesor de inglés, o bien, en trabajos muy cotizados en dos empresas multinacionales, o para emplear mis conocimientos en comprender manuales de instrucciones que mis propios jefes no entendían.

Entonces, queda claro que por un lado, debemos prepararnos anticipadamente para estar en condiciones de aprovechar la oportunidad y por otro, debemos estar atentos y aprender a reconocerla.

Tal como les digo a mis alumnos de los cursos de Electricidad y Mecánica Automotriz: “No pueden decirle a quien necesita un técnico que les espere un año, que van a hacer una capacitación y vuelven”. La oportunidad es YA, es AHORA, y concede su gloria al más preparado y al más despierto.

¿Las clases bajas no tienen oportunidades? No es cierto. Tengo un alumno actualmente de unos 35 años de edad, sumamente limitado en sus recursos, que trabaja en el campo como peón, con la cantidad de horas que ésto requiere, el esfuerzo y la poca paga que obtiene.

El año pasado él se recorría 35 kilómetros en bicicleta para asistir al curso, y ya muy entrada la noche (las 23 hs cuando termino mis clases), viajaba otros 35 km en la oscuridad, en bicicleta de regreso al campo, siendo que al otro día, a la salida del sol, debía estar de pie y con ganas de trabajar.

Un día dejó de asistir, por lo que me hizo pensar preocupadamente en que podía haberle ocurrido un accidente en la ruta, pero no, este año retomó sus estudios, ahora con una motocicleta algo desvencijada, pero que le ayuda a venir a sus clases de Mecánica.

No se lo he dicho aún, pero sinceramente lo admiro, porque se está preparando para hacerse de su oportunidad; y tal vez él no lo sepa ni se considere así, pero es un ganador nato. Y la oportunidad suele complacerse en dejarse ver por los ganadores que se esfuerzan, mientras que se niega a los que esperan que el maná les caiga del cielo.

Aprovechar las oportunidades no es para débiles de carácter; para ello se necesita valentía y autoestima, y esto se logra preparándose y visualizando el paso de la oportunidad, para hacerse de ella en el momento apropiado.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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