¿ESTÁS DESPERTANDO EN ARMONÍA?

No se trata sólo de despertar como todas las mañanas para realizar las tareas diarias; existe otro despertar que debería llevarse en paralelo. Sin embargo este proceso físico de salir del sueño para encarar la realidad muchas veces suele determinar el resultado del día, malo, mediocre o excelente.

Numerológicamente, cada día de la semana tiene una característica distinta; no hay dos días iguales aunque siempre los Lunes son similares, los Martes tienen su característica peculiar, los Miércoles la suya, etc. pero éste es un tema que desarrollaré en otro artículo.

Cada día que “despertamos” y nos levantamos de la cama implica un nuevo aprendizaje; lo nuevo de ese aprendizaje no debería ser encarado con miedo sino con curiosidad, ya que representa un nuevo desafío y nos pone a prueba para ver si podemos resolverlo aplicando todos los aprendizajes experimentados en días, meses o años anteriores.

Así ha sido programado en nuestro Plan de Vida, antes de nacer y está impreso en nuestra Carta Natal, que podría interpretarse de la misma forma que el “plan de estudios” de cualquier carrera universitaria. Del mismo modo, no podremos enfrentarnos a desafíos que requieran un aprendizaje anterior que no ha sido adquirido, tal como en la Facultad no podemos rendir una materia sin haber aprobado las correlativas anteriores.

Por lo tanto, no tengamos miedo, porque nada se nos presentará que no hayamos tenido antes la oportunidad de adquirir el aprendizaje correlativo para resolverlo.

Esto implica también crecer llevando en paralelo una formación interior acorde que nos respalde cuando debemos hacernos cargo de solucionar un problema de las 3 dimensiones en las que vivimos. Muchas veces esta formación interior de la persona está siendo descuidada, por lo que no existe el apoyo moral interno que le otorga la fortaleza para enfrentar lo exterior.

Con esto me refiero a “despertar en armonía”, o bien, crecer (ése es el fin de despertar) llevando en paralelo tanto el cuerpo como la mente y el espíritu. Somos seres duales y nos expresamos en la dualidad, por lo que lo anteriormente manifestado no debería sorprender a nadie.

¿Cómo sabemos que lo estamos haciendo bien? Desde el lado exterior, lo que resolvemos tiene el éxito esperado, y desde el lado interior de nuestro ser, sentimos una inequívoca satisfacción, una alegría especial, una liviandad y una seguridad que no deja lugar a dudas.

A veces, lo exterior no se resuelve como deseamos; en ese caso en lugar de fastidiarnos o frustrarnos deberíamos ser resilientes y adaptarnos, dándole la bienvenida porque en realidad nos está ofreciendo una nueva oportunidad de intentarlo de otra manera y obtener otro nuevo aprendizaje que nos esté faltando.

Sólo es necesario aceptar el aparente fracaso y encarar el asunto de una nueva manera; muchas veces nuestro Ser Interior sabe que esta nueva manera es mucho más beneficiosa que la primitiva, o que nos brindará un aprendizaje que no tenemos.

La persona religiosa dirá entonces que su Dios no lo permitió porque ésa no era su voluntad, y en consecuencia, también lo aceptará debido a sus principios religiosos; esta cuestión es personal, pero en definitiva el resultado es el mismo.

Sin embargo, ir despertando en armonía nos irá formando como seres equilibrados que logran mayores satisfacciones en la vida. No es fácil despertar a la vida; pero menos fácil es aún, lograr despertar en equilibrio.

Siento como que si no se logra despertar en equilibrio, no se ha logrado despertar todavía. ¿Qué significa “despertar en equilibrio”? Despertar en armonía con ambas partes de la dualidad de cada uno, llevar el crecimiento en paralelo.

Si bien, se puede ver que cada ser tiene lo que siente como “misión” y ésta está visible en la Natal y muchas veces es intuída perfectamente por el interesado. En ocasiones, en vidas anteriores se ha dedicado con profundidad a un tema y en ésta actual ha determinado un Plan que lo lleva a compensar inclinándolo hacia lo opuesto. Por eso mismo es que no estamos en condiciones de juzgar a Juan o a Pedro por lo que hace o por lo que no hace; tal vez está llevando un equilibrio que no somos capaces de apreciar a simple vista.

En un caso especial de consultorio tuve la oportunidad única en veinte años de observar una Carta Natal casi perfecta, con la figura de la Estrella de David, en la que se mostraba que el individuo en cuestión había pasado por infinidad de pruebas que había aprendido a resolver, y en esta vida, sencillamente “se estaba tomando vacaciones” aparentando ser una simple persona del montón.

Externamente no parecía ser ninguna persona especial y su trabajo era ser simplemente un repartidor de bidones de agua que se ganaba la vida yendo de puerta en puerta, distribuyendo agua a sus clientes.

Lo que él no sabía era que al cargar los bidones sobre su hombro, él estaba transmitiendo experiencias y llevando un mensaje a cada destinatario que recibía el bidón. El agua es capaz de contener tanto emociones como mensajes, y este sencillo hombre no tenía conciencia de su gran conocimiento ni que cumplía la función de un “mensajero” de lecciones de vida para sus clientes, que tampoco sabían que eran los destinatarios y sólo veían en él al proveedor del agua, pero al tomar el agua, asimilaban el mensaje por inducción.

Su Carta Natal mostraba que el simple repartidor de agua era sorprendentemente un Maestro experimentado en las actividades en este plano que repartía mensajes y aprendizajes a sus clientes. Esto representó también un aprendizaje para mí, al comprenderlo, y me llevó a presentir que yo también estaba entregando mensajes a mis alumnos; pregunté a mis Guías y Ellos respondieron que en realidad les hablaba a mis alumnos en muchos niveles, aún cuando solamente aparentaba estar enseñándoles cómo funcionaba un motor.

Ese crecimiento interior se siente (o no) pero es una absoluta necesidad, y tanto lo aprendemos a través de nuestras experiencias personales como por contactos con otras personas insospechadas, a veces amigos, y también, otras, enemigos.

Del otro lado del Velo, no existen amigos ni enemigos, todos somos almas hermanas que buscamos crecer en el Amor y trazamos planes para encontrarnos y ayudarnos mutuamente con ese crecimiento interior, tan necesario como el crecimiento exterior. Probablemente en la vida del lector se han presentado “Maestros” que le han ayudado a aprender grandes lecciones, y seguramente él/ella misma también está intercambiando aprendizajes con los de su entorno.

A esto me estoy refiriendo con “despertar en armonía” a fin de cumplir con nuestro motivo de vida, o con nuestra misión en este plano de aprendizaje.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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