CUANDO LLEGA LA HORA DE LA MUERTE

“La hora de la muerte” no suena como una frase grata; sin embargo, al igual que el nacimiento, es uno de los momentos más importantes de nuestra vida y deberíamos comprenderlo, para nuestro bien y para el bien de aquellos a los que muchas veces tenemos que intentar consolar. Para muchas personas, hablar de la muerte es un tema escabroso, que les produce escalofríos; otras, decididamente prefieren no hablar de ello.

Asimismo, suelo advertir a aquellos que me consultan que no intenten interpretar por su cuenta las cartas cuando hago la tirada porque muchas veces cuando sale el Arcano XIII (La Muerte o El Cambio) se asustan innecesariamente. Un querido amigo y colega (también parapsicólogo) suele decir: “Hay muertes buenas y muertes malas” queriendo significar que muchas veces necesitamos de la muerte de algo para poder resucitar a algo nuevo. Por eso, en los procesos de curación, buscamos cortar “la muerte mala” pero no “la muerte buena”.

En una Lectura de Registros Akáshicos, cierta vez se presentó (como cada vez que se nombra a una Entidad, y de esa forma, se la convoca) a mi lado La Muerte. La persona que en ese momento hacía la Lectura, sintió un sacudón y se dio cuenta que la entidad de La Muerte se había parado a mi lado, y queriendo tranquilizarme, me lo explicó con mucho cuidado pensando que yo iba a asustarme.

Yo no pude menos que soltar la risa, porque ya que sé que Ella me acompaña todo el tiempo, y mis Guías agregaron: “LA MUERTE ES UNA GRAN MAESTRA”, lo que se comprende si se considera que la Muerte no es sólo la terminación de la vida de una persona, sino que muchos procesos de nuestra vida caen en desuso, y obsoletos ya, mueren, o sea, dejan de existir. Allí está justamente el aprendizaje, en cómo asimilemos ese “ya no existe”.

Una persona amiga del Face comentó una reflexión que me inspiró para escribir este artículo, y sus preguntas textuales fueron:

“Suelo hacerme esta pregunta… ¿Qué es lo que retiene a las personas en este plano cuando ya están en estado muy tristemente decadente?… ¿Será que no trabajan el desapego? ¿Será una especie de control? ¿Será no lograr soltar? ¿Será karma, deudas aún impagas? ¿Decisión de Dios?… No hallo la respuesta…”

La hora de la muerte, es decir, el momento en que el alma se desprende del cuerpo, está marcada con precisión absoluta por el tránsito (pasaje momentáneo) de la luna sobre la cúspide (el comienzo) de la Casa VIII de la Carta Natal del sujeto. Cierta vez, una alumna mía del curso de Astrología tuvo la desagradable experiencia de llegar a la casa de su hijo en la mañana, y encontrarlo en la cama, con la radio a todo volumen, y con un revólver en la mano y un tiro en la cabeza.

Nadie sabía con precisión la hora del deceso, pero sin embargo, dado que esta señora tenía la Carta Natal de su hijo, pudimos averiguarlo exactamente, así como los motivos que lo llevaron a esa decisión. El Tarot ayudó a comprenderlo también, lo que trajo mucho consuelo y comprensión a esta señora. Comprender un tema nos ayuda a aceptarlo de mejor grado.

Puesto que había sido un suicidio, el alma permanecía rondando por la casa y solía visitar a su madre, la que me relataba experiencias inexplicables en las cuales nos dábamos cuenta de que el muchacho quería tranquilizarla, dado que los hechos que sucedían no estaban exentos de cierto humor, como diciéndole a la madre que no se sintiera mal ya que él no estaba mal, que había sido mejor así.

En cierto momento, estando vivo, el muchacho le había dicho muy tranquilamente a su madre que él se iba a suicidar, pero ésta no lo tomó en serio por la forma tan suelta en que él se lo planteaba. Él le comentaba que ya era suficiente lo que había vivido, que no soportaba los desencantos que la vida le mostraba y que había decidido dejar esta encarnación. Y así lo hizo.

Regresando a las preguntas de esta otra persona del Face, cada una tiene su respuesta. Para comenzar, nadie puede morir antes de su fecha programada. Podrá pasar por las situaciones trágicas que sean, pero si no es su hora y su día, no dejará este plano, le guste o no. Otras veces, intervienen Ángeles que lo apartan del peligro porque no es ése su momento (¿Podría ser algo así como en este video -creíble o no- de cómo un Ángel salva de la muerte a un ciclista? https://youtu.be/gglSaxQ-Tw4 )
Esta persona se pregunta: “¿Qué es lo que retiene a las personas en este plano cuando ya están en estado muy tristemente decadente?…”. Están retenidas justamente de la misma forma en que uno no puede ir a un aeropuerto, sacar su pasaje, y subir de inmediato a su avión del mismo modo en que toma un taxi cuando se le da la gana. Debe esperar su momento, porque los aviones tienen su plan de vuelo y tienen un horario de partida y de llegada a fin de establecer comunicaciones y trasbordo a otros vuelos.

Muchas veces la persona permanece sin que comprendamos que mientras tanto, está esperando su turno y el alma está haciendo su aprendizaje y la recapitulación de su vida. Cada ser es como un engranaje en el gran reloj del Universo y no puede sino girar a su velocidad y a su debido tiempo; cada uno de nosotros tiene un Proyecto de Vida que es parte, a su vez, del Plan del Universo. No podemos adelantarnos ni atrasarnos. Todo sucede en sincronismo.

Siguiendo: “¿Será que no trabajan el desapego? ¿Será una especie de control?”. Trabajen o no el desapego, no poseen ninguna clase de control. El consciente del individuo no tiene autoridad sobre su Proyecto. Si intenta pegarse un tiro, pues si no es su hora, la bala no saldrá, o algo sucederá que lo impedirá. Uno puede que se pregunte: “¿Entonces cuál es su hora?”.

Bien, en la Carta Natal del sujeto se presentan varias oportunidades, a su tiempo, de dejar este plano. Fuera de esas marcas, y fuera de la forma que ha sido pre-establecida antes de nacer, la persona está a salvo de morir. Véase al respecto el artículo de este mismo blog, analizando el asesinato sobre la Carta Natal de John Kennedy: LOS ASESINOS SEÑALADOS https://www.elsenderodelser.com.ar/2015/11/08/los-asesinos-senalados/
Si no trabajas tu desapego, te lo llevarás para aprender en la próxima, y no esperes tener ninguna clase de control. Recuerdo que hace años, un conocido mío se fue a la ruta 22, esperó a que pasara un auto a toda velocidad y con la intención de matarse, se arrojó delante del vehículo. El auto le pasó por encima, revolcándolo y este muchacho salió por la parte trasera… con sólo un brazo quebrado. No era su momento. Explíquenmelo de otra forma.

Continuando: “¿Será no lograr soltar? ¿Será karma, deudas aún impagas?”. Ya está respondido en párrafos anteriores. El karma, si no lo lavas en esta encarnación, pues te lo llevas a la otra, pero multiplicado, porque es como si no hubieras hecho la tarea de ayer en la escuela: hoy deberás hacer la de ayer más la de hoy, y además, te llevarás una observación. Es un aprendizaje que tarde o temprano deberás aprobar, por las buenas, por las malas o por las muy malas.

Sigo: “¿Decisión de Dios?…”. Tal vez sería mejor no meter a Dios en esta historia. Quienes tienen fundamentos para no creer, o sí tienen fundamentos para creer, deberían primero cuestionarse “¿Quién es Dios? ¿Dónde está? ¿Que función cumple? ¿Existe realmente o es una expresión del ser humano, que necesita sentirse parte de algo para no estar solo?”.

Estos interrogantes me han ocupado desde que tenía ocho años cuando me obligaban a aprender el Catecismo, y que dejaban perplejos a la impotente catequista y al querido cura que me soportaba estoicamente. No comprendo cómo lo hacía… pobre hombre, ojalá pueda hoy descansar en paz, tantos años ya lejos de mí. La cuestión es que encontré finalmente por mí mismo la respuesta, muchos años después, y sucedió que no era nada similar a lo que yo esperaba. ¿Cual es? Busca la tuya; es un buen ejercicio.

Conclusión: la “hora de la muerte” es como la partida del avión, tiene su horario establecido. Y si llegas tarde, deberás esperar al próximo vuelo. Por eso, cuando alguien me pregunta, muy molesto: “¿Por qué no te mueres?” yo le respondo: “Lo lamento, deberás esperar a que llegue mi hora correcta; es sólo eso, no pienses que busco llevarte la contra”.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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