¿QUÉ PUEDE RESULTAR MÁS PROVECHOSO: SER VOLUNTARIOSO, TENAZ, O RESILIENTE?

Había una vez tres ranas juntas descansando cerca del agua, cuando se desató un incendio en las inmediaciones, y el fuego las rodeó rápidamente cortando su camino hacia el agua; las tres quedaron aisladas por un círculo de fuego que avanzaba hacia ellas, y en su desesperación, sólo una de ellas tomó la decisión de atravesar rápidamente las llamas, hacia saltar al agua.

La pregunta que te hago es: ¿Qué crees que pasó, qué final le darías al cuento? ¿Cuántas ranas SE SALVARON? ¿Una? ¿Dos? ¿Tres? Piensa un momento y decide cuál es la respuesta correcta, antes de seguir leyendo.

Si tu respuesta fue “dos”, está equivocada. Si tu respuesta fue “tres”, también está equivocada. Pero si tu respuesta fue “una”, también es una respuesta equivocada. Ninguna se salvó. Probablemente saltarás protestando que si fue una sola la que tomó la decisión, ésa se salvó y las otras dos murieron quemadas. Y estás equivocad@, ya te lo voy a explicar.

Sólo una de ellas “tomó la decisión”, pero tomar una decisión no es accionar. Las personas que fuman suelen tomar varias veces en su vida la decisión de dejar de fumar, pero son pocas las que se ponen en acción hasta dejar de hacerlo, si bien, todas saben bien a qué riesgo cierto se exponen. Yo suelo decir que los fumadores son los únicos que saben casi con certeza cómo y de qué van a morir, pero a la mayoría, no les importa lo suficiente como para dejar el cigarrillo antes de que el cigarrillo los deje a ellos.

Retornando a la pregunta, ninguna rana se salvó, aunque una de ellas tomó la decisión correcta. A pesar de ello, con tomar la decisión estamos en cero, porque no hemos hecho nada todavía, sólo hemos pensado en hacer. La DECISIÓN de por sí sola no constituye ningún evento que cambie la situación.

También van a decirte que LA VOLUNTAD es esencial para lograr el éxito. Lo que asimismo puede dar lugar a confusión, porque no todo es cuestión de voluntad. Eso de que la voluntad mueve montañas, es solamente figurativo, y aunque muy alentador, no es real, no lo vemos sino en el cine. Ah, entonces, alguien agregará: porque falta la TENACIDAD. La TENACIDAD se aplica a la firmeza y la constancia que pongas en tu empeño hacia lograr un fin determinado.

También leerás por allí, que la TENACIDAD es sinónimo de INTELIGENCIA, afirmación que yo considero que es mejor “tomarla con pinzas”. La TENACIDAD, en Ingeniería, es la energía de deformación total que puede absorber o acumular un material justo antes de alcanzar la rotura.

Fíjate que si tercamente llegas a tu punto de rotura, o un instante antes, la deformación será tan grande que probablemente no puedas recuperar tu estado original, y quedes severamente dañado (traumado), y eso más adelante puede impedirte encarar otros asuntos. Eso no es inteligente.
Inteligente sería aceptar la deformación sin llegar al límite, pero de forma de quedar en condiciones ciertas de recuperar con seguridad tu estado original, como cuando pisas una pelota de goma; al soltarla recuperará su redondez.

Eso se conoce técnicamente como RESILIENCIA. Si eres una persona “Resiliente”, eres una persona inteligente, o al menos, tienes sentido común, lo que tal vez sea más importante que ser inteligente. Porque sabrás llegar al punto de deformación límite reconociendo hasta donde, para poder luego regresar a tu estado original sin registrar trauma alguno.

El concepto de RESILIENCIA originalmente ha sido empleado por la Ingeniería, al referirse a un material que puede deformarse, acumulando cierta energía como un resorte, pero que luego, cuando retorne a su estado original, la devuelve. En otras palabras, algo así como que posee una MEMORIA que es capaz de reintegrar la energía que se ha puesto en ella: un globo, una pelota de futbol, una lámina elástica, un resorte, un péndulo.

Posteriormente, la Psicología ha recogido este término, pero agregándole una capacidad adicional de aprendizaje del individuo que ha estado bajo presión, la que le permitirá APRENDER para luego aprovechar esta experiencia (una Memoria Funcional) para estar en mejores condiciones de resolver la siguiente experiencia. Ése es un proceso inteligente, un manejo funcional de la información obtenida, un aprendizaje, una superación.

Entonces, no estaría mal que fueras una persona voluntariosa, pero con eso no basta. Deberías agregar cierta dosis de tenacidad en tus proyectos, pero sin olvidarte de ser lo suficientemente inteligente o al menos, sensato, como mantenerte en la zona elástica sin llegar a la deformación, para no llegar al punto límite, y poder recordar luego las características de la experiencia sin que ésta llegue a ser un trauma, incorporándola a tu caudal de vivencias.

Cuando colocas en la máquina de ensayos de rotura a una barra de material, hallarás pronto un punto límite de elasticidad, en el cual, el material puede retornar a su punto original cuando dejas de forzarlo. Si continúas, llegará una etapa de deformación en la cual el material permanecerá deformado y tenso, hasta un límite pero sin llegar a la rotura: éste es su punto máximo de resistencia, que es utilizado por ejemplo en el hierro pretensado para la construcción. Esto fortalece al hierro y del mismo modo, puede fortalecerte para sacar adelante un evento futuro.

Lo mismo hace tu mecánico cuando aprieta los tornillos de la tapa de cilindros de un motor; los enrosca y los somete a un giro con un torque máximo determinado que hace que trabajen a su máxima tensión, sin romperse mientras no se supere dicha tensión.
Pero en una próxima oportunidad, al volver a abrir y cerrar el motor, deberá utilizar tornillos nuevos porque los antiguos quedaron deformados. No queremos que eso nos suceda, si es posible, no queremos quedar deformados (traumados) ¿Verdad?

Pero si en la máquina de ensayo de materiales continúas más allá de este punto máximo de resistencia ya mencionado, alcanzarás la ROTURA definitiva del material; un instante antes de la rotura se obtendrá la máxima resistencia a la rotura. Pero debemos aprender a reconocer exactamente ese punto mágico. Y en un ensayo de materiales, disponemos de un instrumento que nos lo indica, pero en el caso de una persona… ¿Cómo saberlo?

Aquí llegamos entonces al concepto de RESILIENCIA; puedes poner tu VOLUNTAD en acometer un proyecto, deformarte provisoriamente con la TENACIDAD necesaria, pero siendo lo suficientemente RESILIENTE como para no deformarte definitivamente ni romperte (sino adaptarte) y adquirir la memoria útil de la experiencia sin dejar que ésta te traume.

Es el caso de los soldados que vuelven del frente de batalla; algunos llegarán tensionados, otros, deformados; otros, quebrados, luego de haber pasado por la crisis que representa una guerra. Puedes, si quieres, referirte a los tres artículos consecutivos en que trato las etapas de la Crisis, en este mismo Blog, que para tu mayor facilidad en encontrarlos, detallo sus enlaces a continuación:

1 – ¿CÓMO RESPONDER APROPIADAMENTE A LAS CRISIS? Parte 1 de 3: https://www.elsenderodelser.com.ar/2016/07/24/como-responder-apropiadamente-a-las-crisis-parte-1-de-3/
2 – ¿CÓMO RESPONDER A LAS CRISIS? Parte 2 de 3
http://www.elsenderodelser.com.ar/2016/07/27/como-responder-a…sis-parte-2-de-3/ ‎
3 – ¿CÓMO RESPONDER A LAS CRISIS? Parte 3 de 3
http://www.elsenderodelser.com.ar/2016/07/29/como-responder-a-las-crisis-parte-3-de-3/

Simplemente, copiando el enlace: “http://etc” y colocándolo en tu barra del buscador, tendrás acceso inmediato al artículo. Y allí vas a encontrar explicadas las etapas típicas que podemos reconocer en una crisis, como ser:

1 – se presenta la situación de caos (inicio de la crisis), aún no detectable a simple vista (luz de alerta apagada).
2 – detecto la situación pero la niego o no le doy importancia (luz blanca que se enciende).
3 – me enfurezco porque persiste y me obliga a salir de mi Zona de Confort, por lo que la busco en el exterior, para anularla (se enciende la luz de alerta amarilla).
4 – no la encuentro, por lo que intento negociar lo necesario para que cese (se enciende la luz de alerta naranja).
5 – me deprimo cuando todo esto no me da resultado y me voy hacia adentro (luz de alerta roja).
6 – luego de la introspección, acepto y me rindo (luz de alerta roja parpadeando).
7 – aprendo la lección y termina la crisis (se enciende la luz verde – crisis superada).

Con el tiempo, tras observar la recurrencia de este mecanismo, me he dado cuenta que el hecho de negar, enfurecerme, buscar afuera, intentar negociar, para luego entrar en depresión debido a la frustración, me lleva a perder mucho tiempo y energías, y pasar por mucho sufrimiento inútil.

Si en lugar de eso decidiera aceptar de entrada la situación y tomar al toro por las astas, sería más resolutivo; y si fuera capaz de reaccionar en consecuencia no bien detecto la crisis, estaría demorando y sufriendo menos, y aprendiendo más en cada situación, acumulando experiencia.

Si fuera capaz de hacer esto, me habré convertido en una persona RESILIENTE, con gran beneficio para mi vida. ¿Cómo es una persona resiliente? Lo detallaré, pero por razones de espacio, en el próximo artículo en este Blog: “¿Cómo es una persona Resiliente?”

Puedes compartir libremente este artículo o bien, el enlace a www.elsenderodelser.com a tus contactos, si quieres ayudarlos a obtener una visión funcional de la existencia; puede que lo estén necesitando y les aporte la visión de una luz al final del túnel.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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