TODOS PODEMOS AMAR; LO REALMENTE DIFÍCIL ES HACERLO EN EQUILIBRIO…

A todos nos gusta hablar sobre el amor, porque nos produce una sensación dulce que difícilmente podamos rechazar; pero… ¿Estamos yendo prolijamente en el camino hacia el Amor?

Astrológicamente, el Signo del Amor es LIBRA; esta energía está regida (configurada, dirigida o determinada) por dos planetas, Venus (el planeta del amor) y Saturno (el planeta del respeto), y su símbolo es la balanza de la Justicia, obviamente no la humana sino la superior, la Cósmica.

Todos podemos amar; lo realmente difícil es aprender a amar en equilibrio, porque el amor es esencialmente unión (Venus), en equilibrio (Saturno).

Como sabemos, la balanza de la justicia está representada por dos platillos (Venus y Saturno) y ambos deben estar en equilibrio. Normalmente nos dedicamos a amar, con toda nuestra mejor intención. Pero nos olvidamos del otro platillo que equilibra la ecuación: el respeto.

El respeto no será tratarse de Usted, Señor, Señora. El respeto es consideración, es decir, tomar conciencia de que la otra persona es, justamente, OTRA persona y no una parte de nosotros ni nosotros una parte de ella. Considerar justamente sus intereses, sus beneficios, sus derechos, sin invadirlos, sin postergarlos.

Consideración, implica respetar los límites de forma de no causarle ofensa, daño o perjuicio. No avasallarla queriendo imponer lo nuestro por encima de lo de la otra persona; darle su lugar sin que nosotros debamos resignar el nuestro. Igualdad, equilibrio, compensación.

Es muy difícil hoy en día observar que estas condiciones se mantengan en una pareja; desde la época en que el hombre ordenaba y la mujer obedecía (falta de equilibrio) hemos pasado a la situación en la cual, ambos se ponen de acuerdo (o no) en que cada uno tiene su vida y sus intereses, sin importar si se contraponen con los del otro.

El otro debe aprender a que no le importe si lo considero o no, no debe molestarse por si se me da la gana de pasar un buen rato con alguien que no sea mi pareja, y a su vez, le cedo todos los derechos de hacer lo mismo. Entonces, se desdibuja el amor, por falta de respeto y equilibrio. Y lógicamente, los niños crecerán en un hogar en el cual no terminan de entender bien los límites que necesitan aprender porque sus padres no se los muestran claramente.

Resulta muy difícil hoy en día ser padre y no pecar en más o en menos, pero también sospecho que debe ser muy difícil ser hijo menor de edad y no ser apropiadamente conducido por los caminos correctos que conducen a constituir una sociedad en la que reine el amor.

El amor nunca desaparecerá, estará presente de algún modo, pero si los límites naturales del respeto no se mantienen, ese amor no será sino una pálida imagen distorsionada de lo que debería ser. Y lo que más escasea hoy en día es el respeto, la consideración por la otra parte.

Lamentablemente, eso desequilibra la balanza y atenta contra el verdadero amor, pasando a ser una magnitud un tanto desconocida y desdibujada, lo que está llevando al ser humano a las situaciones indiferentes y hasta perversas en las que se está sumergiendo nuestra sociedad.

¿Qué es lo que está faltando? El equilibrio, la consideración, el respeto, la empatía, la compasión. No estamos siguiendo el sendero angosto que fue señalado por el Maestro hace más de 2.000 años, en la búsqueda de nuevas sensaciones y oportunidades que concientemente no sabemos adonde nos conducirán, pero seguramente que no serán hacia el Amor.

¿Estaremos buscando una forma renovada del concepto del amor? ¿O estaremos conspirando hacia destruir sus verdaderos parámetros? ¿Y hacia donde nos llevará esta inconsistente búsqueda que se autojustifica enarbolando la bandera indefinida de la libertad? Es algo preocupante el considerarlo…

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Bendiciones. Leo

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