¿SIRVE REALMENTE PERDONAR AL OTRO?

¿Qué pasa si te digo que no te puedo perdonar? Así es. No te puedo perdonar porque no tengo nada para perdonarte. Ni a vos ni a nadie. Por la sencilla razón de que he aprendido que no sirve perdonar al otro. Y ahora te explicaré porqué.

1 – Cuando una persona pide perdón o disculpas a otra… ¿Cómo lo hace? ¿Desde el mismo plano o desde un plano inferior? Cuando pide perdón al otro porque siente culpa… ¿le dice al otro: “Ven aquí a perdonarme, ya, no te resistas” o tal vez “es mejor que me perdones porque sino te las verás conmigo”? No. Si es sincero, se coloca en una posición de humildad, a un nivel inferior al otro, para pedir por su perdón.

Y yo no quiero que nadie se ponga en un nivel inferior a mí, no quiero a nadie de rodillas, yo quiero tratarlo como igual, porque nos guste o no en este plano, en la realidad somos hermanos, porque hemos nacido del mismo Padre. Quiero hablar con todos los demás de frente, cara a cara, ojos fijos en los otros ojos, con la verdad, de pie, no de rodillas.

La Luz nos quiere de pie; la Oscuridad, de rodillas. Y yo no quiero ser Oscuridad.

Entonces no quiero que me pidas perdón. Sí acepto, que tienes derecho a decirme que piensas que te equivocaste, que lo sientes, que no te diste cuenta (aunque sí te hayas dado cuenta) pero que ahora reconoces que lo que hiciste está incorrecto, que te acerques a mí y me lo digas en la cara, con sinceridad, y yo no podré hacer otra cosa que abrazarte, y darte todo el amor que no pude darte en el momento en que te equivocaste, o que creíste que te equivocaste. O que yo te induje a que “te equivocaras”.

Porque en realidad, no te equivocaste. Yo te llevé a que lo hiceras, yo necesitaba que lo hicieras. Con mi campo energético yo provoqué que reaccionaras, porque de otra manera hubieras tranquilamente seguido tu camino y no te habrías fijado en mí. Y yo no hubiera podido aprender porque no habría habido experiencia… ¿Con quién la habría tenido?

No me pidas perdón, me haces sentir terriblemente mal. Me angustias, porque te veo sufrir por tu error si es que ha sido un error, aunque yo no debería angustiarme, ya que debería aceptar que es parte de tu aprendizaje y tienes todo tu derecho a experimentar para crecer.

Y porque yo tengo parte de responsabilidad de nuestro encuentro, ya que de otra forma, no habríamos concertado en tener aunque fuera un momento en común. Pero estaría mucho más feliz si pudiera ver el amor en acción en tus actos, porque sabría entonces que has aprendido algo nuevo, y me alegraría por vos. Y también me estarías enseñando a amar.

Estaría muy feliz de que te acercaras a hablar conmigo del tema difícil, con amistad, con igualdad, tu mirada en la mía, y no con la mirada baja, sintiendo una culpa que no existe. No me pidas perdón, porque yo tampoco voy a pedírtelo, haya pasado lo que haya pasado, porque no cabe. Sólo haz el esfuerzo por entender y ayúdame a entender.

2 – Posiblemente no te acuerdas que hicimos un pacto, antes de nacer, que nos pusimos de acuerdo para que me ayudaras a experimentar mi Plan de Vida. Para poder aprender, yo debía pasar por esa situación y vos te ofreciste de corazón para ser quien ocupara el papel de la otra parte a fin de que yo pudiera crecer. ¿Cómo voy a perdonarte? ¿Perdonar qué? Al contrario, debo agradecerte, con todo mi corazón. Tal vez sería yo quien debería pedir perdón por olvidar ese pacto y en ese momento sentirme afectado por lo que has hecho, que no fue otra cosa que lo que pactamos y estuvimos de acuerdo en que debías hacer.

Yo estoy agradecido a que intervinieras en mi vida, a que te prestaras a ser actor secundario con el fin de que yo pudiera ser el actor principal en mi escenario, a que me ayudaras a expresarme, para experimentar, para comprender, para ser mejor. Agradecido, y no ofendido.

3 – Tal vez el error haya sido mío, por resentirme, por acusar un golpe que no fue un golpe, por haber generado en vos la necesidad de hacer lo que hayas hecho. Yo he sido quien te ha elegido, quien te ha llevado a hacerlo así, porque de otro modo, nunca nos habríamos encontrado, nunca nos habríamos cruzado, nunca habríamos tenido la oportunidad de conocernos.

Si existiera la culpa, entonces, apreciado camarada de la vida, la culpa en todo caso sería mía. Pero no hay culpa porque acordamos hacerlo así, en alegría, en plena hermandad, en pleno conocimiento, para que yo aprendiera algo nuevo (y tal vez tú también), para que todo el Inconsciente Colectivo aprendiera a través de nuestras experiencias, para que su Sistema binario pudiera almacenar nuestros datos y enriquecer sus estadísticas, verificar las Leyes y manifestar el Amor. Por amor.

Y si fue por amor, ¿cómo sentir culpa? ¿Cómo sentir rencor? ¿Cómo juzgarte y condenarte si tan sólo estabas cumpliendo con mi pedido de ayuda? ¿Cómo sentirme afectado si en realidad debería sentirme agradecido? ¿Cómo resentirme con vos cuando debería estar abrazado a vos con alegría porque hemos logrado finalmente participar juntos de este evento?

3 – Estás presente en mi Carta Natal, desde que yo nací, claramente allí se muestra que yo debía aprender esa lección y necesitaba a alguien que ocupara el otro lugar, porque aquí en la Dualidad, las cosas no pueden suceder si no somos dos partes, sino existe acción y reacción. Este plano Tierra, Malkut, fue creado por la Luz desde el plano Kether en un trayecto alternativo entre ambos pilares del Árbol de la Vida, Júpiter (creador, activador, expansivo, vector del crecimiento) y Saturno (consolidador, vector de la concreción, encargado de frenar y manifestar la solidez).

Estás allí, afortunadamente, por lo que debo aceptarte y por sobre todo, DARTE LA BIENVENIDA a mi vida, te llames como te llames… seas quien seas, seas como seas, si apareciste en mi vida debo aceptarte y con humildad agradecerte que hayas dedicado parte de tu vida a formar parte de la mía. No podías ser más apropiado, no podías cumplir mejor con tu papel, no había otro en mejores condiciones, por eso te elegí y por eso mereces mi agradecimiento y mi aplauso por tu actuación.

4 – Me falta decirte que NO QUIERO PERDONARTE, porque tal acción, de ser factible, sólo pertenece al TODO del cual formamos parte, al Amor, y no considero que yo esté a la altura de poder hacerlo, si es que existiera la culpa de haber hecho algo o no haberlo hecho. El TODO, ELLOS, me lo han dicho mis Guías Espirituales, no me culpan… ¿Por qué debería yo culparte? Y entonces… ¿Cómo ponerme en el lugar de acusarte para luego perdonarte, cuando sólo puedo agradecerte y abrazarte?

5 – Está en mí la capacidad de aprovechar tu intervención para dar ese paso que yo solo no podía dar. Soy yo el que tiene que sacar beneficio de la situación y crecer, mejorarme, darme cuenta de qué acción debo tomar para mi mejora, gracias a que pude comprender que utilizando mi inteligencia podía beneficiarme en lugar de sentirme perjudicado.

Y también debo darte las gracias por participar y hacer que yo entienda que amar en verdad, es dar la bienvenida aún al cuchillo que nos mata, como me respondiera mi Amiga, La Muerte, aquella vez que le pregunté “¿Que es amar?”. Sólo quiero agradecerte y rendirte homenaje, con los honores que te mereces.

Tal vez no podamos abrazarnos en este plano, pero sin duda que lo haremos del otro lado del Velo. No quiero perdonar a nadie, padre, madre, hermanos, hijos, ex-parejas, amigos y “enemigos”… sólo esforzarme en ser capaz de tomarlos tal como son y decirles por este medio: gracias, gracias, gracias.

Lo siento si alguna vez los culpé. No me daba cuenta, no fui capaz en ese momento de comprender. No pude haberlos elegido con mayor precisión para que participaran de mi vida. En realidad, son lo mejor que me pudo pasar para ayudarme a transitar en esta encarnación. Namasté, sean benditos. Están en mi corazón. Emilio / Profesor Leo.

 

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Realizado por Viviana Espín Ibarra. Diseño y Desarrollo Web.