Los números tienen carácter, son expresivos, tienen su personalidad y su motivo de existencia. Cada uno de ellos es distinto del otro y manifiesta un grupo de cualidades. ¿Defectos? No, los defectos aparecen de nuestra interpretación humana incompleta, desequilibrada. Los defectos solamente están en nuestra mente, en nuestro plano; más allá de esta Dimensión en la que nos manifestamos, no existen los defectos, los errores, las equivocaciones.

Las llamadas “equivocaciones” son solamente caminos que hemos elegido en nuestro afán de manifestarnos, y no son ni buenos ni malos, solamente una nueva experiencia que lleva a un desenlace, que sea el que sea, le sirve al Universo y a la Raza Humana como aprendizaje.

Los números tienen su propia energía, su propio campo de manifestación, y por lo tanto, su influencia sobre nuestra vida humana. Es más, cada uno de nosotros, tiene la energía de un número, y a ella responde invariablemente. ¿Es positiva o es negativa? Va a depender de nuestra interpretación, de nuestra expresión, de nuestra canalización, de cómo la encarnemos en nuestro vivir cotidiano.

Así, una persona que corresponda a un número ocho, por ejemplo, va a ser alguien dotado de una energía especial, con mucha potencia. Un número seis, en cambio, será más suave, más tranquilo. Un número 11 será más espiritual, más elevado, más interesado en aspectos superiores de la vida. Y así, cada “persona número” se manifestará en esta vida según la matemática de su nombre. Así serán sus experiencias, y así será su manifestación; así lo veremos los demás…

La Numerología, entonces, es la ciencia matemática que estudia las propiedades radiantes de cada número, y define los ciclos de crecimiento y de abatimiento de cada ser vivo, en cada momento de su vida. ¿Te interesa el tema? Me alegro que así sea, porque voy a seguir desarrollándolo en artículos siguientes. Te espero. Profesor Leo.