CUANDO EN TU VIDA SE REPITEN CIERTOS HECHOS

Existen las coincidencias, pero no las casualidades. Muchas veces notamos que ciertos hechos, o tal vez vivencias con personas, o bien situaciones de la vida, se repiten en forma coincidente.  Pero en esos casos, si la experiencia no es agradable sentimos como cierta sorpresa mezclada con algún grado de fastidio y hasta con enojo.

El enojo proviene del hecho de saber que ya hemos recorrido ese camino y la insistencia de la situación es lo que parece que nos retrasa como si volviéramos a encontrar la misma piedra en el camino, cuando creíamos que ya la habíamos superado.

En ese momento nos decimos: “¿Otra vez lo mismo?”. Sin embargo, dado que todo está en nuestra mente, sin duda que esa situación mantiene un lazo con nuestra persona, con  nuestra forma de pensar y de actuar, y en definitiva, nos está queriendo indicar algo que no entendemos, o peor aún, que no queremos entender.

En cierta ocasión en mi vida, casi aplastado y moribundo, me pregunté: “¿Cómo mi vida puede estar sometida a estos vientos? ¿Qué impera por sobre mi voluntad de sobrevivir? ¿Quién tiene semejante poder como para doblegarme de esta forma?”. Y la respuesta me llegó como un martillazo en la nuca: “Solamente vos mismo”.

Por supuesto que esta respuesta fue una afirmación tan sorpresiva y contundente, que me costó asimilarlo. ¿Cómo iba a ser yo mismo quien me sometiera brutalmente a estas pérdidas, a estos sufrimientos? No pude entender esa respuesta, pero era tan sólida, tan inmediata, tan definitiva que algo me indicaba que no debía dejar de buscar asimilar su significado.

Lo entendí, algunos años más tarde, cuando comprobé que mi vida había sido arrasada por una razón. Estaba estancado en una zona de confort sin comprender que mi camino aún era muy largo como para dejarme estar sin hacer los cambios y las mejoras que mi progreso material y espiritual requerían. Una contundente razón que paradójicamente me salvó la vida.

Muchas veces nos parece estar cabalgando una montaña rusa, con sus inevitables valles profundos en los que nos precipitamos a toda velocidad sin poder hacer nada más que taparnos los ojos. Esos valles son justamente, la oportunidad de un aprendizaje importante, y representan la encrucijada de caminos que debemos resolver para hacer el cambio y mantenernos con vida, porque mantenernos con vida representa un cambio constante.

Este artículo fue inspirado porque leí hace poco una cita de Eduardo Galeano, escritor uruguayo ya fallecido, en la que expresaba que la repetición de las experiencias “se deben a una penitencia” por no haber resuelto lo que en su momento debimos solucionar.

Lamentablemente, muchas personas que aún no tienen una formación sólida en el tema pero afortunadamente están en la búsqueda, pueden interpretar estas palabras de forma errónea y hacerse de un concepto equivocado que influya negativamente en sus vidas.

Se debe ser muy cuidadoso cuando se expresa algo que puede llegar a ser leído por otras personas y tomado sin discusión como cierto. Por ejemplo, la repetición de un hecho en nuestra vida ocurre por dos razones muy específicas. Una de ellas, haciendo referencia al concepto de Galeano, es que la vida no nos condena a penitencias, sino que por el contrario NOS OFRECE NUEVAS OPORTUNIDADES.

Esta diferencia se aprecia sólo cuando somos capaces de discernir entre los conceptos obsoletos y manipuladores de la religión que nos habla de “pecado” y “penitencia” como un castigo, como una maldición, y la verdadera intención de nuestra vida, siendo que en realidad se trata de una oferta para rehabilitarnos, de una bendición y representa una nueva oportunidad de resolver el viejo problema, para encaminarnos hacia el sendero más apropiado para nuestro futuro.

Ésa es una nueva oportunidad y no una penitencia, que deberíamos aprovechar volviendo funcional todo aquello que hemos considerado como nefasto, como un castigo, como una represalia. Deberíamos sentirnos felices de que se nos ofrezca una nueva fecha de examen en pos de lograr nuestra graduación.

La otra razón es de tipo astrológico. Cada ser humano tiene graficado en su Carta Natal las características de las vivencias que deberá recorrer durante su vida, en las distintas Áreas (Casas astrológicas), y por tanto es natural que dadas esas condiciones, las situaciones se repitan porque justamente el Plan de Vida de esa persona especifica que es ése el tipo de situación en la que el individuo deberá hacerse maestro en resolver.

Por ejemplo, en el caso más común, las personas notarán que sus parejas consecutivas habrán de tener características comunes entre ellas. O también puede suceder algo similar con sus trabajos o con sus hijos. Como dato numerológico, diremos que el séptimo hijo será muy similar al primero, lo mismo la séptima pareja si la hay.

Conociendo este hecho, es natural que si por ejemplo la tercera persona que hemos tomado para nuestro servicio doméstico nos ha resultado de características muy eficientes, deberemos ir rotando durante cortos tiempos con otras, hasta que se repita esta situación.

O si esta persona en tercer lugar nos ha dado dolores de cabeza, lo más seguro es que la séptima a contar de ésta como primera, volverá a ser de las mismas características, por lo que ya sabemos que deberemos tomar las precauciones adecuadas al caso.

Otras situaciones distintas a las graficadas en la Natal nunca se cruzarán en la vida de esa persona porque ya las ha resuelto adecuadamente en otras vidas o bien aún no está aún preparado para enfrentarlas, y tal vez se reservan para otro ciclo de aprendizaje (otra nueva vida).

Ese otro tipo de eventos no le sucederán porque no han sido incluidas dentro de su programa, tal como es seguro que un estudiante de la carrera de Abogacía nunca deberá resolver problemas de Termodinámica durante su estudio, porque no es compatible o no le resultará de utilidad en el desarrollo de su profesión.

En esencia, entonces, cuando una situación se nos repite es porque aún no hemos alcanzado el dominio necesario como para resolverla apropiadamente, y cada vez que la enfrentemos haremos uso de la experiencia obtenida (ya sea como fracasos o triunfos parciales) en las veces anteriores.

No cabe entonces considerarlo como una “penitencia”, ni sentirnos miserables ni amargados por tener que resolverla esta otra vez o aguzar nuestro ingenio para enfrentarla victoriosamente.

Por eso, en lugar de sentirnos irritados por una “nueva piedra igual en el camino”, deberíamos reservar  nuestras energías y convertirlas en entusiasmo hacia “recuperar el viejo examen perdido” o bien, “obtener ahora una mejor calificación” en dicho tema.

Lo importante del caso es que si hemos logrado “aprobar la materia”, esta situación problemática nunca se volverá a presentar como una dificultad a resolver, una vez que la aceptemos de buen grado y la resolvamos de forma apropiada, pasando a engrosar nuestros logros y nuestra experiencia de vida.

Ya sabes cómo aprovechar y resolver el caso en que se te presenten situaciones similares o en tu vida se repitan ciertos hechos.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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