PUEDES HACER LO QUE QUIERAS CON TU VIDA…

Es más, no solamente PUEDES hacer lo que quieras, sino que DEBES hacer lo que quieras, para contribuir a una sociedad más libre; los límites para esto están ubicados justo donde comienzan los derechos de los demás, pero con tu vida, dado que es tu vida, debes hacer lo que sientas que debes hacer.

Sin embargo hay algunos temas a considerar. Uno es por ejemplo, que te animes a hacerlo. Generalmente les echamos la culpa a los demás “que no nos dejan hacer lo que queremos”, y en este mundo occidental eso no es otra cosa que una excusa que te pones para no decidirte a hacer lo que realmente quieres hacer. La verdad, si éste es tu caso, es que deberías asumir que no te animas a hacerlo.

Otro tema que hay que tener en cuenta es que cuando decides hacer de tu vida lo que quieres, tanto todo el mérito como toda la responsabilidad, son tuyos, y de nadie más que tuyos. No te quejes, no abrumes a los demás cuando pierdes ni te vanaglories cuando ganas, no involucres a otros en lo que solamente es consecuencia de tus aciertos o tus errores.

Es grandioso poder decirse a sí mismo “Soy y tengo lo que fui capaz de hacer de mí y en ese trámite no le debo nada a nadie”, pero también deberás hacerte cargo de la tristeza que inevitablemente se hace presente al comprobar que alguien con esa mentalidad como la tuya “no termina de calzar” en la sociedad.

La sociedad se siente amenazada por aquellas personas que piensan y deciden por sí mismas, porque la sociedad justamente ha sido constituída para conducir a sus integrantes como ovejas al corral y por lo tanto, detesta a los libre pensadores, a quienes deciden por su cuenta y a quienes se arriesgan a contradecirla, aunque no lo hagan por contradecirla sino porque así lo sienten en su forma personal.

Muchas de esas ovejas sociales posiblemente reaccionarán en tu contra cuando vean que caminas en un sentido distinto, pero por miedo de sufrir ellas por alguna consecuencia del libre ejercicio de tu albedrío, o tal vez, por temor a quedar postergadas cuando tu triunfo se evidencie.

Esas ovejas tal vez hasta intentarán poner piedras en tu camino porque consideran que los riesgos a los que te sometes pueden conducirte a otro corral más pintoresco o a la libertad que ellas ya han resignado que nunca van a tener.

Pero, del mismo modo, dado que eliges ese camino, luego no podrás culpar a nadie pase lo que pase, ni tampoco podrás quejarte, ni transferir tus problemas o tus sufrimientos a otras personas… ¿Estás dispuest@ a asumir esa responsabilidad?

Has nacido con libre albedrío y tienes el derecho de hacer lo que quieras con tu vida, lo que no es fácil, pero debes admitir que, a su vez, no tienes derecho a que tus acciones comprometan o perturben a otras personas.

Hay que ser muy fuerte y estar interiormente muy preparado y sólido para ser tu propio lider; hay personas que por sus potenciales natales, están desde su nacimiento preparados para ser ellos mismos, pero otros no pueden hacerlo sino con un gran esfuerzo y a riesgo de grandes pérdidas.

El ser humano de por sí, es un animal social y por lo tanto, dependiente del grupo para su subsistencia. Conducirse solo por la vida no solamente es muy difícil sino que al no contar con el beneplácito del entorno, las probabilidades de triunfar se reducen drásticamente.

Por ejemplo, conozco bien las idiosincracias de las tribus nativas argentinas: ellos desean mantener a salvo sus tradiciones, sus tierras, sus costumbres y sus formas de vida, y tienen ese derecho. Les molesta la intervención del “huinca” en sus asuntos y en su desenvolvimiento, por lo que ellos pretenden ser independientes. Desconfían (y con cierta razón) del huinca y se les nota cierta incomodidad cuando tienen que tratar con él.

Pero sin embargo aprovechan de la escuela del huinca para educar a sus niños, del hospital del huinca para curar a sus enfermos, del dinero del huinca a quien le venden sus animales o sus manufacturas, de la ropa que el huinca fabrica, de la nafta del huinca para abastecer a sus vehículos marca “huinca”, y así.

Ellos pretenden ser independientes pero sólo en cuanto a sus derechos; no contribuyen a las obligaciones que impone a todos los huincas el sistema del huinca, aunque se sirven de lo que el huinca ha construído. Para sus derechos reclaman ser argentinos, pero para sus obligaciones, se consideran Mapuches. Eso no es ser independiente, eso se parece mucho al egoísmo de pretender participar sólo en las ganancias.

Del mismo modo, muchas veces escucho a adolescentes que les exigen a sus padres que les otorguen independencia, pero por supuesto, sus padres pagando el alquiler del departamento donde los jóvenes quieren hacer su vida y los padres solventando los gastos que originan sus hijos al ser “independientes”. Eso no es independencia, eso es manipulación. Eso es hipocresía y falta de respeto no sólo con sus padres sino con ellos mismos.

Distinto es cuando dejas la familia y te lanzas al mundo llevándote lo puesto y procuras tu propio trabajo, tu subsistencia, pagas por tu educación, haces frente al mantenimiento de tus gastos. Eso tiene todas las características de que quieres realmente ser independiente, y de que estás haciendo lo imposible por serlo.

Tal vez allí esté el secreto: no sólo en hacer lo posible, sino en buscar lograr lo imposible.

Igualmente, aunque logres independizarte en ese sentido, has de considerar que primero necesitas ser libre interiormente, porque si no lo eres, tarde o temprano, perderás la otra independencia. Esta parte es aún más difícil de conseguir; se trata de volverte independiente de los apegos familiares y psicológicos. Recordemos que quieres hacer lo que quieras con tu vida y no quieres depender sino que buscas ser dueñ@ de tí mism@.

Para ello, deberías esforzarte en madurar, tanto mental como psicológicamente, porque de otro modo tus logros personales se verán comprometidos y dependientes de los demás. No se trata sólo de hacerte de una profesión, un oficio o una ocupación que te permita independizarte económicamente; también debes independizarte emocionalmente, madurar, liberarte de los apegos.

Esto no significa que anules tus sentimientos, que rechaces a tu familia, a tus amigos, a tus cercanos; al contrario. Pero desapegarse te vuelve más libre y además les permites a ellos ser libres para que a su vez, ellos también puedan hacer su vida tal como tienen su derecho.

Si bien “Apego” se define comúnmente como “aprecio o inclinación especial por algo o alguien”, el sentido real es más profundo. Desapegarse no significa dejar de tener aprecio por algo o por alguien, sino que representa que no deberías considerar que haya compromiso de ese algo o a ese alguien de forma de depender de ello, que no te consideres con derechos sobre ese algo o sobre ese alguien.

Que no utilices a ese algo o a ese alguien como un valor agregado a tu persona de forma que esa relación te haga sentir más fuerte, porque estarías dependiendo de su conexión contigo.

De forma que si ese algo o ese alguien mañana no están presentes en tu vida, seas capaz de seguir caminando al mismo paso tal como lo venías haciendo antes de que sucediera eso.

“Necesito muy poco y lo poco que necesito, lo necesito poco” decía San Francisco de Asís. Ésa es una de las claves de la independencia, pero la otra es que seas capaz de proporcionarte por vos mism@ eso poco que necesitas. Ya sea materialmente o bien, emocionalmente. Tanto en bienes como en afectos.

No hay que equivocarse pensando en que necesariamente tienes que tener pocos bienes o pocos afectos; puedes luchar para conseguir muchos bienes así como brindarte para conseguir muchos afectos.

La independencia reside en que igualmente puedas continuar sin desmoronarte si en algún momento careces de esos bienes o de esos afectos. En eso exactamente consiste el desapego.

La vida es un constante mutar, y ya sabemos que nada es para siempre, por la simple razón que nosotros mismos no somos los mismos para siempre y vamos creciendo y modificándonos a medida que vamos viviendo y aprendiendo. Los viejos zapatos tienen que dar lugar a los nuevos y por eso se van desgastando o nos van quedando chicos a medida que caminamos y crecemos.

También las demás personas tienen sus propios rumbos y no necesariamente esos rumbos tienen que coincidir con los nuestros; es más, muy egoístas seríamos de pretender que sigan nuestro camino a la par siendo que ellos merecen tener la opción de elegir el suyo propio.

Muchos padres se sienten defraudados cuando sus hijos toman caminos diferentes, sin recordar que ellos  mismos, cuando fueron hijos, tomaron sus propios rumbos; conozco varios ejemplos de esto. No necesariamente el hijo del chacarero tiene que seguir con el trabajo de su padre el chacarero, salvo que el hijo mismo lo sienta así. Por ejemplo, eso nunca pude hacérselo entender a mis propios padres, aunque el hecho me sirvió para comprender a mis hijos.

Pero no es mi problema, en todo caso, habrá sido el problema de ellos aprender a aceptarlo o no. Que me despojaran de la herencia que me correspondía legalmente en castigo por haber buscado mi propio camino, no significa que eso me dañara, al contrario, me ha vuelto más seguro y más fuerte porque nací para ser mi propio sol y no para sobrevivir a la sombra de nadie.

Algo así precisamente es ser independiente, eso es desapegarse, eso es hacer de la vida de uno, lo que uno quiere, al precio que sea, y sin lamentarse sino por el contrario, estar orgulloso por haber decidido pagar el precio que hubiera que pagar.

Pero para eso hay que aprender un concepto que es fácil de comprender pero no tan fácil de ejecutar: a amarse y a respetarse a uno mismo, y a tener confianza en sus propios recursos y si éstos no resultan suficientes, a poner el corazón en hacerse capaz de conseguir lo que falta.

De ese modo, si te sirve considerar estos preceptos mencionados, o si no; si solo sientes que debes hacerlo, tal vez ya sea la hora de tomar el toro por las astas y decidirte a hacer lo que quieras con tu vida.

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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