¿VIVIMOS EN LIBERTAD CONDICIONAL? Parte 2 de 2

Continúo con el análisis de la Parte 1, respecto de los medios por los cuales se nos tiene absolutamente controlados. Esta vez, haciendo hincapié en las personas “implantadas” luego de haber sido abducidas y llevadas a una nave ET, entre otros temas mantenidos en secreto por las autoridades.

El control se efectúa con incomprensibles adelantos tecnológicos para nuestra civilización, con estos chips ET implantados en el cerebro de las personas, que no sólo pueden transmitir sino recibir órdenes que si no son cumplidas, liberan una hormona que “hace explotar” el cerebro del implantado, en una muerte misteriosa que luego será interpretada por los médicos forenses como un accidente cerebral.

Uno de los sensores que capta, registra y retransmite toda esta información es El Caballero Negro, un satélite ET robótico que orbita la Tierra desde hace miles de años, y el otro es, naturalmente, la Luna, centro de comando ET con millones de años de orbitación en los espacios exteriores del planeta, cuya masa equilibra la rotación del planeta como un giroscopio y así permite la vida tal como se la conoce.

A su vez, la Luna, por ser hueca, sirve de base contenedora de innumerables naves ET y sus civilizaciones, que por supuesto, también monitorean nuestro progreso como seres humanos. Por eso, los EEUU no van a la luna, porque fueron expulsados cuando querían detonar en su superficie una carga nuclear a fin de hacer el estudio de la “densidad” de la luna, de la misma forma en que se realiza prospección geológica con explosivos para buscar fallas en el terreno y el petróleo que contienen.

¿Cómo sabemos que la luna es hueca? Porque han hecho impactar sobre su superficie objetos pesados y se ha recibido una resonancia como respuesta que sólo podría darse en el caso de un globo hueco, secreto que la NASA guarda muy celosamente.

De esa manera, civilizaciones exteriores están todo el tiempo observando y registrando las actividades humanas, pensamientos, sensaciones, etc y a la vez pueden comandar a estas personas “chipeadas” a voluntad hacia alguna “misión secreta” que luego de efectuada no quedará registrada en la memoria del sujeto, y a la que sólo se podrá acceder mediante hipnosis regresiva, tal como se ha recuperado parte de la información.

Técnicamente estos “chips ET” suelen ser implantados en la zona del entrecejo a través de las fosas nasales, en cercanías de la glándula pineal y tienen la capacidad de integrarse a la carne del cuerpo en forma natural sin que haya ninguna clase de rechazo del organismo, que los acepta de buen grado incorporándolos al mismo.

Los implantes emiten frecuencias de altísima vibración (miles de Gigahertz) que han sido detectadas mediante equipos especiales receptores de radiofrecuencia aplicados sobre la zona en cuestión, mientras están todavía en el cuerpo de la persona, dado que se alimentan de su energía vital. De ese modo, los individuos son rastreados y vigilados, al igual que un oso o un león chipeado, a través de un satélite.

Una vez extraído el “chip” en un quirófano, la persona puede llegar a morir o no, pero en todos los casos, el chip queda inerte y deja de transmitir porque queda sin alimentación al no estar en contacto con el flujo de energía nerviosa de la persona.

Para ciertas otras civilizaciones ET que no pertenecen al planeta pero que sí lo monitorean desde el espacio exterior, desde siempre sus transmisores de información han sido de dos orígenes: animal y humano. Animal, desde el sistema biológico de los gatos, por eso parece como que ellos están siempre atentos y vigilando silenciosamente lo que hacemos. Y los dueños comentan… “qué curioso que ha resultado ser este gato”… sin siquiera sospechar que están siendo monitoreados.

Del mismo modo transmiten por naturaleza como entidades biológicas a ese fin; los felinos siempre fueron considerados como seres especiales desde las épocas del antiguo Egipto, y si observamos, veremos que sus características son muy distintas de los demás mamíferos.

Por otro lado, y esto es lo más curioso, hay ciertas personas que ofician de transmisoras, y se las puede identificar porque comentan inocentemente que cuando duermen NUNCA SUEÑAN. Estas personas están programadas para que durante el período nocturno del sueño y sin ellas saberlo, envíen paquetes de información sobre lo ocurrido y registrado durante el día. Son los conocidos como “Sensores”, distribuídos entre la población mundial.

Son personas con cierto aire extraño por naturaleza que uno nunca termina de conocer a fondo, que llevan una vida natural pero reservada, por supuesto civilizada, aparentemente normal, pero la forma de identificarlas es que NUNCA TIENEN SUEÑOS porque emplean su período de descanso funcionando como transmisores. En esencia, SIEMPRE estamos siendo monitoreados, de una forma o de otra.

La explosión tecnológica de los nuevos celulares y la obligatoriedad de tenerlos (los viejos dejarán de funcionar muy pronto) se debe por un lado a la explotación comercial (más de un 50% de mercadeo se está haciendo a través de los celulares, que han pasado a ser nuestra “cajita boba” personal), y por otro lado se busca la dependencia de ellos para que siempre nos acompañen.

Pero además encierran un oscuro secreto: sirven como monitor de nuestras actividades, desplazamientos, conversaciones, fotos, videos, de forma de ser lo que siempre está a nuestro lado y que sabe de nuestra vida aún más que nosotros mismos, porque nosotros olvidamos, el celular no.

Algo así como “El Gran Hermano nos observa”, novela “1984”, de George Orwell, año 1949 … y Farenheit 451 (1953, Ray Bradbury). Además, cuidamos de llevarlo con nosotros voluntariamente y muy felices de poseerlo; cuanto más moderno y tecnológico, mejor. Esclavos felices que llevan muy a gusto sus cadenas consigo, adonde quiera que vayan.

Y además, intentan poblar las ciudades con antenas escondidas dentro de tanques de plástico para disimularlas y que el ciudadano no proteste; antenas de 4GigaHtz que causan daños severos al cerebro y cáncer a las personas que viven en sus inmediaciones. De esa manera obtienen mayor cobertura, aunque conviertan a las ciudades en verdaderos micro-ondas que funcionan encendidos 24 hs durante los 365 días del año.

De una forma o de otra, se ha terminado definitivamente nuestra privacidad. Ya hay diseñadas computadoras que “oyen y ven, y retransmiten” vía Internet, lo que escribimos, lo que leemos en ellas, lo que pasa a nuestro alrededor, al igual que los nuevos televisores.

Ya sea por los “sensores” humanos (los que nunca sueñan), nuestras mascotas, nuestros celulares, o simplemente observados por satélites, todas las funciones de nuestra vida están monitoreadas, aún cuando nos vayamos a vivir al campo, en una cueva.

Esto es así, al día de hoy, irreversible e inevitable. Somos esclavos de una red y controlados en todo momento por la “Matrix” en la que vivimos, siendo estimulados o desanimados, según la necesidad de “nuestros amos”; y nuestra existencia estará limitada según la peligrosidad que representemos para sus intereses. Esto evidencia que se acerca un necesario cambio muy brusco en nuestra civilización.

Cabe resumir entonces, que sin saberlo, somos objeto de observación por tres sistemas: el ET habitante terreno subterráneo, el ET espacial, y nuestros propios gobiernos terrestres. Nuestras mascotas, nuestros semejantes, nuestros celulares, pueden volverse nuestros peores enemigos, y ni hablar si hemos sido abducidos e implantados, en la camilla de una nave. Vivimos en la mentira, y por eso la plena vigencia y clara contundencia que tiene la frase:

(Juan 8:32) “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres…”

El Sendero Del Ser. Bendiciones. Leo

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