¿COMO DEJAR DE SER JUGUETE DE NUESTRAS EMOCIONES? Parte 1

Lamentablemente el entorno en que vivimos intenta bajo todos los medios, desestabilizarnos. ¿Cual es el punto débil que ataca? Sobre las emociones. Es sabido que cuanto más inteligente y más hábil intelectualmente es una persona, más vulnerables son sus emociones. He tomado de la revista que menciona la imagen, Estética y Salud, los puntos más frecuentemente atacados por las emociones, para que sirva como guía y ayuda para el lector.

El cuerpo emocional de cada persona representa esa “puerta trasera mal cerrada” por donde el sistema busca (y lo consigue) penetrar nuestras defensas. Muchas veces he escuchado decir: “¿Cómo una persona tan inteligente puede caer presa de una secta?” (por ejemplo), o también: “¿Cómo puede ser que siendo inteligente no se dé cuenta de que lo/la están manipulando?”

Bueno, porque las emociones son altamente manipulables y en eso nada tiene que ver el análisis intelectual. Cuando la parte emocional entra en juego, bloquea a la parte intelectual y entonces, de nada le sirve a esa persona ser muy hábil intelectualmente; cae en la trampa, tan fácilmente como el menos hábil, o tal vez, más fácilmente.

Yo personalmente he sido manipulado a través de las emociones al ser captado hace muchos años por una secta platillista, y sin embargo, no me considero una persona ingenua o de bajo coeficiente intelectual. Allí entré como se dice vulgarmente “como caballo al corral” llevado por una muy estudiada estrategia de captación (que años después me dediqué a estudiar, para comprender el porqué de su efecto tan contundente) cuyo fin era, no como se proclamaba: “El contacto con seres de otros planetas y otras dimensiones que traían mensajes para el despertar de la humanidad” sino con otra intención mucho más materialista y terrenal.

Por supuesto, que una causa tan altruísta me atrajo, además de mi interés en el estudio de la UFOlogía, que venía practicando desde mi primer avistaje a los 14 años, con un OVNI cambiando de colores y oscilando sobre mi cabeza, y que había sido reforzado por varios avistajes posteriores y encuentros medianamente cercanos que me convencieron de la realidad OVNI, teniendo en mi poder información clave y fotos obtenidas por mi propia cámara en diversas situaciones.

La necesidad de difusión de este tema inquietante dio lugar a que escribiera el libro donde se detalla no solamente el problema sino la solución, la herramienta poderosa que tenemos los seres humanos para contrarrestarlo eficazmente: “La invasión ya ha culminado” de futura publicación.

Continuando con el relato, la emoción me embargó en ese entonces al escuchar mensajes, que a través de incorporaciones en mediums, resultaban impresionantes y verdaderos conocimientos sabios e iluminadores. Por lo tanto, en mi devoción hacia lo superior, mi mentalidad estaba anulada y postergada por mis emociones. Buscaba por todos los medios difundir estos conocimientos y atraer hacia ellos a las personas cercanas, plenamente convencido de que “allí estaba la verdad”.

Todo me cerraba, la coherencia de ese conocimiento superior, la elevación de sus consejos y recomendaciones, las coincidencias con lo que yo ya sabía por otros caminos, las experiencias personales que había tenido, lo que había aprendido con las enseñanzas Rosacruces, todo era maravilloso y yo me encontraba feliz, emocionado y “en las nubes”, listo para contactarme con supuestos Seres Superiores, enviados por mi Padre, el mismo Padre de Jesús.

“La verdad” terminó siendo un asqueroso comercio esclavista que nos obligaba so pena de expulsarnos del grupo (lo que implicaba quedar fuera de los supuestos inminentes rescates interplanetarios), a vender productos manufacturados cuyo rédito era un pequeño porcentaje para los miembros y el gran porcentaje para quienes regenteaban el movimiento platillista. A lo que por supuesto, me rebelé y no pude evitar cuestionar, como es mi costumbre (¿Mala o buena?); el castigo, afortunadamente: la expulsión. Algunos de mis ex-compañeros todavía están, a casi 25 años de ese ayer, esperando la nave que los vendrá a rescatar.

Esto lo menciono a fines de mostrar que cuando me refiero a que “la vaca es overa” es porque le he visto el pelo, dicho campero de nuestras pampas argentinas, o sea, sé de lo que hablo porque lo viví en carne propia. ¿Qué falló? ¿Qué parte de mí no estaba funcionando correctamente? ¿Estaba poseído u obnubilado por algún poder externo?

No. Para nada. No había nada malo en mí. Nadie me llevaba de la punta de la nariz. Solamente eran mis emociones las que me gobernaban. La emoción de pertenecer a un grupo “elegido” (elegido para sacarle el jugo), la emoción de ayudar a “salvar a otros” siendo que nadie puede ser salvado cuando él no está dispuesto por sí mismo, la emoción de estar en contacto con lo Superior, la ingenua emoción de creer que estaba a un paso de ascender y entrar en contacto con Seres Superiores.

En fin, no me pasaba otra cosa que la que nos pasa todos los días, en otros aspectos, pero en realidad, estaba dejando que las emociones gobernaran mi vida. Estaba “comprando” lo que le vendían a mis emociones. Hoy, a muchos años de esto, y dedicado paralelamente a otros estudios, vengo a descubrir que en el marketing, debemos apelar a las emociones del cliente para “saltar” su cerebro anterior y sus barreras lógicas, para alcanzar el posterior reptiliano donde sus emociones son las que lo controlan. Y las que compran.

Es decir, “controla la emoción de las personas y controlarás el mundo”, o bien, más rudimentariamente, “llega a pulsar correctamente las emociones de tu cliente, y vendrá a pedirte que le vendas lo que ofrezcas”. Ciertamente manipulador, hasta con un leve sabor a dominación marginal que raya en los límites de la ética, pero ampliamente utilizada y consumida por todos los que somos bombardeados por la publicidad y los medios de comunicación.

Ahora, yendo al núcleo de la cuestión: tus emociones, nuestra emociones, tienen semejante poder sobre nosotros que hasta llegan a determinar nuestros resultados en la vida, e incluso hasta pueden enfermarnos si no las aprendemos a reconocer y mantener a raya. El problema no está en nuestras emociones, las emociones humanas son algo que maravilla a ciertas civilizaciones extraterrestres que no logran comprender de qué se tratan, porque justamente, ellos no  las tienen. No las sienten, no las conocen.

Abducen personas, las investigan, las analizan en los laboratorios de sus naves, les realizan implantes para monitorearlos (tal como hacemos nosotros con los animales para conocer sus comportamientos y costumbres), los clonan, manipulan sus ADNs, pero todavía NO ENTIENDEN de qué se tratan las emociones humanas. Son seres con millones de años de evolución sobre nosotros pero aún somos un misterio para ellos, porque con toda su tecnología alucinante, aún son incapaces de “fabricar” un humano.

Esto los desconcierta y es el motivo de que sus naves surquen nuestros cielos desde que hemos pisado la tierra, y sus bases subterráneas hiervan con todos los experimentos a los que se dedican incansablemente, hasta ahora sin resultado. Logran duplicar nuestra fisiología, se integran híbridándose con humanos, hasta conviven con nosotros, pero no logran duplicar nuestras emociones a voluntad, porque están limitados y sometidos a Poderes superiores a ellos, afortunadamente.

En resumen entonces: debemos, como ellos, buscar por todos los medios interiorizarnos de la forma de dirigir nuestras emociones en lugar de que nuestras emociones nos dirijan a nosotros.  Deberíamos reflexionar y analizarnos, sanar todas nuestras emociones buscando vibrar alto, utilizar todos los métodos alternativos que hoy en día nos permiten aprender a ser dueños de nosotros mismos.

La práctica del yoga, la meditación, las constelaciones familiares, las sanaciones cósmicas, las regresiones a vidas pasadas, el estudio de la inteligencia emocional, las terapias alternativas, la comprensión de nuestro carácter, personalidad y sensibilidad, el reconocimiento cabal de nuestros potenciales mediante los estudios astrológicos, numerológicos, cabalísticos; el conocimiento personal y el reconocimiento de nuestros arquetipos de conducta, nuestras actitudes funcionales y disfuncionales mediante el Tarot, la sanación de las deformaciones de esas emociones mediante otra multitud de métodos alternativos que hoy disponemos.

En otros posts, para que éste no se haga muy largo, me dedicaré a tratar más detenidamente estos temas, y tal vez para ese momento yo haya logrado editar mi libro “Mi mejor aliado: MI MIEDO” que ya está escrito y en trámites de inscripción, donde describo el proceso completo. El miedo, una de las emociones más disfuncionales que nos afecta y que sin embargo, comprendiéndolo, podemos transformar en funcional obteniendo resultados muy positivos que nos hemos negado a nosotros mismos.

Por ejemplo, no se trata de evitar sentir miedo (lo que es una tarea muy difícil; o muy fácil, depende de cómo se lo trate), se trata en cambio de encontrar la manera de que sea una de nuestras más poderosas herramientas funcionales, es decir, a nuestro servicio. Yendo al caso, debo confesar que he sido un adolescente terriblemente miedoso, a nivel patológico, pero eso mismo me llevó a estudiar y descubrir el enorme potencial del que disponemos cuando logramos hacer que nuestro miedo, o nuestras emociones en general, trabajen para nosotros y no como es lo común, en nuestra contra.

Continuaré analizando este tema tan apasionante en posteos siguientes, para descubrir el trasfondo de nuestras emociones. ¿Donde está el secreto? Fue escrito hace siglos en el portal del templo de Apolo, en Grecia, y decía escuetamente: “Conócete a tí mismo”

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“Camina, sigue caminando… sonríe, sigue sonriendo…”. Bendiciones e Iluminación. Leo.

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